(CNN) – El gobierno de Puerto Rico registró tantos casos de leptospirosis después del huracán María según sus propios récords, que debió de haber declarado una epidemia o un brote, en lugar de negar que esto ocurrió, según siete expertos en medicina que revisaron datos inéditos para CNN y el Centro de Periodismo Investigativo (CPI).
La base de datos de causas de muerte de Puerto Rico— por la cual el CPI y CNN demandaron al Registro Demográfico en la isla — enumera 26 muertes en los seis meses que siguieron al huracán María que fueron definidas por los médicos como “causadas” por leptospirosis, una enfermedad bacteriana que se transmite a través del agua y el suelo, especialmente después tormentas e inundaciones. Esta cifra es más del doble de las muertes informadas en Puerto Rico el año anterior por la misma causa, según un análisis de los datos del Centro de Control de Enfermedades y Prevención (CDC, por sus siglas en inglés).
“Veintiséis muertes atribuidas a la leptospirosis, eso es extraordinario”, dijo el doctor Joseph Vinetz, profesor de medicina de la Universidad de California en San Diego y experto en la enfermedad, tras revisar los datos. “No hay otra manera de decirlo… Los números son altísimos”.
El Departamento de Salud de Puerto Rico solo había atribuido cuatro muertes por leptospirosis al huracán María hasta el 22 de junio, fecha en la que agregó dos más después de que CNN y el CPI preguntaran por las 26 muertes. La agencia dijo que la coincidencia del momento en que se reconocieron las muertes adicionales se debió a la llegada de los resultados de las pruebas de laboratorio, no a las preguntas de los periodistas.
Varios expertos dijeron al CPI y a CNN que las pruebas de laboratorio toman semanas, no meses.
Las dos muertes adicionales no se han sumado aún a la cifra oficial de 64 muertos por el huracán María que mantiene el gobierno de Puerto Rico. Una portavoz del Departamento de Seguridad Pública, agencia que determina el conteo oficial de muertos por la tormenta, dijo que el gobierno no ajustará el número hasta que los investigadores que contrataron de la Universidad George Washington completen su estudio sobre las muertes por el huracán.
MIRA: ¿Cómo marcha la recuperación de Puerto Rico tras el apoyo de Trump?
El número de víctimas fatales atribuidas al huracán María ha sido objeto de intenso escrutinio luego de las investigaciones del CPI, CNN y otros. En mayo, un estudio del New England Journal of Medicine estimó que entre 793 y 8.498 personas murieron como consecuencia del huracán María utilizando una metodología de entrevistas. Muchas de esas muertes fueron atribuidas a la falta de servicios esenciales tales, como electricidad y falta de atención médica, después de la tormenta.
La base de datos de causas de muerte no muestra si los casos fueron confirmados en pruebas de laboratorio como relacionados con leptospirosis. Solo indica si “leptospirosis” estaba escrito en el certificado de defunción. Pero el CPI y CNN investigaron dos muertes sospechosas de leptospirosis que no se contabilizaron en el número de víctimas oficiales del huracán María y que parecen estar relacionadas con la tormenta, según entrevistas con familiares, vecinos y médicos. Ambos hombres fueron trabajadores de respuesta a la emergencia que pasaron un tiempo considerable en aguas de inundación, donde se sabe que la enfermedad se propaga.
Uno de los hombres, Daniel L. Vick, padre de familia de 31 años y residente de Cayey, dio positivo a leptospirosis en un laboratorio, según su doctor. Su récord médico, provisto por la familia, indica que fue hospitalizado con “fiebre/escalofríos”, “náuseas/vómitos” y “diarrea”, que según los médicos es un diagnóstico consistente con la enfermedad. Antes de su tercera y última hospitalización, los familiares y vecinos dijeron que se le vio salir de su casa con la piel amarillenta — otra señal de la leptospirosis. Su mamá dijo que no entiende porqué su muerte no ha sido incluida en la lista oficial.
“Tal vez el gobierno pensó que mientras más gente hubiese muerto, peor se vería — que eso significaba que hicieron una mala labor respondiendo a esta tragedia”, dijo Rodríguez.
