(CNN Español) – La cirugía salió bien. Los doctores que la atendían se fueron. Cuatro horas después, Paulina Tam comenzó a jadear por falta de aire.
Una hemorragia interna le estaba bloqueando la tráquea: era de las posibles complicaciones tras la cirugía de columna vertebral a la que había sido sometida.
Pero un informe de Medicare en el que se evalúa la situación indica que ninguno de los que estaban de guardia esa noche en el centro de cirugía del norte de California sabía qué hacer.
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En medio de la desesperación, una enfermera hizo algo impensable en un centro de salud.
Llamó al 911.
Según el informe, una ambulancia llevó a Tam a la sala de emergencias; pero la mujer, de 58 años y madre de tres hijos, llegó sin vida.
Si a Tam la hubieran operado en un hospital, un procedimiento relativamente simple podría haberle salvado la vida.
Pero al igual que cientos de miles de pacientes cada año, Tam acudió a uno de los más de 5.600 centros de cirugía que hay en el país.
Estos centros comenzaron a funcionar hace casi 50 años como alternativas de bajo costo para cirugías menores. Ahora superan en número a los hospitales, ya que los reguladores federales han aprobado una gama cada vez mayor de procedimientos ambulatorios en un esfuerzo por reducir los costos federales de la atención médica.
Miles de veces al año, estos centros llaman al 911 cuando los pacientes experimentan complicaciones que pueden ser desde menores hasta fatales. Pero se desconoce el número de personas que muere como consecuencia de estas complicaciones porque no existe un reporte oficial a nivel nacional. Una investigación realizada por Kaiser Health News y USA TODAY Network descubrió que, desde 2013, más de 260 pacientes murieron en el país después de ser sometidos a una cirugía ambulatoria. Decenas de personas, incluyendo niños de tan solo 2 años, fallecieron luego de operaciones de rutina, como colonoscopías y extracción de amígdalas.
Los periodistas examinaron informes de autopsias, presentaciones legales y más de 12.000 documentos de inspecciones estatales y de Medicare, y entrevistaron a docenas de médicos, expertos en políticas de salud y pacientes, en toda la industria, para llevar a cabo la investigación más exhaustiva que se ha hecho de estos archivos hasta la fecha.
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Esto es lo que la investigación reveló:
· Los centros de cirugía han ido ampliando sistemáticamente sus servicios ofreciendo cirugías cada vez más riesgosas. Al menos 14 pacientes murieron después de complejas cirugías de columna como las que los reguladores federales de Medicare aprobaron recientemente para estos centros. Pero si es cierto que el riesgo de efectuar tales cirugías fuera de un hospital puede ser enorme, también lo es la recompensa. Los médicos que son dueños de una parte del centro pueden ganar sus propios honorarios y una porción del costo, una suma significativa para operaciones que pueden alcanzar los 100.000 dólares o más.
Para proteger a los pacientes, Medicare requiere que estos centros de cirugías establezcan un acuerdo con un hospital local adonde llevar a los pacientes cuando surjan emergencias. Pero en las zonas rurales, los centros pueden estar a 24 kilómetros o más de un hospital. Incluso cuando el hospital está cerca, pueden pasar de 20 a 30 minutos entre la llamada al 911 y el arribo a una sala de emergencias.
Se acusa a algunos centros de pasar por alto problemas de salud de alto riesgo para tratar a pacientes que, según los expertos, deberían ser operados solo en hospitales. Al menos 25 personas con afecciones médicas subyacentes murieron minutos o días después de salir de uno de estos centros. Los casos incluyen a una mujer de Ohio con la presión arterial fuera de control, un hombre de West Virginia de 49 años que estaba en lista de espera para un trasplante de corazón, y varios niños con apnea del sueño.
· Algunos centros quirúrgicos arriesgan la vida de los pacientes escatimando en capacitación o equipos que salvan vidas. Otros envían a los pacientes a casa antes que se recuperen por completo. En camino a sus hogares, familiares en Arkansas, Oklahoma y Georgia descubrieron que sus seres queridos no estaban dormidos, sino al borde de la muerte. Los centros de cirugía han sido criticados en casos en los que el personal no tenía las herramientas médicas para abrir la vía aérea de un paciente o carecían del conocimiento necesario para salvarlo de una hemorragia letal.
