(CNN) – Por primera vez, el comportamiento sexual compulsivo —comúnmente llamado adicción sexual— es clasificado como un desorden de salud mental en la lista de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud.
La lista, que fue actualizada en junio, y es conocida como CIE-11, es el documento fundacional que los médicos y científicos de todo el mundo usan para identificar y estudiar los problemas de salud, heridas y causas de muerte.
La CIE-11 define el desorden comportamiento sexual compulsivo como “un patrón persistente de falla para controlar los deseos sexuales o impulsos sexuales intensos y repetitivos que resultan en un comportamiento sexual repetitivo”.
El desorden no se trata de cuántas parejas sexuales tenga una persona o cuánto sexo tenga; por el contrario, es cuando el comportamiento sexual de alguien se vuelve “el centro de la vida de esa persona hasta el punto de descuidar su salud o cuidado personal, u otros intereses, actividades y responsabilidades”.
El desorden puede interferir con la habilidad de alguien para trabajar o terminar la escuela. Puede dañar las relaciones. Y aunque alguien con este desorden quiera resistirse a su constante necesidad de sexo, no lo consigue. Estas personas puede que no tengan siquiera placer de la repetida actividad sexual.
Una persona con este desorden ha tenido que lidiar con esto durante un extenso periodo de tiempo, según la definición, que da como ejemplo seis meses o más.
Lo que no es el desorden de comportamiento sexual, según la definición, es la “angustia que está completamente relacionada con juicios morales y la desaprobación sobre los impulsos sexuales, necesidades o comportamientos”.
Así como cuando la OMS agregó la adicción a los videojuegos a su lista de desórdenes mentales en junio, no todos los médicos estuvieron de acuerdo en que esta condición sea digna de ser incluida en CIE-11. Algunos debaten si se trata de un trastorno independiente y otros dudan de que el sexo puedan ser adictivo y ven la etiqueta como potencialmente vergonzosa.
Falta de investigación
El Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Desórdenes Mentales (DSM), que los médicos estadounidenses usan para diagnosticar problemas de salud mental, no incluye el comportamiento sexual compulsivo como una categoría separada en su última actualización de 2013. La condición ni siquiera tiene un apéndice. Esto en parte porque aún hay una cantidad limitada de investigación para explicar este comportamiento.
“Durante siglos las personas han tratado de entender la causa de la hipersexualidad. Ha sido llamada con todo tipo de nombres durante años, pero en realidad solo en los últimos 40 años hemos tratado de entenderlo desde una perspectiva académica”, dice el doctor Timothy Fong, profesor clínico de psiquiatría en el Instituto Semel de Neurociencia y Comportamiento Humano de la Universidad de California en Los Ángeles.
Fong escribió en 2006 un documento que presenta muchas de las definiciones científicas y estrategias de gestión para este comportamiento.
Como con la adicción a apostar, dice Fong, algunos expertos han cuestionado si las actividad sexual compulsiva puede ser una adicción, ya que no hay una sustancia presente como las drogas o el alcohol de la que se esté abusando, pero parte de la ciencia está comenzando a sugerir que este comportamiento repetido cambia la función cerebral, dijo él.
“Algunas personas dirían que si esto se ve como una adicción, huele como una adicción y hay grupos de 12 pasos que ayuda a la gente con la adicción, entonces es porque es una adicción, pero la comunidad psicológica se divide en dos campos diferentes. Algunos dicen que es adicción, y otros dicen que es gente a la que le gusta tener diferentes libidos”, dice Fong.
“Cuando tengo a alguien que me mira directamente a los ojos y me dice: ‘Mi vida es miserable por esto, soy suicida, y mi relación está rota, y esto está dañando mi salud’, hay algo allí”, agrega. “Nuestra misión es ayudar a esa persona y ahora tenemos el lenguaje para entender mejor lo que es, y es absolutamente crítico tener un lenguaje común para que los científicos puedan entender mejor esto, también”, añade Fong.
Aún no hay estudios nacionales que documenten cuántas personas tienen este problema. Algunas encuestas regionales o locales sugieren que esta condición podría afectar al 5% de la población. Fong dice que significaría que mucha más gente lucha con este tema que con el desorden de bipolaridad, esquizofrenia o las apuestas patológicas.
La investigación es limitada, en parte, debido a la falta de presupuesto y una inconsistencia en la definición de lo que es el comportamiento sexual compulsivo. La decisión de la OMS probablemente ayude.
La importancia del diagnóstico y el tratamiento
“He estado esperando esta llamada telefónica durante 30 años”, dice Robert Weiss, un especialista en adicciones y autor de “Sex Addiction 101”, y “Always Turned On”, quien ha creado material digital gratis para ayudar a personas con este problema.
“Es realmente importante tener un diagnóstico, especialmente con los problemas sexuales”, dice él.
Weiss participó en el comité que determinó que el trastorno compulsivo del comportamiento sexual no debería incluirse en el DSM, una decisión que él considera un error. Tener la definición en un texto internacional ayudará a argumentar que esta condición pertenece al DSM, dice él.
“Esto nos permite articular mejor quién tiene un problema y quién no, y lo quita de las manos del cliente, la cultura o la iglesia y lo pone de lleno en la ciencia”, agregó Weiss. “Esto nos dice que se trata de una condición que no está relacionada con la orientación sexual o con la identidad de género, y eso no lo teníamos antes. Quita todo el juicio”.
Weiss y Fog dicen que ambos han tenido un gran éxito ayudando a clientes con el desorden de comportamiento sexual compulsivo. El tratamiento puede incluir psicoterapia tradicional, y hay grupos de apoyo como Adictos Sexuales Anónimos. Algunos médicos prescriben medicamentos como antidepresivos y estabilizadores de ánimo.
Weiss dice que él ha tratado a más de mil personas con desorden de comportamiento sexual y ha encontrado que usualmente mejoran rápidamente cuando se abordan los problemas subyacentes que pueden estar impulsando a esa persona a recurrir compulsivamente al sexo.
Usualmente, es la fantasía anticipatoria, el recuerdo del acto en sí, la emoción de la persecución lo que les permite “perderse por completo” envés de pensar en sus esposas o sus niños o sus jefes gritando. Pero a diferencia con los tratamientos para la adicción al alcohol, de lo que se trata esta terapia es de ayudar a alguien a tener una relación más sana con el sexo.
“No quieres reprimir el deseo. La sexualidad hace parte del ser humano, pero quieres guiarlo”, dijo Weiss.