“Es incomprensible. Parece que no les importa. Lo único que les importa es su imagen”, añadió.
La enfermedad, que rara vez es mortal y puede tratarse con antibióticos comunes, se transporta en la orina de ratas y otros animales. Puede ser ingerida en el agua potable o absorbida mediante cortadas en la piel. Ninguno de los hombres cuyas muertes fueron investigadas por el CPI y CNN recibieron guantes, botas o antibióticos preventivos, según sus familias. Medidas sencillas como estas pueden prevenir la enfermedad de leptospirosis entre quienes trabajan en áreas inundadas, dijeron los expertos.
A modo de comparación, hubo 11 muertes sospechosas de leptospirosis en Puerto Rico el año anterior, según los datos de mortalidad federal analizados por un demógrafo independiente para CNN y el CPI.
Los epidemiólogos consultados dijeron que las muertes ocurridas más cerca al huracán del 20 de septiembre del 2017 probablemente fueron relacionadas a la tormenta, versus aquellas que ocurrieron en el 2018. Las 26 muertes catalogadas como “leptospirosis” en los datos de Puerto Rico ocurrieron entre el 24 de septiembre de 2017 y el 6 de marzo de 2018. La mayoría de esas muertes — 21 — ocurrieron antes del 31 de diciembre.
Los funcionarios del gobierno de Puerto Rico dicen que solo están contando las muertes por leptospirosis como relacionadas al huracán si las enfermedades fueron confirmadas por pruebas del CDC — y solo si las muertes ocurrieron entre el 20 de septiembre, el día de la tormenta, y el 20 de octubre.
Vick murió el 19 de octubre, un día antes de la fecha límite. No está claro si su muerte fue analizada por pruebas del CDC porque los funcionarios no quisieron comentar sobre casos específicos.
Vinetz, de UCSD, dijo que el periodo de tiempo de un mes es indefendible porque puede tomar hasta tres semanas para que los síntomas de la leptospirosis aparezcan luego de la infección; y porque la limpieza post-huracán — y el potencial de estar expuesto a leptospirosis que le acompañan — continuaron por semanas.
“No se justifica”, dijo. “Probablemente es demasiado restrictivo y subestima los números. Creo que es más probable que haya sido una decisión política. No se justifica por la ciencia médica”.
Cuando CNN y el CPI preguntaron porque aparecían tantas muertes relacionadas a leptospirosis en los expedientes de mortalidad de Puerto Rico que ya han sido públicamente reconocidos como relacionados a la tormenta, la doctora Carmen Deseda, la epidemióloga del estado en Puerto Rico dijo, “muchas veces, los médicos no tienen acceso a los expedientes completos y los laboratorios pudieran estar pendientes”.
Las autoridades están investigando 26 casos que están en los expedientes de defunciones, dijo Deseda.
‘Epidemia’
Varias fuentes de datos sugieren que una “epidemia” o un “brote” de leptospirosis ocurrió después del huracán María — pero los funcionarios puertorriqueños no lo quieren llamar así.
El viernes, el CDC publicó sus propias estadísticas sobre muertes por leptospirosis en la isla caribeña tras una solicitud de datos hecha a través del mecanismo de la Ley de Libertad de Información federal (FOIA, por sus siglas en inglés). Los datos internos del CDC enumeran 17 muertes “confirmadas y probables” después del huracán donde las pruebas de laboratorio establecen que la leptospirosis fue un factor — y 25 muertes adicionales “sospechosas” de leptospirosis que aún necesitaban reconfirmación con pruebas adicionales.
Además de las muertes por leptospirosis, también hay amplia evidencia de aumento en los contagios por la enfermedad durante los meses post-María.
El Departamento de Salud de Puerto Rico dijo al CPI y CNN que en 2017 hubo 57 casos de leptospirosis confirmados por laboratorios — 54 de ellos después del 20 de septiembre cuando el huracán María golpeó la isla. Eso es un aumento de tres y cuatro veces en los casos confirmados en comparación con los dos años anteriores. Cuando se compara mes a mes, la diferencia es aún más marcada, con 31 casos confirmados en octubre de 2017 en comparación con cuatro el año anterior; y 16 contagios en noviembre de 2017, 16 veces más que el contagio único que fue confirmado para noviembre de 2016.
