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Trump sigue adelante con su proyecto de muro entre Estados Unidos y México
03:21 - Fuente: CNN

Nota del editor: Jill Filipovic es periodista y trabaja en Nueva York y en Nairobi. Es autora del libro The H-Spot: The Feminist Pursuit of Happiness. Síguela en Twitter. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

(CNN) — Parece que Donald Trump está decidido a que Estados Unidos sea feo otra vez.

Ha insultado a montones de países, menoscabado a nuestros aliados y proyectado al exterior lo peor de la xenofobia, el racismo, la mezquindad y la vulgaridad estadounidenses.

En un mundo profundamente interconectado, quiere aislar a Estados Unidos. Está funcionando: nuestra imagen es peor cada día. Así, Estados Unidos no será grande otra vez. Nos perjudica a todos.

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Trump anunció el martes 13 de marzo que había despedido al secretario de Estado, Rex Tillerson. Tillerson estaba en su primera gira por África, continente compuesto de países a los que Trump tildó de “países de mierda” y que evidentemente no es tan importante para la Casa Blanca.

Estados Unidos ciertamente ha estado perdiendo influencia en el continente desde hace varios años mientras la influencia de China se difunde. Incluso la forma en la que echaron a Tillerson fue señal evidente de que en el mejor de los casos, Trump en general no toma en cuenta a África; en el peor, que la desdeña abiertamente.

Tillerson estaba en pleno viaje la semana pasada cuando el jefe de gabinete, John Kelly, le informó que pronto recibiría noticias de Trump, según unos reportajes. Unos días después, se enteraría de su destino —y esto no sorprende a nadie— a través de un tuit de Trump.

En su viaje de regreso a Estados Unidos, Tillerson se apartó de la postura de la Casa Blanca respecto al desconcertante envenenamiento de un exespía ruso y su hija en Reino Unido. El ataque “claramente provino de Rusia”, dijo Tillerson, quien lo consideró un “acto atroz” que “ciertamente suscitará una reacción”.

El gobierno británico ha señalado que es casi seguro que los rusos están detrás del atentado. Si fuera así, bien podría considerarse un acto descarado de guerra y un indicio de que Rusia no respeta ni teme a Reino Unido.

Tillerson respaldó al gobierno británico, como se esperaría de Estados Unidos ante un acto extraordinario en contra de uno de sus principales aliados. Pero la Casa Blanca se ha negado a culpar a Rusia, salvo en las condiciones más provisionales. Trump les dijo a los reporteros que “en cuanto sepamos bien los hechos, si estamos de acuerdo con ellos, condenaremos a Rusia… o a quien haya sido”.

Esta renuencia intensifica las especulaciones sobre los lazos de su gobierno con el Kremlin y sobre las razones por las que deberíamos ser tan laxos con un gobierno antidemocrático que todo el mundo sabe que está librando una guerra clandestina contra las democracias estables del mundo.

Trump también está avanzando en su plan de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México y estuvo esta semana en California analizando prototipos. La relación de Estados Unidos con su vecino del sur ya está deteriorada gracias a las provocaciones raciales y a las críticas contra los inmigrantes. México no va a pagar el muro, como Trump prometió, pero Trump bien podría usar los dólares de los contribuyentes estadounidenses para construirlo.

Es difícil pensar en un periodo histórico célebre por la construcción de muros para excluir a ciertos grupos. Desde Berlín a Irlanda del Norte, los muros han tenido el efecto de dividir a la gente y no suelen tener buenos resultados. Trump insiste pese a todo y da a entender que Estados Unidos es tan débil, tan temeroso y tan lleno de odio que estamos dispuestos a atrincherarnos.

Pero eso sí, estaremos encerrados con todas nuestras armas. Esta semana, Trump también se retractó de sus comentarios anteriores en respaldo a un conjunto de medidas razonables de control de armas, aparentemente después de que la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos (NRA, por sus siglas en inglés) —y los miembros de su partido sometidos a la NRA— lo convencieran de hacerlo.

Así, mientras otro tiroteo masivo en Estados Unidos llega a los noticieros internacionales, otro episodio en el que masacran a nuestros niños en la escuela, el resto de los países, en donde esto sencillamente no pasa en tiempos de paz, miran atónitos y se preguntan por qué no hacemos nada.

Este es el Estados Unidos que la Casa Blanca de Trump proyecta al exterior: violento, lleno de odio, temeroso. Tristemente, un reflejo del presidente mismo.