(CNN) – Donald Trump está dejando que los estadounidenses den un vistazo a la furia que arrecia en su interior mientras se acerca un momento clave en la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre Rusia, al mismo tiempo que distintas vertientes de vulnerabilidad política alrededor del presidente se vuelven cada vez más amenazadoras.
Trump lanzó su ataque más personal hasta la fecha contra Mueller en una tormenta de tuits el domingo, solo dos día antes de que la oficina del fiscal especial inicie en Virginia su primer juicio, contra Paul Manafort, el exdirector de la campaña presidencial de Trump.
“¡No hay colusión! La amañada cacería de brujas de Robert Mueller, liderada ahora por 17 (aumentó desde 13, incluyendo a un abogado de la Casa Blanca de Obama) demócratas enojados, fue iniciada por un archivo fraudulento, pagada por la deshonesta Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata. Por lo tanto, ¡la cacería de brujas es una estafa ilegal!”, tuiteó Trump el domingo.
Los tuits de Trump del domingo representan su más claro intento hasta el momento por desacreditar cualquier hallazgo de la investigación de Mueller en la presunta colusión con los rusos para las elecciones, después de señales claras de que sus previos ataques han sido efectivos para endurecer la opinión de los votantes republicanos contra la indagatoria.
Los ataques no son solo una ventana a su propia ira, también representan una coherente estrategia directa para unir a su siempre leal base política y otros republicanos detrás de él. A 100 días de las elecciones de medio término, eso puede ser difícil para el Partido Republicano.
Pero también tienen el efecto de desviar la atención de la mayor esperanza del presidente de evitar una victoria demócrata en las elecciones, la narrativa en construcción de que él ha propiciado un periodo de prosperidad nacional, resaltado por una tasa de crecimiento económico de 4,1% en el segundo trimestre del año.
Una semana de drama entre Cohen y Mueller
El arranque del presidente el domingo llegó días después de que CNN reportara que Michael Cohen, exabogado del presidente, está dispuesto a decirle a Mueller que Trump sabía por adelantado de la reunión de junio de 2016, en la Torre Trump, en la que supuestamente los rusos pretendían entregar información negativa sobre Hillary Clinton. El presidente ha negado que tuviera conocimiento previo de esa reunión.
También la semana pasada, se supo que Allen Weisselberg, el antiguo director financiero de la organización Trump, fue citado en la investigación federal sobre Cohen en una medida que se suma a la sensación de que una red se está cerrando alrededor del círculo más cercano del presidente.
E irónicamente, dado el método elegido por el presidente para su ataque del domingo, el diario The New York Times reportó la semana pasada que Mueller estaba revisando los tuits de Trump para ver si estos mostraban un intento malicioso por obstruir la justicia respecto al despido del exdirector del FBI, James Comey.
“¿Revelará Robert Mueller alguna vez sus conflictos de interés con respecto al presidente Trump, incluyendo el hecho de que tuvimos una relación de negocios muy desagradable y contenciosa, lo rechacé para dirigir el FBI (un día antes de la designación como fiscal especial) y Comey es su amigo cercano?”, dijo Trump en un segundo tuit.
El presidente continuó con un tercer golpe contra Mueller.
“… Además, ¿por qué Mueller solo cita a demócratas enojados, algunos de los cuales han trabajado para la deshonesta Hillary, otros, incluyendo él mismo, han trabajado para Obama? … ¿Y por qué Mueller no revisa toda la actividad criminal y la verdadera colusión con los rusos en el archivo de los demócratas y Podesta?”.
La tercia de tuits de Trump estaba llena de inconsistencias y tergiversaciones, pero reflejaba muy de cerca las teorías de la conspiración promovidas por sus aliados en los medios conservadores que están dedicadas a maltratar a Mueller y minar la credibilidad de su investigación para politizar cualquier eventual acusación de comportamiento deshonesto que él hiciera contra Trump o miembros de su equipo.
No estaba inmediatamente claro a qué se refería el presidente cuando afirmó que había conflictos de interés relacionados con Mueller. The New York Times reportó en enero que el presidente dijo que una disputa sobre las cuotas de membresía habían obligado a Mueller a dejar un club de golf de Trump en Washington en 2011, cuando él era director del FBI.
Expertos en ética del Departamento de Justicia determinaron el año pasado, cuando Mueller fue nominado como fiscal especial, que su participación en los asuntos que se le asignaron es apropiada.