No existe un umbral establecido a nivel internacional para declarar un “brote” o “epidemia” de leptospirosis, según los epidemiólogos, muchos de los cuales usan esos términos de manera casi intercambiable. El CDC define una epidemia como “un aumento, casi siempre repentino, en el número de casos de una enfermedad que excede lo normalmente esperado para la población en esa área”. Los brotes generalmente se refieren a “un área geográfica más limitada”, sostiene el CDC.
En los pasados meses, los funcionarios del Departamento de Salud de Puerto Rico han utilizado cifras de umbrales distintas y contradictorias para señalar el presunto límite necesario que debe excederse para declarar una epidemia de leptospirosis. En noviembre, el secretario de Salud de Puerto Rico, el doctor Rafael Rodríguez Mercado, dijo a un periodista de radio que se necesitaban “200 casos por semana” para hacer esa declaración. La doctora Cruz María Nazario Delgado, catedrática y epidemióloga del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, dijo al CPI y CNN que esa métrica es “un gran disparate”. (El lunes, Rodríguez Mercado dijo al CPI y a CNN que se expresó incorrectamente en esa entrevista).
MIRA: Los fallecidos por el huracán María que no fueron contados por el gobierno de Puerto Rico
Por su parte, en una entrevista el 25 de junio, la doctora Carmen Deseda, epidemióloga del estado en Puerto Rico, dijo en entrevista con CNN y CPI que los funcionarios necesitarían ver un aumento “del doble” en los casos para declarar una epidemia.
El lunes, luego de que el CPI y CNN cuestionaran estas inconsistencias, Deseda envió declaraciones escritas con su portavoz de prensa en las que parafrasea la definición de un brote o epidemia, y añadiendo que “no es apropiado” comparar la cantidad de contagios después del huracán con años previos. Esto, porque los funcionarios estaban buscando casos de contagios por leptospirosis más activamente después del huracán María, y porque estaban haciéndolo usando distintas pruebas diagnósticas, dijo.
Tres expertos que revisaron los datos para el CPI y CNN dijeron que la información es clara en confirmar que el umbral “del doble” previamente establecido por gobierno para una epidemia se había cumplido, si no excedido, tomando como referencia que los contagios confirmados por laboratorio fueron más del doble tras el huracán María.
Otra forma de evaluar los datos del Departamento de Salud es analizar los contagios de leptospirosis “confirmados” y “probables”, dijeron los expertos. Ambas categorías se confirman, al menos parcialmente, mediante pruebas de laboratorio. Esos números también experimentaron un aumento de más del doble cuando se comparan octubre o noviembre de 2016 con el 2017. Al comparar el año 2017 completo con el 2016, el aumento es un poco menos de dos veces la cantidad de contagios: 1,6 veces.
Deseda dijo el 25 de junio al CPI y CNN que el Departamento de Salud de Puerto Rico no tuvo acceso a sus propias pruebas de laboratorio en el caótico contexto dejado atrás por el poderoso ciclón; y que los datos de referencia adecuados y necesarios para declarar una epidemia no estaban disponibles.
“La leptospirosis es una de esas enfermedades en las que es muy difícil declarar una epidemia”, dijo Deseda, “porque, en ese momento, no había pruebas que pudiéramos hacer para validar o confirmar los casos … Tomó alrededor de tres o cuatro semanas el enviar muestras (al CDC) debido al fuerte impacto del huracán — y el impacto devastador en nuestras comunicaciones y suministro de energía”.
MIRA: Lo que dos periodistas de CNN quieren que sepas sobre la devastación en Puerto Rico
“No había forma de que nuestro laboratorio estuviera listo para procesar muestras”. ¿Cómo podíamos declarar una epidemia si no teníamos ese número [de casos confirmados] en ese momento?”, indicó.
Deseda alegó que aún así el gobierno respondió a informaciones preliminares sobre la propagación de la enfermedad con urgencia, advirtiendo al público sobre los peligros de las inundaciones, asegurando que los hospitales tuvieran antibióticos y diciéndole a los médicos que trataran las señales de la leptospirosis como si la enfermedad hubiera ocurrido, incluso aún si las pruebas de laboratorio no estaban disponibles.
