Washington (CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se enfrentará a un gran obstáculo, el martes, cuando haga un llamado a los estadounidenses para que se unan a su cruzada por un muro fronterizo: él mismo.
Trump ha pasado años explotando la inmigración -una de las líneas que más dividen al país- durante una campaña insurgente y una presidencia sostenida por el fervor de su comprometida base política.
Pero ahora, la desventaja de esa estrategia se está volviendo evidente. En su intento de convencer a la nación de que una verdadera crisis se está formando en la frontera sur, los argumentos del presidente se enfrentan al escepticismo extremo de quienes no están en su bando.
Alrededor del 57% de los estadounidenses se opone al muro de Trump en comparación con el 38% que está a favor, según una encuesta de CNN de diciembre realizada por SSRS. Esas cifras son similares a las de justo antes de que Trump asumiera el cargo, en 2017.
El martes por la noche, Trump utilizará el poder simbólico de su oficina para reforzar un enfoque político que no ha logrado obligar a los demócratas a ceder a su demanda de financiamiento de US$ 5.000 millones en medio de un cierre parcial del Gobierno, que ya está en su tercera semana.
Se pronunciará sobre un tema muy polémico desde el lugar donde el presidente Ronald Reagan elogió a la tripulación del transbordador espacial Challenger y donde otros predecesores notificaron del comienzo o del final de las guerras.
La puesta en escena con resonancia histórica representa un intento de convencer al país -con escasa evidencia sólida- de que existe una amenaza real en la frontera de Estados Unidos y México, incluido el narcotráfico, el aumento de las enfermedades entre los migrantes, el incremento de los cruces fronterizos y un sistema de asilo fracasado.
“Honestamente creemos que tenemos una crisis en nuestra frontera sur”, dijo el lunes el vicepresidente Mike Pence, en una conferencia de prensa, en la Casa Blanca.
“Espero que cuando todos ustedes – no solo como periodistas, sino como compatriotas estadounidenses – tengan en cuenta estos hechos, tal vez estén preparados, como lo han hecho otros periodistas, para reconocer lo mismo y comunicárselo al país”.
La capacidad de Trump para formular un argumento similar se complica por su decisión de no ampliar su apoyo más allá de su base leal en dos años en el cargo. Y a menudo ha utilizado el tema de la inmigración como un garrote para atacar a los demócratas y los republicanos moderados.
El discurso promete ser otro momento extraordinario en una presidencia singular. Cuando se supo de su aparición en el horario estelar, estalló un debate notable en Washington sobre si se puede confiar en que el presidente de Estados Unidos contará la verdad al dirigirse a la nación.
La presidenta de la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, exigieron el derecho de réplica.
“Ahora que las cadenas de televisión han decidido transmitir el discurso del presidente, que si sus declaraciones anteriores son un indicio estará lleno de de malicia y desinformación, a los demócratas se les debe otorgar el mismo tiempo”, dijeron en un comunicado de prensa conjunto.
Aún no hay detalles sobre quién dará la respuesta de los Demócratas, pero CNN transmitirá la respuesta en vivo.
“Construye el muro”
Muchos seguidores de Trump creen que la frontera está rodeada de delincuentes, que es atravesada fácilmente por bandas de narcotraficantes y comparten su punto de vista de que “sin fronteras no tenemos un país”.
Y el presidente puede argumentar claramente que ganó las elecciones prometiendo purgar la profunda preocupación por un sistema de inmigración que no funciona. En casi todos sus eventos masivos, Trump parece brillar mientras la multitud canta “construye el muro, construye el muro”. El tema fronterizo se ha convertido en un símbolo casi místico del atractivo de Trump para sus seguidores.
Pero Trump también ha estigmatizado a mexicanos y otros inmigrantes, y su oscura visión de una nación asediada por hordas de invasores ha convertido una disputa de seguridad fronteriza, en una batalla política que desgarra las divisiones culturales y raciales estadounidenses.
El muro es también una metáfora poderosa para los liberales, incluidos los líderes demócratas que Trump quiere ahora que financien el proyecto después de no lograrlo durante dos años de control republicano en el Capitolio.
Para los críticos de Trump, el muro es una metáfora de un enfoque inhumano y antiestadounidense de la inmigración, que ha visto la separación de familias de inmigrantes indocumentados y el fallecimiento por enfermedad de varios niños detenidos.
