(CNN) – Ella es una consejera de política que les lleva a los surcoreanos nuevos detalles confidenciales sobre sanciones.
También es miembro de una familia leal que no recibirá preguntas sobre las supuestas infidelidades de su padre. Y es una figura insigne de Estados Unidos portadora de buena voluntad en un evento deportivo internacional.
Pero dentro de la Casa Blanca, el estatus único de Ivanka Trump —junto al de su esposo, Jared Kushner— está causando tensión. Algunos de sus colegas están irritados por la posición favorable de la pareja, y el jefe, el secretario general de la Casa Blanca, John Kelly, ha trabajado por instalar una jerarquía tipo militar en el ala oeste de la Casa Blanca.
La visita de Ivanka Trump a Corea del Sur esta semana —su viaje en solitario de más alto perfil hasta el momento— subrayó el conflicto inevitable con el que ella hace malabares. Desde que ocupó temporalmente el asiento de su padre en la cumbre del G20 el año pasado en Alemania —generando críticas extremas— no había asumido una tarea tan de alto perfil.
La decisión de enviarla a Corea del Sur no cayó bien entre algunos funcionarios de importancia del ala oeste, le dijeron a CNN dos personas familiares con la situación. La amenaza nuclear de Corea del Norte y las ya sofocantes tensiones en la Península de Corea hacían que cualquier delegación de Estados Unidos fuera más que ceremonial.
Inicialmente Kelly no estaba entusiasmado con el viaje de Ivanka a Corea del Sur, según dijo una persona cercana al presidente Trump, sobre todo porque la visita a la Península de Corea era mucho más que a una típica ceremonia de cierre de Juegos Olímpicos.
‘Lo que está en juego es mucho más grande y más complejo’
“Esto no es como ir a Italia. Lo que está en juego es mucho más grande y más complejo”, dijo una persona cercana al presidente hablando en condición de anonimato al discutir un tema sensible de la familia Trump.
Las preocupaciones de Kelly y de otras personas sobre Ivanka—que tiene poca experiencia en gobierno o diplomacia, y no ha jugado un rol en las discusiones con Corea del Norte— fueron expresadas en privado, según personas familiarizadas con el asunto. A Kelly le aconsejaron que sería una batalla perdida oponerse a que Ivanka fuera la líder de la delegación.
Altos funcionarios de la Casa Blanca disputaron la noción de cualquier tensión relacionada con el viaje de la Casa Blanca, diciendo que se había estado trabajando en ello desde hace semanas.
Agregaron que Ivanka Trump no estaba en negociaciones con los surcoreanos, sino más bien estableciendo la política de la administración de su padre.
La frustración de Kelly
Entre tanto, la frustración de Kelly con Ivanka Trump ha crecido cada vez más desde que entró al ala oeste en julio pasado, según dicen personas cercanas con la situación. Usualmente Kelly siente que ella trata de actuar de ambas maneras, como consejera de alto perfil del presidente cuando le conviene, y luego como su hija, cuando no le conviene.
Kelly ha comentado en privado que Ivanka solo está “jugando al gobierno”, dijo una fuente, y en gran medida ha dejado de lado su agenda.
Otra fuente cercana al presidente, dice que la influencia de Ivanka en su toma de decisiones es exagerada. Él generalmente no le presta atención a sus consejos cuando se trata de debates políticos serios, como por ejemplo la decisión de retirar a Estados Unidos del acuerdo climático de París. Pero ella es vista en el ala oeste como una de las pocas personas que pueden tranquilizar al presidente cuando está indignado o enfurecido.
Algunos funcionarios han usado la influencia de Ivanka como hija y consejera a su favor. Ella fue enviada el año pasado —usualmente a áreas suburbanas— para vender el plan de reforma tributaria de su padre. Trump elogió el trabajo de su hija durante una conferencia de prensa recientemente.
El episodio de los olímpicos generó preguntas sobre si ella estaba viajando a Pyeongchang como una consejera senior o como la hija del presidente, una distinción que muchos funcionarios del gobierno y personas cercanas a la Casa Blanca dicen que se ha vuelvo borrosa en el inicio del segundo año de la administración Trump.