Estambul, Turquía (CNN) – Después de 18 días en los que Arabia Saudita negó rotundamente que Jamal Khashoggi hubiera sufrido algún daño en su consulado en Estambul, llegó un sobresalto. Riad no solo admitió que Khashoggi tuvo un final violento, sino que culpó a algunos de los colaboradores más cercanos del príncipe heredero Mohammed bin Salman, el gobernante de facto de Arabia Saudita.
Ahmad al-Assiri y Saud al-Qahtani, ambas figuras ampliamente conocidas que saltaron a la fama durante el rápido ascenso al poder del príncipe heredero, se encontraban entre los cinco funcionarios de alto rango que fueron despedidos por la muerte de Khashoggi. Otros dieciocho fueron detenidos.
Assiri es un exgeneral de dos estrellas que es considerado el principal arquitecto de la guerra de Arabia Saudita en Yemen. Qahtani es el jefe de comunicaciones de bin Salman y un partidario abierto de sus polémicas políticas a lo largo de los años.
Muerte del periodista
En una serie de declaraciones coordinadas, emitidas en la madrugada de Riad, Arabia Saudita afirmó que la muerte de Khashoggi fue accidental. Según la Agencia de Prensa Saudí, las investigaciones preliminares revelaron que las “discusiones” entre Khashoggi y los sospechosos actualmente detenidos por Arabia Saudita se convirtieron en un altercado físico que resultó en la muerte de Khashoggi. Los responsables luego trataron de encubrir la muerte, dijo la televisión estatal.
Una fuente con conexiones cercanas con el Palacio Real le dijo a Clarissa Ward de CNN, que, en la determinación de los saudíes, la causa de la muerte del periodista Jamal Khashoggi fue un estrangulamiento.
No se han presentado pruebas que demuestren qué causó la muerte del periodista. Funcionarios turcos dicen en privado que fue desmembrado.
Más temprano el viernes, Arabia Saudita admitió que el columnista del Washington Post murió durante un altercado físico con un equipo de Riad en el consulado de Arabia Saudita en Estambul el 2 de octubre. La explicación oficial es que murió después de una pelea a puñetazos.
El fiscal saudí en Riad abrió una investigación sobre la muerte de Khashoggi, anunciaron los funcionarios.
Sobre los restos del periodista, Arabia Saudí dijo no tener conocimiento sobre dónde estaba, pues había sido entregado a un “colaborador”.
¿Qué ocurrirá?
Lo que les sucederá a los despedidos y detenidos no está claro. Lo que sí lo está es que las agencias de inteligencia de Arabia Saudita parecían ser las más afectadas por las consecuencias.
Junto con Assiri y Qahtani, otros tres agentes de inteligencia de alto rango fueron despedidos: Mohamed bin Saleh Al-Ramih, Abdullah bin Khalifa Al-Shayee y Rashad bin Hamed Al-Mohammady. El rey Salman ordenó al príncipe heredero Mohammed bin Salman que liderara el cargo de modernizar los servicios de inteligencia del país.
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Assiri hizo apariciones públicas frecuentes como portavoz de los combates de la coalición liderada por Arabia Saudita en Yemen, y se cree que formó el equipo involucrado en el asesinato de Khashoggi, dijeron fuentes a CNN.
Jugó un papel clave en el barrido de arrestos de cientos de príncipes y empresarios de alto perfil hace un año. La llamada unidad anticorrupción generó más de 100.000 millones de dólares.
“Es un tipo bastante decente”, dijo el jueves Gerald Feierstein, exembajador de Estados Unidos en Yemen desde 2010 hasta 2013, sobre Assiri.
Feierstein dijo que era extremadamente improbable que Assiri hubiera actuado contra Khashoggi de forma independiente.
“No hay manera de que lo haga sin coordinarse con su jefe”, dijo Feierstein a CNN.
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Qahtani también fue despedido de su papel de asistente en la corte real, donde dirigió el equipo de comunicaciones del príncipe heredero. Dos semanas después de la desaparición de Khashoggi, publicó un tuit que aparentemente respondía a las acusaciones generalizadas de que él era el cerebro detrás la muerte de Khashoggi.
“¿Crees que yo crearía algo a partir de los elementos de mi propia mente y sin dirección? Soy un empleado y un fiel ejecutor de las órdenes del rey y su alteza el fiel príncipe heredero”, escribió el 17 de octubre.
Fue una respuesta aparente a la teoría, mencionada por primera vez por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, esta semana, de que la muerte de Khashoggi fue el resultado de un “asesinato canalla”.