El 22 de octubre, el secretario de Asuntos Públicos, Ramón Rosario Cortés, dijo a los periodistas que los casos sospechosos de leptospirosis “no eran ni una epidemia ni un brote confirmado“. “Pero obviamente”, agregó, “estamos haciendo todos los anuncios como si se tratara de una emergencia de salud pública”.
‘La evidencia es simplemente incontrovertible’
Siete expertos — cinco epidemiólogos y dos médicos que se especializan en enfermedades infecciosas — dijeron a CNN y CPI que la base de datos de mortalidad de Puerto Rico y las cifras del propio Departamento de Salud sobre enfermedades confirmadas por leptospirosis sugieren que ocurrió una “epidemia” o un “brote”.
El uso de los términos “epidemia” y “brote” es importante, según los expertos en salud pública, porque pueden lograr una mayor vigilancia de la enfermedad y esfuerzos más contundentes para prevenir la infección. También ayudan a los ciudadanos a entender la gravedad de la situación y los impulsan a tomar las advertencias en serio, redundando a su vez en mayores medidas de prevención y un mejor tratamiento de la enfermedad, dijeron los expertos.
“En una situación como la que se da después de un desastre natural, lo importante es atender la situación, no esconderla”, dijo Nazario, profesora y epidemióloga del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. El gobierno tenía suficientes indicadores que apuntaban a que hubo una cantidad significativa de casos de leptospirosis después del huracán María, sostuvo.
Los casos de leptospirosis debieron ser clasificados como una epidemia, dijo Nazario, quien añadió que es sorprendente que los funcionarios públicos continúen “en negación”. Apuntó que el gobierno tenía suficiente información para declarar una epidemia aún sin tener las pruebas confirmatorias del CDC disponibles
“El Departamento de Salud no estaba haciendo su trabajo”, señaló Nazario.
Por su parte, el doctor Albert Icksang Ko, profesor y presidente del Departamento de Epidemiología de Enfermedades Microbianas de la Escuela de Salud Pública de Yale, señaló que los datos muestran una “epidemia no reconocida”.
“El brote de leptospirosis que ocurrió después del huracán María y las muertes asociadas eran predecibles”, dijo. “Los desastres naturales, en Puerto Rico o en cualquier otra parte del mundo, disparan o impulsan la leptospirosis… Esto realmente puntualiza los retos que tenemos que atender en cuanto los problemas de salud pública relacionados con la leptospirosis en Puerto Rico”.
“Esta información debió haber sido pública y me sorprende que tuvieran que demandar para obtenerla”, agregó.
“La verdadera pregunta es ‘¿por qué?’”, dijo el doctor Lemuel Martínez, especialista en enfermedades infecciosas en Manatí. “Si tenían los datos, ¿por qué no declararon [una epidemia] en ese momento?… Esto no es cuestión de opinión. La información está ahí. ¿Por qué la retuvieron?”, cuestionó.
Los números son impresionantes, dijo Vinetz, el profesor de la UCSD. “La evidencia de que algo estaba sucediendo, es simplemente indiscutible”, dijo. “Es absurdo no denominar esto un brote o una epidemia”, afirmó.
Varios expertos enfatizaron que la leptospirosis es poco investigada. Los médicos a menudo pasan por alto o diagnostican mal la enfermedad, que tiene síntomas que aparentan otras enfermedades como la gripe y el dengue, como “fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, dolores musculares, vómitos/diarrea, tos, impregnación conjuntival, ictericia y algunas veces sarpullido”, dicen los CDC. Según los CDC, sin tratamiento, una persona “podría desarrollar daño renal, meningitis, insuficiencia hepática y dificultad respiratoria”.
Los otros expertos que dijeron que se debería haber declarado una epidemia o un brote fueron Jonas Brant, profesor y epidemiólogo de la Universidad de Brasilia; la doctora Melissa Marzán Rodríguez, epidemióloga y profesora de enfermedades infecciosas en la Universidad de Ciencias de la Salud de Ponce, Puerto Rico; y Claudia Muñoz-Zanzi, epidemióloga de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, quien dijo que esta es la “definición” de un brote.
