(CNN) – La decisión espontánea del presidente de EE.UU., Donald Trump, de acceder a una reunión cara a cara con el líder norcoreano Kim Jong Un representó una oportunidad sin precedentes, pero también un gran riesgo, recientemente resaltado por la posibilidad de que ambos países se estén arrepintiendo.
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La anticipación sobre la reunión del 12 de junio en Singapur se está volviendo pesimista, mientras la complejidad de la iniciativa, la dura división entre Washington y Pyongyang, y las inconsistencias en el enfoque de la Casa Blanca para la reunión se vuelven claras.
Primero, el gobierno de Kim amenazó con retirarse, culpando a la “repugnancia” del asesor de seguridad nacional John Bolton y sus planes de desarme nuclear.
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Ahora Trump ha cambiado de soñar con premios Nobel a advertir que existe una “posibilidad muy importante” de que la reunión no suceda el mes que viene.
Trump también especula que el presidente de China, Xi Jinping, a quien llamó un “jugador de póquer de clase mundial” el martes, puede estar detrás de la nueva línea dura de Kim.
La atmósfera se ha agriado del optimismo eufórico con el que Trump dio la bienvenida a casa a tres prisioneros estadounidenses de Corea del Norte hace dos semanas a la duda y la incertidumbre.
Parece que hay una buena posibilidad de que las monedas acuñada por la Agencia de Comunicaciones de la Casa Blanca para conmemorar la cumbre pueda quedar en el estante.
“Si no sucede, tal vez sucederá más tarde. Tal vez sucederá en un momento diferente, pero ya veremos”, dijo Trump, junto con el presidente surcoreano Moon Jae-in en la Casa Blanca el martes.
Entonces, ¿qué hay detrás del repentino arrebato de pesimismo sobre la que sería la cumbre diplomática más espectacular en décadas?
Una explicación es que tanto Estados Unidos como Corea del Norte, a medida que superan la ola inicial de entusiasmo después de que Trump acordó reunirse con Kim, se les recuerda cuán complejas son sus diferencias.
La idea de que Kim renunciaría a un arsenal nuclear que su país ha pasado décadas adquiriendo y que ve como el garante de su régimen dinástico siempre le pareció a muchas personas que han tratado con los norcoreanos como algo descabellado.
El hecho de que el objetivo parezca tan distante y pueda llevar años de arduas negociaciones para alcanzar después de una cumbre Kim-Trump puede ser lo que está alimentando el creciente escepticismo entre algunos funcionarios de la Casa Blanca.
Es posible que Kim se esté dando cuenta, ya que Corea del Norte invitó a los periodistas a ver la destrucción de un sitio de pruebas nucleares el martes, exactamente lo que el tipo de medidas agresivas de verificación que Estados Unidos exige para su país.
“Hay una gran cantidad de sitios que tendrán que cerrarse (e) inspeccionarse. Esto llevará meses y años”, dijo Michael Anton, exportavoz del Consejo Nacional de Seguridad de Trump, en “Erin Burnett OutFront” de CNN. “