(CNN) – El presidente de EE.UU. Donald Trump ha expresado su disgusto con el secretario de Justicia Jeff Sessions, el fiscal especial Robert Mueller y la investigación en curso sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 que este último está desarrollando desde el año pasado. Pero llevó esa crítica a nuevas alturas el miércoles por la mañana, sugiriendo que Sessions necesitaba intervenir y terminar la investigación.
“Esta es una situación terrible y el secretario de Justicia Jeff Sessions debería detener esta cacería de brujas amañada ahora mismo, antes de que siga manchando a nuestro país”, escribió Trump en Twitter. “Bob Mueller está totalmente en conflicto, ¡y sus 17 demócratas enojados que están haciendo su trabajo sucio son una desgracia para EE.UU.!”
“Jeff Sessions debería detener esta cacería de brujas amañada ahora mismo”.
Esa parece ser una directriz bastante clara, ¿cierto?
Si bien puede haber cierto debate sobre si el hecho de que el presidente tuitee que Sessions debería detener la investigación es diferente a que él directamente le ordene al secretario de Justicia que lo haga, no deberíamos quedarnos demasiado atrapados en la semántica aquí.
Lo que sucedió el miércoles por la mañana es lo siguiente: el presidente de Estados Unidos solicitó al principal funcionario de justicia del país que finalice una investigación sobre a) la campaña de medidas activas de Rusia para interferir en las elecciones presidenciales de 2016 en beneficio de Trump y herir a Hillary Clinton y b) la posibilidad de que un miembro (o miembros) de la campaña de Trump se hayan confabulado con los rusos para ayudar con ese objetivo final.
Este es un puente más allá de lo que Trump ha estado dispuesto a cruzar en el pasado. Claro, ha criticado a Sessions implacablemente desde que el exsenador de Alabama decidió inhibirse de la investigación de Rusia. (Nota al pie: la recusación o inhibición de Sessions significa que, técnicamente, no puede finalizar la investigación como lo quiere Trump. Eso deber recaería en el subsecretario de Justicia Rod Rosenstein, a quien Trump también condenó a través de las redes sociales).
Los abogados de Trump inmediatamente buscaron echar para atrás el tuit. Rudy Giuliani le dijo a Dana Bash de CNN que Trump estaba “expresando su opinión en su medio favorito, Twitter, por hacer valer sus derechos de la Primera Enmienda” y dijo que el tuit no era una exigencia.
“Hemos estado diciendo durante meses que es hora de poner fin a esta investigación”, dijo Giuliani en un comunicado a CNN. “El presidente ha expresado la misma opinión”.
Y, sí, el presidente ha sugerido, en un sentido amplio, que la investigación debería finalizar pronto. “¿En qué punto pronto será que la cacería de brujas de $ 20.000.000, compuesta por 13 demócratas enojados y fuertemente en conflicto y dos personas que han trabajado para Obama durante 8 años, TERMINARÁ?”, tuiteó Trump en mayo. “No han encontrado colusión con Rusia, no hay obstrucción, pero no están mirando la corrupción”.
Pero lo que nunca ha hecho antes Trump es darle a Sessions órdenes específicas para finalizar la investigación. Lo cual es un gran problema. Y provoca una simple pregunta: ¿por qué ahora?
El propio Trump dio una apariencia de respuesta a esa pregunta momentos después de que tuiteó su llamado a Sessions para poner fin a la investigación especial. Diez minutos después del tuit, Trump envió este otro:
“Paul Manafort trabajó para Ronald Reagan, Bob Dole y muchos otros líderes políticos prominentes y respetados. Trabajó para mí durante muy poco tiempo. ¿Por qué el gobierno no me dijo que estaba bajo investigación? Estos viejos cargos no tienen nada que ver con colusión, ¡un engaño!”.
Manafort, que se desempeñó como presidente de campaña de Trump y gerente de campaña de facto desde la primavera hasta fines del verano de 2016, se encuentra actualmente en medio de un juicio en el que enfrenta numerosos cargos de irregularidades financieras relacionadas con su trabajo para el gobierno ucraniano (prorruso). Los cargos contra Manafort se derivan directamente de la investigación de Mueller y son considerados como la punta de lanza de la investigación del exdirector del FBI, que se espera llegue a su conclusión en algún momento de este otoño.
Más tarde, Trump agregó: “Mirando hacia atrás en la historia, ¿quién fue tratado peor, Alfonse Capone, legendario jefe de la mafia, asesino y ‘enemigo público número uno’, o Paul Manafort, funcionario político de Reagan / Dole, ahora detenido en confinamiento solitario, aunque condenado por nada? ¿Dónde está la colusión rusa?”.
Y luego está esto: la semana pasada supimos —¡gracias a los informes de CNN!— que el exabogado personal de Trump, Michael Cohen, dice que está dispuesto a decirle a Mueller que Trump tenía conocimiento previo de una reunión de la Torre Trump en junio de 2016 entre altos funcionarios de la campaña de Trump y un grupo de rusos. Trump ha negado reiteradamente que supiera sobre la reunión, que se produjo después de que los rusos — por medio de un intermediario llamado Rob Goldstone— le prometieran a Clinton lo mismo que Donald Trump Jr. (Hablando de Don Jr., ha testificado ante el Congreso bajo juramento que nunca le contó a su padre sobre la reunión antes de que sucediera).
Esos desarrollos se suman al hecho de que cinco personas ya se han declarado culpables de una variedad de crímenes en relación con la investigación de Mueller y dos exfuncionarios de alto perfil del equipo de Trump —el exasesor de seguridad nacional Michael Flynn y el exvicepresidente de campaña Rick Gates— están cooperando con Mueller. Cohen, quien bien podría enfrentar cargos criminales en asuntos no relacionados en relación con una investigación en curso en el Distrito Sur de Nueva York, también se considera un posible testigo colaborador.
En resumen: hace un poco de calor aquí para Trump.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, insistió el miércoles que el tuit matutino de Trump “no era una orden” y dijo que Trump estaba expresando su opinión. “El presidente no está obstruyendo, él está contraatacando”.
Hablen con cualquiera de las personas en las que Trump confía y todos te dirán que él cree de todo corazón que no ha hecho nada malo en relación con Rusia y que la investigación es realmente una cacería de brujas. Pero a medida que Mueller se acerca cada vez más al círculo más interno de Trump —y Cohen y el veterano director financiero de la organización Trump Allen Weisselberg son tan “cercanos” como pueden serlo— la presión aumenta. Y no olviden que sabemos que el equipo de Mueller no solo indaga sobre los esfuerzos de interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, sino también la posible obstrucción de la investigación en lo que respecta a la destitución de Flynn y del exdirector del FBI James Comey en 2017.
Los abogados de Trump han dicho que estaría potencialmente dispuesto a hablar con Mueller sobre la colusión —¡NO HAY COLUSIÓN!, dijo— pero esa obstrucción estaría fuera de la mesa por temor a que Mueller conduzca al presidente a una trampa de perjurio. Quitar la obstrucción de la ecuación a la luz del tuit de Trump el miércoles en el que le dice a Sessions que termine la investigación es —¿cómo decirlo?— interesante.
Es difícil separar la señal del ruido cuando se trata de las reacciones de Trump a la investigación de Mueller. Pero el tuit de esta mañana es una escalada de lo que hemos visto antes de este presidente. Y todos deberíamos prestar mucha atención a lo que suceda a continuación.