“Necesitamos que aumente el entendimiento sobre la leptospirosis y sobre estos brotes, y (acerca de) la necesidad de hacer más investigaciones para detectarlos lo antes posible” y poder decir cuál es la mejor manera de responder, dijo Muñoz-Zanzi. “Si los brotes no son declarados [por los funcionarios públicos], no podemos hacer eso porque no tenemos los datos que necesitamos para establecer esas recomendaciones”.
En todo el mundo, se estima que la enfermedad contribuye a más de un millón de contagios y casi 60.000 muertes por año, según los CDC.
Otros dos expertos dijeron que se pudo haber declarado un brote — pero no fueron tan lejos como para decir que debió haber sido declarado por las autoridades puertorriqueñas sin saber antes qué información tenía el gobierno en sus manos en ese momento.
La doctora Brenda Rivera García, ex epidemióloga del Estado en Puerto Rico, dijo que hay datos claros de referencia disponibles para que los funcionarios juzguen si ocurrió una epidemia. En retrospectiva, dijo, hubo un aumento significativo de casos en un corto período de tiempo — pero no está segura si el Departamento de Salud tenía toda la información necesaria de manera oportuna para declarar una epidemia.
“Casi inexistente”
CNN y el CPI investigaron un total de cuatro muertes clasificadas en los datos del gobierno como relacionadas con la leptospirosis, que no están en el conteo oficial de muertes del huracán María.
Después de entrevistar a familiares y vecinos, consultar con expertos sobre la enfermedad y, en un caso, revisar récords médicos, al menos dos de estas muertes no contadas parecían estar relacionadas con la tormenta y sus secuelas, según los criterios establecidos por los CDC para muertes por desastres.
Al menos un caso parecía no estar relacionado con el huracán.
José A. Sánchez Vázquez, de 58 años, fue hospitalizado antes de que llegaran los vientos de María, según su hermana, Ana Sánchez. Murió cuatro días después del huracán, según los registros. Debido a que se enfermó antes de que el huracán María tocara tierra, Sánchez no considera su muerte relacionada con la tormenta.
En Bayamón, vivía Ricardo A. Cotto Rodríguez, hombre de 48 años, conocido en su barrio por su buen sentido del humor y por ser el fanático aguador de los Vaqueros, el equipo local de baloncesto. Falleció el 17 de noviembre después de quedar postrado en cama tras la tormenta y que sus llagas se infectaran, relataron sus familiares.
Cotto fue hospitalizado después de que se cayó y se quedó atascado en la ducha cuando no había electricidad en el área. Gilberto Rodríguez Quiñones, su primo, dijo que su muerte parece estar relacionada con el huracán María por esa caída, que ocurrió en la oscuridad, mientras no tenía servicio eléctrico. Pero no estaba claro sobre cómo pudo haber contraído una enfermedad transmitida por el agua como lo es la leptospirosis.
La base de datos del gobierno estableció como las causas que contribuyeron a su muerte “leptospirosis”, “úlcera crónica de la piel” y “obesidad”. Su certificado de defunción dice que la leptospirosis “posiblemente” contribuyó.
En los otros dos casos investigados, miembros de la familia y vecinos de las personas fallecidas describieron las circunstancias que profesionales médicos sostienen son consistentes con un diagnóstico de leptospirosis.
Ambos hombres estaban trabajando en los esfuerzos de ayuda después de la tormenta, en contacto con inundaciones que aumentarían sus posibilidades de infección.
Según los familiares, no se les dieron materiales protectores como guantes, botas o antibióticos profilácticos, que según los expertos en salud pública deben usarse para prevenir el contagio de leptospirosis.
Deseda, la epidemióloga del Estado, dijo que los rescatistas que trabajaron en las labores de respuesta durante la emergencia recibieron orientación y ayuda preventiva. Indicó que su agencia divulgó adecuadamente información sobre los riesgos de la leptospirosis, y que los antibióticos estaban disponibles en los hospitales. Cuando se le presionó sobre esfuerzos específicos de distribución preventiva de los medicamentos, no dijo claramente si en efecto se usaban preventivamente.
