Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Hablaremos de la desaparición y posible homicidio del periodista saudí Jamal Khashoggi, y cómo esto enfrenta a la sociedad estadounidense.
Hay dos grandes tendencias en la diplomacia de EE.UU. desde que se fundó la República a fines del siglo XVIII:
• La idealista, que señala que el país tiene la responsabilidad de defender la libertad y proteger a las víctimas, siempre que pueda.
• Y la realista, que asegura que EE.UU. es sólo otra nación regida por intereses, sin más objetivo que satisfacer a sus ciudadanos.
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Por otra parte, durante muchas décadas, la tiranía saudí ha tenido magníficas relaciones con Washington, incluso durante periodos “idealistas”, como fueron los gobiernos del demócrata John F. Kennedy o del republicano Ronald Reagan.
Por la otra punta, también las tuvo muy buenas con Richard Nixon y su consejero Henri Kissinger, apóstol del realismo diplomático.
Hasta ahora, los vínculos de Riad han sido excelentes con Donald Trump, un gran vendedor convencido de que su país es como los demás, adiestrado en el arte de negociar y ganar en términos materiales, aunque (opino) se perjudiquen sus aliados.
Por eso, creo, intenta proteger al joven heredero saudí, Mohammad Bin Salman, y alega que le hizo a Arabia Saudita la mayor venta de armas de la historia del mundo, además de tenerlo como aliado frente a Irán.
El razonamiento del príncipe saudí probablemente es como sigue: “Tuvimos la cortesía de no asesinar y desmembrar al súbdito saudí Khashoggi en Washington. Lo hicimos en Turquía. ¿Qué hacen ustedes metiéndose en este asunto?”.
Aunque Trump simpatice con la visión de Riad —que es lo que creo que sucede—, no puede decirlo. La mitad del país tiene una mirada idealista y se horroriza ante la muerte de Khashoggi. Y eso sucede a pocas semanas de las elecciones del 6 de noviembre. Mal momento para la Casa Blanca.