(CNN) – Hablando frente a una audiencia élite en Washington en marzo de 2000, el entonces presidente Bill Clinton resumió gran parte del pensamiento occidental en Internet cuando elogió un nuevo siglo en el que “la libertad será difundido a través de teléfonos celulares y los cables del módem”.
Esto podría ocurrir, según Clinton, a pesar de los esfuerzos de países como China que lucharían para evitar la difusión de la información.
“Ahora no hay duda de que China ha estado tratando de acabar con Internet”, dijo Clinton, arqueando sus cejas cuando al decir un chiste: “¡Buena suerte! Es como intentar clavar gelatina en la pared”.
Décadas después de ese discurso, el comentario de la gelatina de Clinton se volvió un poco una broma oscura entre los defensores de la libertad en internet, mientras China sigue construyendo el Gran Cortafuegos, el sistema de control y vigilancia de la web más sofisticado del mundo.
Un nuevo reporte publicado esta semana muestra que China es de lejos el censor más efectivo de Internet, y lejos de retirarse, está exportando su modelo a todo el mundo.
Beijing constantemente ha desafiado todas las predicciones confiables (incluso hechas por personas con mucho más conocimiento sobre Internet que Clinton) de que esto sería imposible. Los censores de China reinan en blogs, redes sociales y gigantes de búsqueda estadounidense, y repetidamente derrotan u obstaculizan cualquier intento por socavar el Firewall, de redes virtuales privadas (conocidas como VPN) de la dark web.
Sunday Yokubaitis, presidente ejecutivo de la compañía de VPN Golden Frog, le dijo a CNN que ellos han “sido testigos de un aumento masivo” de intentos de bloquear sus servidores en China.
“Solíamos ver bloqueos aproximadamente una vez cada seis semanas; ahora están tratando de bloquear nuestro servicios varias veces por día”, dijo él.
Como lo documenté en mi libro “The Great Firewall of China: How to Build and Control an Alternative Version of the Internet”, el modelo de Beijing del Internet ahora se está expandiendo más allá de sus fronteras, con los sensores de China trabajando efectivamente con sus homólogos en Rusia, Uganda y una gran cantidad de países para construir controles de internet y acabar con la disidencia en línea.
Un nuevo reporte de Freedom House —una ONG financiada por el gobierno de Estados Unidos— apoya esto. Los autores del reporte encontraron que durante 2018 “la libertad de Internet descendió por octavo año consecutivo”.
“Un séquito de países se está moviendo hacia el autoritarismo digital al acoger el modelo chino de censura extensiva y sistemas de vigilancia automatizados”, dice Freedom House.
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lu Kang, dijo en una conferencia de prensa regular este jueves que los hallazgos del reporte son “puras invenciones”.
“No son profesionales, son irresponsables y lo hicieron con motivos ocultos”, agregó Lu.
Una leve esperanza
Durante las primeras décadas de Internet, muchos pensadores influyentes aseguraron que Internet —por su propia naturaleza— podría proliferar la democracia y la libertad de expresión.
Las fuerzas combinadas de la Globalización y la web estaban “actuando como cascanueces para abrir las sociedades”, escribió Thomas Fredman en el año 2000.
Pero como la escritora Evgeny Morovoz demostró, esta suposición usualmente estaba basada en una mala lectura intencional de los eventos de la Guerra Fría, y la efectividad de estrategias como contrabando fotocopiadoras y máquinas de fax a través de las transmisiones de Iron Curtain y Radio Free Europe.
“Al ver esto a través del prisma de la Guerra Fría, ellos dotaron a Internet casi que con cualidades mágicas; para ellos, es la última hoja de trucos que podría ayudar a que Occidente finalmente derrote a sus adversarios autoritarios”, escribe Morozov. “En otras palabras, déjenlos tuitear, y ellos tuitearán su camino a la libertad. Con esta lógica, el autoritarismo se vuelve insostenible una vez que se eliminan las barreras al libre flujo de información. Si la Unión Soviética no podía sorprender a un pelotón de panfleteros, ¿cómo puede China sobrevivir a un ejército de blogueros?”.
De hecho, como demuestra el reporte de Freedom House, Internet es una excelente herramienta para el control social, permitiendo la vigilancia y guiando a la opinión pública, algo que hubiera sido imposible en el pasado.
Esto se ha visto aún más impulsado por el pánico en curso en Estados Unidos y en otros países que, por lo general, han sido los principales defensores de la libertad de Internet sobre las noticias falsas y la supuesta interferencia electoral en línea.
“A lo largo de 2018, los autoritarias usaron aseveraciones de ‘noticias falsas’ y escándalos de datos como un pretexto para acercarse más a China”, dice el reporte. “Los gobiernos de países como Egipto e Irán reescribieron leyes restrictivas a los medios para aplicar a los usuarios de redes sociales, a los críticos encarcelados bajo medidas diseñadas para frenar las noticias falsas, y bloquear las redes sociales extranjeras y los servicios de comunicación”.
En los últimos años, especialmente desde que el presidente Xi Jinping llegó al poder, China ha trabajado activamente con gobiernos extranjeros para ayudarles a construir sus propios cortafuegos, y ha hecho lobby en las Naciones Unidas y otros cuerpos de control para reducir las protecciones a las libertades de Internet en todo el mundo.
El reporte de Freedom House dice que Beijing ha dado pasos para “propagar su modelo en el exterior”, con entrenamientos a gran escala de funcionarios extranjeros, proporcionándoles tecnología de censura y vigilancia, y presionando a compañías internacionales para que cumplan con los estándares chinos incluso cuando operan fuera del país.
“Esas tendencias presentan una amenaza existencial al futuro del Internet abierto y los prospectos para una mayor democracia en todo el país”, dice el reporte.
La ONG hizo una lista de 57 países, desde democracias europeas hasta autocracias centroasiáticas, que han comprado infraestructura de telecomunicaciones, herramientas de vigilancia de IA, o asistieron o recibieron capacitaciones de censores chinos y agentes de propaganda.