Defendió los esfuerzos de Puerto Rico para advertir al público sobre la enfermedad y dijo que apareció en la televisión y en la radio advirtiendo a las personas que se mantuvieran alejadas de aguas posiblemente contaminadas y basureros, lugares donde se pudo haber encontrado orina de ratas y otros animales.
El doctor Martínez discrepó e indicó que las comunicaciones del Departamento de Salud sobre la leptospirosis eran “casi inexistentes, en el mejor de los casos”. Dijo que las comunicaciones que se dieron se enfocaron en gran medida en negar que estaba ocurriendo un brote y en decirle a los médicos que atendieran a los pacientes independientemente de pruebas de laboratorio.
‘Me sorprendió’
En Toa Baja, Luis Díaz García, de 55 años, dijo a CNN y CPI que su hermano menor, Ramón Díaz García, de 52 años, estaba sano antes de la tormenta. De repente se enfermó y luego desapareció después de pasar semanas como voluntario en los esfuerzos de limpieza, sostuvo. La familia pasó un mes en agonía, sin saber qué había pasado, hasta que un pariente contactó al Instituto de Ciencias Forenses en San Juan.
La base de datos muestra que la muerte de Ramón Díaz el 26 de octubre fue revisada por el Instituto de Ciencias Forenses, pero no se llevó a cabo una autopsia. Sin embargo, “Leptospirosis” figura entre uno de los elementos que contribuyó a su muerte en dicho registro.
“Los patólogos nos dijeron que tenía un color extraño, que se veía amarillento”, dijo Díaz. “Me preguntaron si tenía hepatitis y dijimos: ‘No, él estaba saludable’”.
Martínez, el especialista en enfermedades infecciosas, dijo que la piel amarilla es una clara señal de leptospirosis, especialmente cuando está acompañada de fiebre aguda y ocurre después de una tormenta.
“Si alguien se pone amarillo después de un huracán, eso es leptospirosis a menos que se demuestre lo contrario”, dijo.
Aunque el Instituto de Ciencias Forenses de Puerto Rico es una agencia que está autorizada de clasificar las muertes como relacionadas con el huracán María, el nombre de Ramón Díaz no aparece en la lista oficial de 64 víctimas.
Ramón Díaz no tenía identificación con él cuando fue al hospital, dijo su hermano. Los trabajadores forenses le dijeron a su hermano Luis que si la familia no los hubiera contactado, su cuerpo hubiera sido cremado en cuestión de días y no se hubiera identificado.
“Me sorprendió”, dijo Luis Díaz a CNN y CPI.
“Él era chévere con todos. Ayudaba a cualquiera que lo necesitara”, agregó sobre Ramón, uno de sus 13 hermanos. “Ese tipo te ponía a dormir hablando y hablando, ¡contando chistes!”
Luis Díaz lucha por entender por qué su hermano sigue sin ser contado.
“No sé qué decirte”, dijo, abrumado por la pregunta.
Luis aún guarda las cenizas de su hermano en una caja en la cocina.
‘Él se sacrificó’
Daniel L. Vick, un joven padre en Cayey, tampoco ha sido contado por el gobierno.
El hombre de 31 años, amante de la playa, las noches de karaoke y de ver a su hija de siete años bailar salsa, pasó sus días después del huracán María abriendo paso entre las inundaciones para ayudar a los vecinos como empleado del municipio de Cayey, dijeron sus familiares. Su muerte el 19 de octubre, según los registros de mortalidad de Puerto Rico, fue “causada” por “leptospirosis”.
El médico que certificó su muerte, el doctor Julio García en el Centro Médico Menonita de Cayey, dijo al CPI y CNN que una prueba del laboratorio local -la llamada prueba rápida- indicó que tenía leptospirosis.
Antes de su tercera y última hospitalización, los familiares y vecinos dijeron que se le vio salir de su casa con la piel amarillenta, otra señal de la enfermedad.
Margarita Rodríguez dijo que su hijo estaba en “perfecta salud” antes de la tormenta.
