Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España y ha sido asesor de los presidentes Alejandro Toledo de Perú, Vicente Fox de México y Álvaro Colom de Guatemala. Izurieta también es analista de temas políticos en CNN en Español.
(CNN Español) – Más allá de la retórica o del ruido político por el hiperactivismo en Twitter, la elección y la presidencia de Donald Trump representa una profunda división que se da en Norteamérica: la urbanización. La sociedad y la economía desarrollada se vuelven cada vez más urbanas, con una mano de obra más calificada, mientras que las zonas rurales, van quedando abandonadas por la caída de la minería (sobre todo el carbón) y las fábricas (que se movilizan donde la mano de obra es más barata o por el uso intensivo de la robotización y la tecnología). A pocas horas del triunfo de Donald Trump, el analista de CNN, Fareed Zacaria expresó muy inteligentemente que había una parte de Estados Unidos que no estaba siendo escuchada y necesitaba ser escuchada.
Un nuevo estudio de Pew Research Center reafirma en detalle estos cambios radicales entre la vida urbana, semiurbana y rural; y sus diferentes comportamientos políticos. Las zonas urbanas son más diversas (racial y socialmente) y más progresistas (más demócratas). Cuando Marine Le Pen se perfilaba a ganar las elecciones en Francia gracias a su fuerte base rural y semiurbana, mi tesis era que no le sería tan fácil como en EUA porque los ciudadanos del campo en Francia están menos aislados y decaídos económicamente, pues gran parte la economía francesa se basa en la agricultura (vinos, quesos) y el turismo (campiña francesa). El campo de Francia también se diferencia del norteamericano por las enormes distancias. Es difícil encontrar un pueblo pequeño en Francia que esté a más de una hora de una zona urbana (donde hay mejores escuelas, servicios de salud y empleos). Al contrario, en EUA fácilmente se puede conducir por dos horas y apenas encontrar una gasolinera.
Las redes sociales refuerzan, cuales clúster, las opiniones de los ciudadanos. “La gente ve lo que quiere ver y escucha lo que quiere escuchar” (Harper Lee). Es la diversidad en la interacción cotidiana (además de la educación) lo que nos vuelve más tolerantes y de un pensamiento más sofisticado. Vivir en un mundo, ficticio o real, que solo refuerza nuestra forma de ser nos radicaliza. Lo grave de Donald Trump es que con las redes sociales y su retórica refuerza las opiniones de su base electoral sobre la raza, la inmigración y la integración comercial, en contraste con las corrientes de las grandes ciudades del mundo moderno. Los verdaderos líderes son aquellos que usan su pódium (su visibilidad) y su altavoz (retórica) para motivar y promover las causas más nobles y hacernos cada día mejores. Es fácil dividir, es difícil unir; es fácil destruir, es difícil construir.
Con el desarrollo y crecimiento de la urbanización, uno diría que las opiniones reaccionarias al progreso y la integración tienen fecha de expiración. Sí; pero solo si enfrentamos el reto que significa que el campo deba tener más cabida en la economía liberal y progreso. Caso contrario, podríamos llegar a un rompimiento del sistema (político y posteriormente económico), que es lo que a veces temo que puede suceder si Donald Trump ganara en noviembre y en dos años su reelección. Hay muchas ideas y propuestas interesantes que pueden ser un salvavidas económico a las zonas rurales (y por consecuencia política y social).
Políticamente, por ahora, el campo de Norteamérica se apoya en una legislación que no cuenta (o vale) cada ciudadano por un voto. En esta discusión es esencial recordar que Hillary Clinton consiguió 2,8 millones votos más que Donald Trump pero éste ganó en el Colegio Electoral con 304 (que elige al presidente) el mismo que sobredimensiona (o revalora) a los ciudadanos que vienen en “la mitad de los EUA”. El Colegio Electoral fue creado hace más de 230 años en realidad para que los Estados Miembros de la Unión puedan comunicar por quién habían votado para presidente de los EUA (pues por las enormes distancias, el enviar “electores electorales” era la mejor manera de comunicar la voluntad de cada Estado). En mi opinión, ésta era la razón de ser del Colegio Electoral, más que para proteger o compensar el voto rural. Si los padres fundadores habrían creado el Colegio Electoral para proteger las minorías, le habrían dado el voto a los afroamericanos desde el inicio.
La sociedad moderna, liberal y desarrollada se volverá cada vez más urbana, integral, progresista y globalizada. Pero en este camino, no podemos dejar olvidados a aquellos que van quedando alejados de la urbanización y del progreso.