(CNN) — Nadie sabe bien qué pensar.
Después de una gran y televisada reunión este miércoles en la Casa Blanca, los demócratas se marcharon atónitos y con un tibio optimismo de que algo sustancial podría ocurrir en el debate de las armas. Mientras, los republicanos parecían desconcertados.
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Después de todo, el presidente de EE.UU. Donald Trump había desafiado la tradicional ortodoxia republicana en un tema tan esencial para su marca como son las armas de fuego.
Y, a diferencia de otras reuniones anteriores en las que Trump había abrazado el bipartidismo sin especificar, el miércoles sí que fue específico. Ante la cámara, él presionó para elevar la edad mínima para comprar un arma de fuego de 18 a 21 años –lo dijo incluso después de un almuerzo el fin de semana con funcionarios de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), quienes públicamente se han opuesto a dicho cambio–.
Trump pidió ampliar las verificaciones de antecedentes y le dijo al líder de la Cámara Steve Scalise que un proyecto de ley oculto nunca se aprobaría junto con la legislación para incentivar a los estados a ingresar información en la base de datos de verificación de antecedentes.
“No sé si podría haber sido más claro y todo el país puede verlo”, dijo el senador demócrata por Minnesota, Amy Klobuchar.
Los demócratas argumentaron que Trump tenía el poder que el presidente Barack Obama (demócrata) nunca tuvo: la confianza de la base republicana para que no infringiera la Segunda Enmienda.
“Con el presidente Trump nadie confía en que vaya a quitar las armas”, dijo el senador de Virginia Occidental Joe Manchin.
Pero el impacto de la reunión en la Casa Blanca, que sorprendió a algunos dentro de su propio partido y desconcertó a los asesores, es aún incierto.
“No sé, amigo”, dijo un asesor del Senado demócrata. “Veremos que pasa, imagino”.
El impacto de la reunión de Trump
Ya en la mañana del miércoles, las negociaciones sobre la legislación de armas que llevar al Senado se habían roto y no había un camino claro sobre ningún proyecto de ley, independientemente del alcance.
Pero la reunión en la Casa Blanca y el impulso obvio de Trump a hacer algo plantearon preguntas de asesores y legisladores sobre si la dinámica había cambiado o si Trump simplemente se apartaría de sus posiciones y su entusiasmo en los siguientes días, como muchas veces ha ocurrido.
Los republicanos regresaron al Capitolio un poco inquietos por lo que habían oído. Durante días, legisladores del partido republicano tenían un mensaje único y conciso: si el Congreso fuera a hacer algo, sería reforzar la seguridad escolar y mejorar el sistema de verificación de antecedentes. No había apetito de hacer más.
Pero Trump quería algo “integral”. En la reunión Trump pidió que la Manchin-Toomey, una legislación que había ampliado las verificaciones de antecedentes en internet y mostraba las ventas de armas, fuera la base para el nuevo proyecto de ley. Como los legisladores intercambiaban ideas sobre la mesa, Trump les animó a que se sumaran al proyecto de ley sobre los antecedentes.
El senador Marco Rubio, un republicano de la Florida, se mostró escéptico de que este “amplio” cambio pudiera funcionar.
“Creo que sería ideal si pudieras hacerlo todo de una vez”, dijo Rubio. “Simplemente no creo que sea probable que se apruebe, conociendo este lugar”.
El senador John Cornyn, que estaba sentado al lado de Trump durante la reunión, la describió como “fascinante” y “surrealista”. Para él, organizar múltiples proyectos de ley en uno sería “más fácil que hacerlo”.
Muchos otros republicanos hablaban de que las palabras de Trump nunca se materializarían. “He visto esta película antes”, comentó el senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham.
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Fuerte respuesta republicana
Los republicanos reprocharon muchos de los comentarios de Trump.
El senador republicano por Alaska, Dan Sulivan, aseguró que muchos republicanos tenían dudas sobre aumentar la edad para comprar armas: “Probablemente no soy el único senador de Estados Unidos que no apoya esto”, dijo.
A otros les preocupó que Trump dijera en la reunión que quería que a las personas identificadas como potencialmente peligrosas les quitaran sus armas antes de ir a los tribunales.
“Hay líderes fuertes que no están de acuerdo automáticamente con esto último que nos dijo. Tenemos la Segunda Enmienda y el debido proceso legal por una razón”, dijo en un comunicado Ben Sasse, senador republicano de Nebraska. “No vamos a abandonar ninguna protección constitucional simplemente porque a la última persona con la que habló el presidente hoy no le gusten”.
Phil Mattingly, Sunley Serfaty y Kristin Wilson, de CNN, contribuyeron a este reporte.