(CNN) – Un estudio asegura que, pese a la capacidad de los tratamientos con medicamentos como la metadona y la buprenorfina para salvar las vidas de las personas que han tomado una sobredosis de opioides, estos siguen siendo subutilizados.
El estudio, publicado este lunes en la revista médica Annals of Internal Medicine, identificó y rastreó a casi 18.000 adultos en Massachusetts que habían acabado en una sala de emergencias por sobredosis de drogas no fatales entre 2012 y 2014. Se detectó que solo el 30% recibió algún tipo de tratamiento asistido por medicamentos aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para la adicción a los opiáceos.
MIRA: Estados Unidos está en crisis… por los opiáceos
Dicho tratamiento se considera el estándar esencial para la adicción a los opioides y combina la terapia conductual con uno de los tres medicamentos aprobados: metadona; buprenorfina, vendido como Suboxone; y naltrexona, comúnmente vendida como Vivitrol.
“Nos sorprendió el hecho de que muy pocos reciban medicamentos”, dijo el doctor Marc Larochelle, autor principal del estudio e investigador del centro de adicción Grayken Center del Boston Medical Center.
Reduciendo el riesgo de muerte
Larochelle y su equipo hallaron que al observar a todo el grupo un año después de la sobredosis, casi el 5% de las personas habían muerto, y aproximadamente el 2% de esas muertes se debían directamente a los opiáceos.
En general, entre aquellos que recibieron metadona, la tasa de mortalidad a un año bajó al 2,5%, y para los que recibieron buprenorfina, bajó al 3%, lo que significa que un año después, aquellos tratados con metadona o buprenorfina redujeron su riesgo de la muerte en un 60% y 40%, respectivamente.
No hubo diferencias significativas en aquellos que fueron tratados con naltrexona. Sin embargo, el estudio también advirtió que el número de pacientes que usaban naltrexona era mucho más limitado, lo que pudo afectar el hallazgo.
LEE: Incautan fentanilo como para matar a 26 millones de personas
De los pacientes seguidos, los investigadores hallaron que aproximadamente el 17% usaba buprenorfina, con una mediana del uso del medicamento de alrededor de cuatro meses; El 11% usó metadona, con una mediana de uso de alrededor de cinco meses; y solo el 6% usó naltrexona, con una mediana de uso de aproximadamente un mes.
Ha habido altas tasas de abandono cuando se trata de naltrexona, posiblemente debido al hecho de que aquellos que comienzan el régimen no pueden usar ningún opioide durante al menos siete a 10 días. Por el contrario, con la metadona y la buprenorfina se pueden emplear mucho antes.
Opciones de tratamiento limitadas
Este estudio es la primera comparación paralela en los Estados Unidos del impacto que estos tres medicamentos pueden tener sobre la mortalidad y explica cómo las personas las usan realmente.
En los últimos años, Vivitrol, la versión inyectable de naltrexona de acción prolongada, se ha convertido en una opción de tratamiento popular en el sistema de justicia penal, y en ocasiones la única opción.
“Claramente no hay evidencia de que deba ser el tratamiento preferido, porque claramente se está presionando en algunos entornos donde a las personas no se les ofrecen otras opciones”, dijo Larochelle.
LEE: Cómo combatir la adicción a los opioides
Menos de la mitad de todos los programas de tratamiento prescriben uno de los tres medicamentos aprobados por la FDA, y solo el 3% brinda los tres. La FDA ha tomado medidas adicionales para hacer estos tratamientos más accesibles. En particular, en los últimos meses, Scott Gottlieb, comisionado de la FDA, ha priorizado el desarrollo de una nueva opción de tratamiento asistido por medicamentos.
En Estados Unidos, el número de sobredosis de opioides mortales ha seguido aumentando en las últimas dos décadas, y las estimaciones más recientes tienen cerca de 50.000 sobredosis relacionadas con opiáceos en 2017. Las sobredosis de opiáceos matan a más personas que el cáncer de seno cada año.
Lo que quedó claro en el estudio, dijo Larochelle, es que cada vez más personas necesitan acceder al tratamiento. “No estamos haciendo lo suficiente para llegar a suficientes personas”, dijo.