(CNN) – Los humanos tienen cráneos y cerebros inusualmente globulares (o redondos) en comparación con nuestros antepasados antiguos, incluidos nuestros primos extintos más cercanos, los neandertales, y un nuevo estudio proporciona una posible explicación de por qué.
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Por primera vez, un equipo interdisciplinario de científicos ha identificado dos genes que afectan la forma del cráneo del humano moderno, y se originan en los neandertales.
“Miles de millones de personas que viven hoy llevan una pequeña fracción de los genes neandertales en su genoma, un lejano eco de mezcla cuando nuestros antepasados dejaron África y se encontraron con los neandertales”, dijo el autor del estudio Philipp Gunz, paleoantropólogo del Instituto Max Planck para Antropología Evolutiva. Leipzig, Alemania, a través de correo electrónico.
Estos son típicamente seres humanos con ascendencia europea que se derivan del cruce entre neandertales y europeos modernos.
“Al combinar los datos de los fósiles, la genética y las imágenes del cerebro, podemos aprender algo acerca de los cambios evolutivos en el desarrollo del cerebro en nuestra propia especie”, dijo Gunz.
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El equipo utilizó imágenes por resonancia magnética para analizar la forma craneal de unos 4.500 cerebros de personas antes de observar sus genomas para determinar qué fragmentos de ADN neandertales portaban.
También estudiaron cráneos fósiles y genomas antiguos para calcular las formas de los cráneos humanos tanto neandertales como modernos y luego analizaron si algún gen en particular estaba vinculado a una forma cerebral menos globular en las personas que los portaban.
Encontraron dos variantes de genes que tienen un efecto sutil en la forma del cráneo, en los cromosomas 1 y 18, que cuando se interrumpen tienen importantes consecuencias para el desarrollo del cerebro, según la investigación.
“Nos da nuestra primera idea de cómo los genes podrían contribuir a este aspecto particularmente sorprendente de la anatomía de nuestra especie”, dijo el director del Instituto Max Psolingüístico de Planck, que fue uno de los líderes de la investigación.
Las variantes genéticas encontradas en los cromosomas 1 y 18 están relacionadas con la expresión de dos genes cercanos llamados UBR4 y PHLPP1 que afectan la formación de nuevas células nerviosas y su aislamiento.
“Nos gustaría entender más acerca de la globularidad porque podría relacionarse con cambios específicos en la forma en que se organizan nuestros cerebros, los tamaños relativos de diferentes partes del cerebro y cómo están conectados entre sí, en comparación con nuestros antepasados”, añade Gunz.