Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – Mi impresión es que Donald Trump quiere terminar con la OTAN. Eso es coherente con un nacionalista antiglobalización que desea tener óptimas relaciones con Rusia.
Al fin y al cabo, la OTAN fue un instrumento militar concebido para frenar a la Unión Soviética y, tras la desaparición de esta, la principal función del organismo es proteger a los exsatélites de la URSS del espasmo imperial ruso.
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Eso no se ha logrado en Ucrania, precisamente porque no pertenece a la OTAN y cometió el error de entregarle a Moscú su armamento nuclear.
Por eso, opino, Trump, no conforme con exigirles a sus aliados de la OTAN que inviertan un 2% del Producto Interno Bruto en defensa, algo que harían poco a poco hasta alcanzar la cifra en el 2024, sorpresivamente se sacó de la manga el doble de ese porcentaje y ahora les exige el 4%.
Incluso, medio punto más de lo que oficialmente invierte EE.UU.: un 3,5%.
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Creo que lo que Trump está haciendo acerca más las posibilidades de otra guerra. ¿Por qué? Porque va a proliferar el armamento nuclear.
La única manera que tienen los pequeños estados bálticos, o Bulgaria, Croacia o Eslovenia, de evitar un zarpazo ruso es si desarrollan armas nucleares. Y todos esos países tienen la capacidad técnica y financiera de lograrlo. Mucha más que Corea del Norte, por ejemplo.
Trump cree que dirigir Occidente es un mal negocio. Roosevelt y los 11 presidentes que vinieron después de él pensaban lo contrario. Los españoles llaman a las responsabilidades de las primeras potencias el “precio de la púrpura”. Trump no quiere pagarlo. Pienso que es pésimo para todos y, en primer lugar, para EE.UU. Un inmenso error.