Los funcionarios del gobierno de Puerto Rico se negaron a comentar sobre las muertes de Vick o Díaz más allá de decir que no habían sido clasificados oficialmente como relacionadas con el huracán María. Uno de los dos casos fue confirmado por pruebas de laboratorio como causado por leptospirosis, dijo Deseda. Sin embargo, se negó a decir cuál de los dos era, y agregó que la muerte por leptospirosis confirmada en el laboratorio no se contabilizó como relacionada con los huracanes debido a la fecha en que ocurrió.
En los otros dos casos investigados, miembros de la familia y vecinos de las personas fallecidas describieron las circunstancias que profesionales médicos sostienen son consistentes con un diagnóstico de leptospirosis.
Ambos hombres estaban trabajando en los esfuerzos de ayuda después de la tormenta, en contacto con inundaciones que aumentarían sus posibilidades de infección.
Según los familiares, no se les dieron materiales protectores como guantes, botas o antibióticos profilácticos, que según los expertos en salud pública deben usarse para prevenir el contagio de leptospirosis.
Deseda, la epidemióloga del Estado, dijo que los rescatistas que trabajaron en las labores de respuesta durante la emergencia recibieron orientación y ayuda preventiva. Indicó que su agencia divulgó adecuadamente información sobre los riesgos de la leptospirosis, y que los antibióticos estaban disponibles en los hospitales. Cuando se le presionó sobre esfuerzos específicos de distribución preventiva de los medicamentos, no dijo claramente si en efecto se usaban preventivamente.
Defendió los esfuerzos de Puerto Rico para advertir al público sobre la enfermedad y dijo que apareció en la televisión y en la radio advirtiendo a las personas que se mantuvieran alejadas de aguas posiblemente contaminadas y basureros, lugares donde se pudo haber encontrado orina de ratas y otros animales.
El doctor Martínez discrepó e indicó que las comunicaciones del Departamento de Salud sobre la leptospirosis eran “casi inexistentes, en el mejor de los casos”. Dijo que las comunicaciones que se dieron se enfocaron en gran medida en negar que estaba ocurriendo un brote y en decirle a los médicos que atendieran a los pacientes independientemente de pruebas de laboratorio.
‘Me sorprendió’
En Toa Baja, Luis Díaz García, de 55 años, dijo al CPI y CNN que su hermano menor, Ramón Díaz García, de 52 años, estaba sano antes de la tormenta. De repente se enfermó y luego desapareció después de pasar semanas como voluntario en los esfuerzos de limpieza, sostuvo. La familia pasó un mes en agonía, sin saber qué había pasado, hasta que un pariente contactó al Instituto de Ciencias Forenses en San Juan.
La base de datos muestra que la muerte de Ramón Díaz el 26 de octubre fue revisada por el Instituto de Ciencias Forenses, pero no se llevó a cabo una autopsia. Sin embargo, “Leptospirosis” figura entre uno de los elementos que contribuyó a su muerte en dicho registro.
“Los patólogos nos dijeron que tenía un color extraño, que se veía amarillento”, dijo Díaz. “Me preguntaron si tenía hepatitis y dijimos: ‘No, él estaba saludable’”.
Martínez, el especialista en enfermedades infecciosas, dijo que la piel amarilla es una clara señal de leptospirosis, especialmente cuando está acompañada de fiebre aguda y ocurre después de una tormenta.
“Si alguien se pone amarillo después de un huracán, eso es leptospirosis a menos que se demuestre lo contrario”, dijo.
Aunque el Instituto de Ciencias Forenses de Puerto Rico es una agencia que está autorizada de clasificar las muertes como relacionadas con el huracán María, el nombre de Ramón Díaz no aparece en la lista oficial de 64 víctimas.
Ramón Díaz no tenía identificación con él cuando fue al hospital, dijo su hermano. Los trabajadores forenses le dijeron a su hermano Luis que si la familia no los hubiera contactado, su cuerpo hubiera sido cremado en cuestión de días y no se hubiera identificado.
“Me sorprendió”, dijo Luis Díaz a CNN y CPI.