La mayoría de las operaciones realizadas en centros quirúrgicos se efectúan sin problemas. Está claro que la cirugía conlleva riesgos, sin importar en dónde se haga. Algunos centros cuentan con equipos de última generación y personal altamente capacitado que está bien preparado para manejar emergencias.
Pero Kaiser Health News (KHN) y USA TODAY Network encontraron más de una docena de casos en los cuales la ausencia de personal capacitado o la falta de equipo de emergencia adecuado parece haber puesto a los pacientes en peligro.
Y en casos similares a los de Tam, a los pacientes de cirugía de la columna vertebral superior se les ha enviado a casa demasiado pronto, con el riesgo de asfixia inminente.
En 2008, un padre de tres hijos de Oregon, de 35 años, comenzó a asfixiarse, golpeando el techo del automóvil con frustración mientras su esposa lo llevaba a un hospital. En 2011, un hombre de Dallas se desplomó en brazos de su padre mientras esperaban una ambulancia. Otro hombre de Oregon sintió que se quedaba sin aire en la sala de estar de su hogar la noche después de su cirugía de columna vertebral, en 2014. Un hombre de San Diego comenzó a jadear “como un pez”, en palabras de su esposa, mientras esperaban una ambulancia el 28 de abril de 2016.
Ninguno de ellos sobrevivió.
Los periodistas de USA TODAY Network y KHN contactaron a 24 médicos y administradores de centros quirúrgicos para preguntarles sobre la muerte de pacientes, pero ninguno respondió a la pregunta sobre qué fue lo que salió mal.
Bill Prentice, director ejecutivo de la Asociación de Centros de Cirugía Ambulatoria, se negó a hablar sobre casos individuales, pero dijo que no ha visto datos que demuestren que los centros sean menos seguros que los hospitales.
“No hay nada peculiar o diferente en el modelo de un centro de cirugía que haga que la atención médica pueda ser más peligrosa que en cualquier otro lugar”, dijo Prentice. “El cuerpo humano es algo misterioso, y un paciente que ha cumplido con todos los protocolos posibles puede venir un día y le puede ocurrir algo inimaginable que no tenga nada que ver con la atención que se le ha brindado”.
Sin embargo, el doctor Kenneth Rothfield, miembro de la junta de directores de la Physician-Patient Alliance for Health & Safety, afirmó que muchos centros de cirugía y sus médicos se extralimitan sobre cuánto se puede hacer en los centros para pacientes ambulatorios.
“Es importante entender que los centros de cirugía no son hospitales”, dijo. “Tienen diferentes recursos, diferentes equipos”.
El crecimiento explosivo de los centros de cirugía, que 4.100 millones al año de Medicare, se ha dado bajo circunstancias que algunos expertos médicos consideran indecorosas.
La ley federal permite que los médicos de un centro de cirugía, a diferencia de otros, envíen a sus pacientes a instituciones de las que ellos lucran, en lugar de a un hospital de servicio completo que esté más cerca. Esta práctica puede, en algunos casos, aumentar el riesgo para un paciente, pero duplica las ganancias del médico.
Prentice indicó que es bueno que los médicos sean dueños de los centros de cirugía.
“Los médicos que ejercen allí son responsables de todo lo que sucede en ese centro desde el momento en que el paciente sale de su automóvil en el estacionamiento hasta el momento en que se va”, dijo.
Pero varios estudios han demostrado que los médicos de los centros de cirugía que son propietarios realizan operaciones con más frecuencia. Y en pleitos en todo el país, han sido acusados de tomar riesgos con sus pacientes.
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Un equipo de periodistas con base en California, Indiana, Nueva Jersey, Florida, Washington D.C. y Virginia trabajaron para contar esta historia como parte de una asociación entre USA TODAY Network y Kaiser Health News, un servicio de noticias sin fines de lucro que cubre temas de salud. Los reporteros examinaron miles de páginas de registros judiciales y viajaron por los Estados Unidos para hablar con pacientes afectados o familias de fallecidos. Durante más de un año, usando leyes federales y estatales de acceso a registros, los reporteros reunieron más de 12,000 registros de inspección y 1,500 informes de quejas, así como autopsias, documentos de EMS y registros médicos que se convirtieron en la base de este informe.
Lindy Washburn de The (Bergen County, N.J.) Record y NorthJersey.com contribuyeron con este informe.