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El grito desesperado hacia Trump de una madre que perdió a su hija
00:48 - Fuente: CNN

Nota del editor: Cameron Kasky es un estudiante de 17 años de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas. Él y su hermano Holden sobrevivieron al tiroteo del miércoles en su escuela en Parkland, Florida. Los puntos de vista expresados en este comentario pertenecen solo a él.

(CNN) – Creí que iba a ser un día maravilloso. Mi escuela secuandaria, Marjory Stoneman Douglas, estaba llena de estudiantes alegres, muchos de ellos estaban celebrando el Día de San Valentín con otros. Incluso aquellos que no tenían a alguien para celebrar, parecía que iban a encontrar algún razón para sonreír.

Pero entonces, por supuesto, todo cambió. Hacia el final del día, fui a recoger a mi hermanito Holden a la clase de necesidades especiales. Cuando salimos de la escuela, la alarma contra incendios empezó a sonar. Y mientras íbamos hacia el estacionamiento, según el procedimiento del simulacro de incendios, nos dijeron que volviéramos a entrar corriendo.

Cameron Kasky, sobreviviente del tiroteo en Parkland, Florida.

Fue muy confuso, especialmente porque yo estaba rodeado de estudiantes con necesidades especiales. Pero la verdad es que nadie realmente sabía lo que estaba ocurriendo. Nos acurrucamos en el salón, escuchando sonidos aterradores que no podíamos identificar, y estuvimos una hora plagados con una ansiedad incontrolable… esperando respuestas. Esperando a alguien que o nos disparara o viniera a decirnos que todo iba a estar bien.

Finalmente, el equipo SWAT llegó e hizo un excelente trabajo haciéndose cargo de los estudiantes con discapacidad. Después fuimos escoltados hacia nuestro lugar de evacuación y, horas después de la confusión y el terror, mi hermano y yo llegamos a casa.

Aunque logramos llegar a casa, 17 personas no lo hicieron. Esas 17 personas fueron asesinadas en los terrenos de la escuela que siempre se sintió como el lugar más seguro en el que se puede estar dentro de una ciudad que ha sido llamada la más segura de Florida.

No podemos ignorar los problemas del control de armas que plantea esta tragedia. Y por eso estoy pidiendo —no, exigiendo— que se tomen medidas ahora.

¿Por qué? Porque al final del día, los estudiantes de mi escuela sintieron una experiencia compartida: nuestros políticos nos abandonaron al fallar al mantener las armas fuera de nuestras escuelas.

Pero esta vez mis compañeros de clase y yo vamos pedirles cuentas. Esta vez vamos a presionarles para que hagan algo. Esta vez vamos a obligarlos a gastar más energía en proteger vidas humanas que fetos no nacidos.

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Uno de los argumentos más frustrantes que he escuchado es que no fue el Partido Republicano ni la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) los que mataron a toda esa gente, sino que fue el propio atacante. Entiendo su punto. No creo que esto haya sido un ataque de los republicanos ni de los aliados de la NRA.

Sin embargo, el atacante no es el único responsable de esta tragedia. Aunque él pudo haber tenido muchos problemas, también vivía en una sociedad en la que el senador Marco Rubio rehúsa asumir la responsabilidad del rol que la cultura de las armas pudo haber jugado en esta tragedia.

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Y no hay que negar que la NRA continúa donando millones de dólares a los políticos de cada nivel del gobierno. Luego esos políticos —usualmente conservadores de los “valores de la familia”— irritan a sus bases haciéndoles creer que los “liberales” van a quitarles sus armas.

Sin haber aprendido nada mejor, algunas de esas personas acumulan armas antes de una prohibición de armas que nunca va a llegar, y los fabricantes de armas y la NRA ganan millones.

Pero la verdad es que los culpables son los políticos de ambos lados del espectro. Los republicanos, en general, reciben grandes donaciones de la NRA y por lo tanto están en deuda con su cruel agenda. Y los demócratas carecen de la organización y los votos para hacer algo al respecto.

Soy solo un estudiante de secundaria, y no pretendo tener todas las respuestas. Sin embargo, incluso en mi posición, puedo ver que hay una necesidad desesperada de cambio, cambio que empieza por gente apareciendo en las urnas y votando por todos esos individuos que están en los bolsillos traseros de los lobbistas de armas que no están en funciones.

Por favor, hágalo por mí. Háganlo por mis compañeros de clase. No podemos votar, pero ustedes pueden, así que valga la pena.