Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – Donald Trump se declaró “nacionalista”. Eso es grave y aporta un dato clave para entender sus acciones más destructivas.
Lo dijo el lunes 22 de octubre en Houston durante un mitin de apoyo al senador republicano Ted Cruz. Contrapuso su nacionalismo al “globalismo”. Según Trump, los “globalistas” no quieren lo suficiente a Estados Unidos.
Trump va contra la esencia de la historia del país que preside. En 1776 Jefferson, Madison, Hamilton y el resto de los padres fundadores echaron las bases de una república, no de una nación.
Una república, en definitiva, es un modelo de Estado basado en la ley, en las instituciones y en la idea de que todos los individuos están protegidos por derechos.
Una nación, en cambio, se sustenta en los líderes mesiánicos, en la etnia, la tribu, la raza, la religión, la lengua y la tradición cultural de las personas que viven en una región específica.
Las repúblicas se sostienen sobre la racionalidad y son incluyentes. Las naciones sobre los impulsos emocionales y son excluyentes.
La república es una superación de la tribu. La nación es una expresión de un grupo específico y es necesariamente hostil a quienes no forman parte de ella. Hitler es el representante del nacionalismo llevado a sus últimas consecuencias.
Por eso no puede extrañarnos este brote de violencia que se observa en la sociedad estadounidense: es la cosecha triste del nacionalismo.
No hay nada más injusto y absurdo que creer que los “globalistas” son contrarios a los intereses de los Estados Unidos.
Cuando Roosevelt y Truman, a partir de 1944, en Bretton Woods, le asignaron a Estados Unidos la tarea de echarse sobre sus espaldas el mundo de la postguerra, lo hicieron para proteger a la sociedad norteamericana de guerras espantosas, como la que pronto terminaría. Se sentían y eran patriotas “globalistas”.
Es contra ese instinto del mejor republicanismo contra el que se ha lanzado Donald Trump. Si tiene éxito en su cruzada viviremos en un mundo mucho más peligroso.