(CNN) – El huracán Michael no es un verdadero “desastre natural”.
Tampoco lo fue el huracán Harvey en Houston.
Ni María en Puerto Rico.
Aún así seguimos usando ese término para referirnos a ellos.
Hacer esto —especialmente en la era del cambio climático— es erróneo, si no peligroso, según varios expertos en desastres y científicos climáticos que contacté vía telefónica y en Twitter.
“La frase ‘desastre natural’ es un intento de echarle la culpa a algo que no la tiene”, dijo Kerry A. Emanuel, profesor de ciencias atmosféricas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y experto global en huracanes.
FOTOS | Así es la devastación que deja el huracán Michael en Florida
No se trata de semántica, dijo Ksenia Chmutina, catedrática en la Universidad de Loughborough en Gran Bretaña. Ella y sus colegas emitieron un comunicado de prensa este año pidiéndonos a los periodistas que eliminemos la frase de nuestro léxico. “Al culpar a la naturaleza de los desastres, estamos diciendo que no hay nada que podamos hacer, que no podemos hacer nada para reducir el riesgo. Algo que no es el caso”.
Entonces, ¿qué debemos decir entonces?
¿Y dónde, si no es en la naturaleza, debemos poner la culpa?
Tenemos que considerar el cambio climático
Hay esencialmente dos grandes respuestas a la pregunta sobre la culpa.
Una es el cambio climático.
Los humanos están quemando combustibles fósiles —como el carbón, el aceite y el gas— a un índice alarmante, poniendo en la atmósfera gases que atrapan el calor. De esta manera, hemos aumentado la temperatura global en cerca de un grado centígrado desde la Revolución Industrial, según un informe histórico publicado esta semana por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, una organización de la ONU. El aire está más caliente, y también los océanos. Las tormentas que se forman en este ambiente ahora transformado son diferentes a lo que eran antes.
“Prefiero usar ‘desastre no natural’ cuando se habla sobre los impactos que han sido exacerbados por el cambio climático”, dijo Mann a través de Twitter.
“La mejor información científica que tenemos ahora es que las probabilidades de estos huracanes intensos —desde el punto de vista tanto del aire como del agua— están aumentando en muchos lugares debido al calentamiento global”, dijo Emanuel.
Las lluvias asociadas con esas tormentas se están poniendo más intensas, dijo él, porque “el aire más caliente contiene más vapor de agua que el aire más frío”. Los niveles del mar están aumentando a medida que los océanos se calientan y el hielo en el Ártico, por ejemplo, se funde en el océano. Eso significa más daños, y probablemente la muerte, asociados con las tormentas y las inundaciones costeras.
Además, se espera que los huracanes se intensifiquen más rápidamente en un mundo más caliente, haciendo que sea más difícil pronosticarlos.
“Hay un consenso muy fuerte [entre los científicos] de que la frecuencia en las altas categorías de eventos como Michael, en la mayor parte del mundo, debe subir como resultado del calentamiento del clima”, dijo Emanuel.
“[Desastres] Naturales y provocados por humanos son reales. El problema real es el impacto que tienen estos desastres en la ecología, el medio ambiente, las economías y las sociedades. Los más vulnerables son, como siempre, los más golpeados. Ejemplo, cuando una tormenta golpea, golpea zonas industriales y el agua se vuelve tóxica con el peor impacto”, escribió el experto Henk Ovink.
Los huracanes no son nuevos. Pero las tormentas como el huracán Michael ocurren en el contexto de esta macrotendencia. Noventa y siete por ciento de los científicos climáticos concuerdan en que los humanos están provocando el calentamiento global, según un resumen científico de la NASA revisada por sus pares. Y el reporte soberano del Panel Intergubernamental del Cambio Climático publicado este mes dice que el mundo debe cortar las emisiones de dióxido de carbono hacia mitad de 2030 —en solo unos años desde ahora– y tender a la neutralidad de carbono, es decir, sin contaminación neta de ese gas que atrapa el calor, para el año 2050 para posiblemente cumplir con los objetivos climáticos más estrictos del mundo y evitar algunas de las peores consecuencias del calentamiento.
“El clima está cambiando, y eso significa que el clima se ve afectado por ello. Hay una huella de los seres humanos en ello”, dijo Kevin A. Reed, profesor asistente en la Escuela de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Stony Brook. “Entonces, hasta cierto punto, hay una huella humana en eventos meteorológicos individuales”.
¿Entonces cómo debemos decirles?
Entonces, si acordamos que esos desastres y sus consecuencias ya no son realmente “naturales” (y nunca lo fueron), ¿cuál es el mejor término para usar en su lugar?
John Upton, escritor de Climate Central, sugiere dejar de usar el término “natural” y solo usar desastre.
“[María] fue una catástrofe, relacionada con la respuesta del gobierno. No solo una tormenta. Y las tormentas son menos ‘naturales’ ahora, usualmente. También me pregunto sobre los mejores términos alternativos”.
Katharine Hayhoe, científica de cambio climático en Texas Tech, hizo una propuesta más larga, y sugirió que los llamemos “lo que solían ser desastres completamente naturales … ahora amplificados o exacerbados por el cambio inducido por el hombre”.
“Ya sé que es un trabalenguas”, escribió en Twitter, “pero pienso que vale la pena, porque aborda el concepto erróneo y presenta los hechos, todo en uno”.
Reed, el profesor de Stony Brook, sugirió llamarlos simplemente “eventos extremos”.
Lo importante aquí, según los expertos, es que los humanos aceptemos alguna culpa.
Y luego usemos ese conocimiento para prevenir el sufrimiento asociado con las tormentas que vienen.