“Él era chévere con todos. Ayudaba a cualquiera que lo necesitara”, agregó sobre Ramón, uno de sus 13 hermanos. “Ese tipo te ponía a dormir hablando y hablando, ¡contando chistes!”
Luis Díaz lucha por entender por qué su hermano sigue sin ser contado.
“No sé qué decirte”, dijo, abrumado por la pregunta.
Luis aún guarda las cenizas de su hermano en una caja en la cocina.
‘Él se sacrificó’
Daniel L. Vick, un joven padre en Cayey, tampoco ha sido contado por el gobierno.
El hombre de 31 años, amante de la playa, las noches de karaoke y de ver a su hija de siete años bailar salsa, pasó sus días después del huracán María abriendo paso entre las inundaciones para ayudar a los vecinos como empleado del municipio de Cayey, dijeron sus familiares. Su muerte el 19 de octubre, según los registros de mortalidad de Puerto Rico, fue “causada” por “leptospirosis”.
El médico que certificó su muerte, el doctor Julio García en el Centro Médico Menonita de Cayey, dijo a CNN y CPI que una prueba del laboratorio local —la llamada prueba rápida— indicó que tenía leptospirosis.
Antes de su tercera y última hospitalización, los familiares y vecinos dijeron que se le vio salir de su casa con la piel amarillenta, otra señal de la enfermedad.
Margarita Rodríguez dijo que su hijo estaba en “perfecta salud” antes de la tormenta.
Los funcionarios del gobierno de Puerto Rico se negaron a comentar sobre las muertes de Vick o Díaz más allá de decir que no habían sido clasificados oficialmente como relacionadas con el huracán María. Uno de los dos casos fue confirmado por pruebas de laboratorio como causado por leptospirosis, dijo Deseda. Sin embargo, se negó a decir cuál de los dos era, y agregó que la muerte por leptospirosis confirmada en el laboratorio no se contabilizó como relacionada con los huracanes debido a la fecha en que ocurrió.
Rodríguez dijo que le suplicó a su hijo que se mantuviera vivo.
“Tienes que ser fuerte”, Margarita Rodríguez recuerda haberle dicho a su hijo en el hospital. “Te necesitamos aquí para tu hija, para tu esposa y para seguir ayudando a tu comunidad. Te necesitamos aquí”, le dijo.
“Las lágrimas le bajaban por el rostro”, dijo, mientras los profesionales médicos lo entubaban para que pudiera seguir respirando.
“Se veía en sus ojos que no quería dejarse ir”.
“Él se sacrificó”, agregó. “Dio todo… debería ser considerado un héroe”.
“Solo quiero que lo recuerden”, dijo.
Margarita Rodríguez recordará a su hijo como un hombre tímido, amable, atento y reflexivo, un hombre que amaba a su familia y amaba su trabajo, que rara vez salía a la luz pública, pero cuyo valor se medía en todo lo que hacía para ayudar a los demás, especialmente después de María.
Su viuda, Ingrid Nieves García, de 29 años, colocó un par de zapatos en la instalación pública tipo memorial que hicieron cientos de ciudadanos puertorriqueños frente al Capitolio en San Juan.
En junio, los familiares de los fallecidos tras María colocaron miles de zapatos frente a las escaleras del recinto para visibilizar a las víctimas no contadas.
MIRA: Poco a poco los puertorriqueños se recuperan del huracán María
Dejar los zapatos de Vick era importante “porque nunca tuve el espacio ni el momento para despedirme en su funeral. Simplemente no estaba en mí hacer eso en aquel entonces”, dijo Rodríguez a CNN y CPI. “Creo que el momento en que traje sus zapatos [al memorial], que era lo último que me quedaba de él, me ayudó a soltar, a decir adiós. Fue solo entonces cuando finalmente lo dejé descansar”.
Después de su muerte, un psicólogo le dijo a la hija de Daniel Vick que su padre está en el cielo, como un ángel cuidándola, y que Dios lo necesitaba allí con él, dijo su madre.
“Tal vez más adelante”, dijo un vecino, “ella entenderá lo que pasó”.
Cristian Arroyo, Michael Nedelman, y Laura Moscoso colaboraron con este reportaje.