(CNN) – Si fumas o comes marihuana, es posible que hayas experimentado los “antojos de marihuana” o el deseo de alimentos ricos en carbohidratos salados, dulces o grasos tras consumir la sustancia.
Pero, ¿qué son exactamente esos antojos relacionados con el cannabis? ¿Por qué pasan?
Bueno, puedes culpar al ingrediente activo de la droga, el tetrahidrocannabinol, o THC. El THC es responsable del subidón de muchas personas cuando consumen cannabis. Pero también es el principal responsable del aumento de los antojos de comida que las personas sienten al tomar la droga.
El cerebro está dividido en regiones: algunas áreas controlan nuestro estado de ánimo, mientras que otras influyen en nuestro apetito, lo que nos hace comer o dejar de hacerlo. Cada vez que consumimos una droga, se distribuye en todas partes, por lo que cuando el THC ingresa en las partes del cerebro que afectan el estado de ánimo, estimula la euforia, explicó Gary Wenk, director de programas de pregrado de neurociencia en la Universidad Estatal de Ohio y autor de Your Brain on Food. Y cuando el THC alcanza el área del cerebro que influye en el apetito, “lo estimulará a comer”, dijo Wenk.
La ciencia detrás de los antojos tras marihuana
Aunque la investigación apunta a varios mecanismos posibles, la capacidad del cannabis para aumentar el apetito está “muy bien documentada”, dijo Ginger Hultin, dietista registrada y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética.
La investigación con cannabis ha revelado que el THC estimula el sistema endocannabinoide, un área compleja del cerebro que regula el comportamiento de alimentación y el equilibrio energético. “Está afectando algunas áreas primitivas del cerebro, cosas que controlan el apetito y las emociones”, dijo Hultin.
“El THC interactúa con los receptores en nuestro cerebro que regulan las emociones, el dolor y el sentido del olfato y el gusto”, dijo Janice Newell Bissex, dietista registrada. “También puede promover la liberación de la hormona ghrelina, que estimula el hambre”.
Diversos estudios han documentado que el THC estimula el olfato o que algunas neuronas que normalmente ‘se apagan’ al comer, se estimulan con el cannabis. El THC también aumenta la liberación de dopamina, lo que aumenta el placer de comer, explicó Bissex.
El riesgo del peso
Los efectos se intensifican entre aquellos que tienen kilos de más. “En personas obesas, cuando ven un batido de chocolate, se activará su sistema de dopamina en mayor medida que las personas no obesas”, explicó Wenk. Como resultado, “estas personas podrían estar preparadas para tener una respuesta de atracón más grande”.
“La gente dirá que consumen marihuana para relajarse… pero les aumentará el apetito de papas fritas y helado… y alimentos poco saludables que quieren evitar”, dijo. Estas personas pueden vincular sus luchas de peso con el uso de marihuana, explicó.
MIRA: La marihuana: ¿peligra el negocio?
El consumo de marihuana en los alimentos plantea un desafío único, ya que los alimentos pueden agravar los efectos del THC sobre el apetito y el peso. Por ejemplo, los comestibles azucarados como caramelos, galletas, piruletas y brownies no solo aportan calorías, lo que puede generar un aumento de peso, sino que pueden causar picos y caídas en el azúcar en la sangre, lo que puede aumentar los antojos, explicó Hultin.
El papel del cannabis para reducir el apetito
La investigación sobre los efectos del cannabis en el apetito no ha pasado desapercibida para la industria farmacéutica.
“Hay una historia realmente fascinante que involucra a la droga rimonabant”, dijo Wenk. “Hace muchos años, los investigadores pensaron que si los antojos se debían a los receptores de alimentación estimulantes de THC y nos inducen a comer carbohidratos altos, entonces ¿por qué no podemos diseñar un medicamento para bloquear esos receptores?”.
Los investigadores buscaron para probar si podían manipular los centros de alimentación que juegan un papel en la determinación de nuestra necesidad de comer.
Pero pronto se dieron cuenta de que no era seguro bloquear todos los receptores endocannabinoides de una persona, que controlan el estado de ánimo y los comportamientos de alimentación, todo el tiempo. “La gente se deprimió y comenzó a suicidarse”, dijo Wenk. Los ensayos clínicos se suspendieron y el medicamento se retiró del mercado.
Los hallazgos revelaron que no se pueden bloquear selectivamente algunos receptores endocannabinoides y otros no.
La ventaja médica de la estimulación del apetito
Para las personas con enfermedades que disminuyen el apetito, el aumento del hambre producido por la droga puede ser terapéutico. “Mientras que algunos pueden encontrar esto como un efecto secundario no deseado, la estimulación del apetito es exactamente el resultado que muchos pacientes ancianos o que padecen de cáncer o VIH están buscando”, explicó Bissex, que recientemente se convirtió en practicante integral de cannabis después de ver el alivio en el dolor crónico de su padre después de consumir marihuana con fines medicinales.
MIRA: Cada vez más mujeres consumen marihuana durante el embarazo en EE.UU.
Hultin trabajó anteriormente como dietista en oncología y vio los efectos del medicamento en pacientes con cáncer de primera mano. “He tenido pacientes que literalmente me dicen: ‘No puedo comer a menos que esté consumiendo marihuana’”.
La línea final
Tanto si eliges consumir marihuana o no, quizás la forma más sencilla de resumir el papel que desempeña la marihuana en el control del apetito es que ayuda al cerebro a garantizar nuestra supervivencia, es decir, a asegurarnos de que comemos.
Si te preocupa el aumento de peso cuando consumes cannabis, Bissex recomienda asegurarse de que haya comida saludable disponible. “Abastecerse de palomitas de maíz, palitos de verdura con humus, galletas integrales con salsa baja en grasa y tortillas con salsa puede satisfacer los antojos sin ingerir demasiada azúcar y calorías”.