(CNN) – Agustín Gómez Pérez consiguió un préstamo para llevar a su hijo de ocho años lejos de su empobrecida aldea del oeste de Guatemala.
“Iba a trabajar para devolver el préstamo y darle un mejor futuro a su hijo”, dijo su hija, Catarina, en una entrevista en Yalambojoch, en la provincia de Huehuetenango, en Guatemala.
El día de Navidad, Gómez llamó a su casa para decir que su hijo, Felipe Gómez Alonzo, había muerto la noche anterior.
El menor dio positivo a una prueba de influenza B, de acuerdo con un comunicado de la Oficina del Investigador Médico de Nuevo México. La oficina del forense dijo que la causa de muerte aún debe ser determinada con una evaluación posterior.
El niño fue el segundo menor guatemalteco en morir bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos este mes.
Felipe fue llevado al hospital, dado de alto y luego devuelto al hospital. Su padre dijo que el niño tenía problemas para respirar. Vomitó sangre.
“No duró mucho”, dijo Catarina refiriéndose a su medio hermano.
El jueves, la madre de Felipe, también llamada Catarina, de pie en la choza de madera en una remota aldea guatemalteca cerca de la frontera con México, imploró a las autoridades estadounidenses que liberen el cuerpo. También pidió que se permita a Agustín Gómez reunirse con su hermano en Virginia y trabajar para pagar el préstamo de casi 7.000 dólares que ayudó a financiar el viaje.
“De lo contrario, ¿cómo vamos a vivir?”, dijo en un dialecto maya mientras su hija traducía.
Aunque las autoridades estadounidenses no han dado a conocer el nombre del padre, una fuente cercana al Ministerio de Asuntos Exteriores de Guatemala y un funcionario de Seguridad Nacional lo identificaron.
La madre de Felipe dijo que ella y Agustín Gómez acordaron que el niño acompañaría a su padre en el viaje debido a las dificultades económicas en la pequeña aldea de montaña. La madre, Catarina Alonzo Pérez, se quedó con sus otros hijos.
La familia ha estado luchando para llegar a fin de mes, dijo una partera que ayudó en el nacimiento del niño.
“Hay días en que no comemos. No encontramos nada”, dijo María Domingo López, la partera, el jueves al diario guatemalteco Prensa Libre.
No hay muchas oportunidades de ganarse la vida en las verdes colinas de Huehuetenango, según Lucas Pérez García, el alcalde de la aldea.
“Toda la comunidad siente dolor por la pérdida del niño”, dijo a CNN. “La gente se está uniendo para ayudarlos”.
Algunos residentes estaban recaudando dinero para ellos, dijo. Otros donaron leña para quemar en su estufa improvisada.
El año pasado, unos 200 residentes del área emigraron a Estados Unidos, dijo García. La mayoría no ha regresado. Entre noviembre y diciembre, muchos más se dirigieron hacia el norte.
Un pequeño altar en honor a Felipe se instaló en la casa de techo de paja donde vive su familia.
“Era un buen chico”, recordó su media hermana.
El muchacho fue detenido junto con su padre el 18 de diciembre al oeste del puerto de entrada Paso Del Norte, en El Paso, Texas, por ingreso ilegal, según un cronograma de la CBP de los días previos a la muerte de Felipe.
El lunes, lo llevaron a un hospital, le dieron el alta y luego lo llevaron de nuevo al hospital. Murió poco antes de la medianoche en el Centro Médico Regional Gerald Champion en Alamogordo, Nuevo México, al norte del paso fronterizo de El Paso, Texas.
“El pobre niño no pudo aguantar”, dijo Domingo López, la partera.
Juliana González de CNN en Atlanta y el periodista Raúl Vera en Guatemala contribuyeron con este informe.