Así que, cuando el presidente trate de cercar a la opinión pública detrás de él, el martes, operará en un terreno político arrasado y necesitará algo extraordinario para hacer cambiar su opinión.
Este es especialmente el caso dado que la dura retórica de Trump sobre la inmigración ha sido considerada por los críticos, dentro y fuera del Partido Republicano, como un factor clave en la derrota del partido en las elecciones intermedias.
El riesgo para Trump es que después del fuego y la furia de su incansable retórica inmigratoria, cualquier persona con la mente abierta simplemente no le creerá.
“Me imagino que el presidente le mentirá al pueblo estadounidense”, dijo el lunes el representante demócrata Jerrold Nadler, presidente demócrata de la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes.
“¿Por qué lo digo? Porque le ha estado mintiendo al pueblo estadounidense y sus portavoces continúan mintiéndole al pueblo estadounidense”, dijo.
En el más reciente y notorio caso de falsedad en la administración, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, fue vista en Fox News afirmando falsamente que unos 4.000 terroristas han atravesado la frontera sur.
En un informe anual sobre terrorismo, publicado en julio de 2017, el Departamento de Estado informó que “no hay información creíble de que ningún miembro de algún grupo terrorista haya viajado por México para acceder a Estados Unidos”.
“Los argumentos de inmigración no aterrizan”
Trump ha afirmado que se necesita un muro para frenar a “narcotraficantes, traficantes de personas y delincuentes”.
También argumentó, sin pruebas, que una caravana de inmigrantes provenientes de Centroamérica, que se dirigía a la frontera, el año pasado, incluía a “desconocidos del Medio Oriente”, otra referencia al terrorismo.
Tal registro complicará los intentos de Trump y los de sus principales ayudantes, como Pence y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quienes intentarán vender su mensaje en el Capitolio, el martes, antes de que el presidente se dirija a la frontera, el jueves.
Kevin Liptak, de CNN, informó el lunes que la decisión de Trump de dar un discurso en horario estelar obedece a las advertencias de asesores de que sus argumentos sobre inmigración – entregados en tuits e improvisadas reuniones con la prensa en los últimos días – no resuenan en medio del cierre del Gobierno.
Pero si el discurso del martes está marcado por errores reales y un giro fácilmente desacreditado, cualquier esperanza que tenga el presidente de influir en alguien más que sus seguidores probablemente se desvanecerá.
Los discursos del presidente rara vez han logrado cambiar la opinión pública sobre un tema clave o aliviar las tensiones durante un punto muerto político; de hecho, lo contrario es más frecuente.
La decisión de Trump de desencadenar un cierre del Gobierno, aparentemente por temor a la ira de los analistas conservadores si cedía respecto a los fondos del muro, dejaba la impresión de que estaba ocultando su vergüenza por su promesa de campaña hasta ahora fallida.
Dado su enfoque hiperpolítico en el pasado, siempre es posible que Trump no tenga expectativas de cambiar la postura partidista sobre la inmigración, pero solo quiere mostrar a sus partidarios que está listo para pelear.
La tarea más difícil de Trump será argumentar que la situación en la frontera de Estados Unidos y México realmente equivale a una verdadera crisis.
Las aprehensiones de inmigrantes indocumentados, que cruzaron la frontera, aumentaron en unas 100.000 personas, en el año fiscal 2018, a casi 400.000. La administración también ha advertido sobre el aumento de las familias que cruzan la frontera ilegalmente. Las cifras llegaron a más de 51.000 familias, en octubre y noviembre. Pero las cifras no se acercan a los niveles récord de hasta 100.000 familias por mes registrados a principios de la década del 2000.
El número de solicitudes de asilo entre los inmigrantes aumentó casi un 70% a casi 93.000, en el año fiscal 2018, en comparación con el año anterior. Pero el 90% de esos reclamos no se conceden.
Nielsen dijo a los periodistas en la Casa Blanca que el sistema de asilo, que fue diseñado para procesar muchas menos solicitudes, estaba “atascado”.
Pero es más probable que los críticos de la Casa Blanca atribuyan esos fracasos al enfoque draconiano y la mala gestión de la administración que a una crisis externa que realmente amenace la seguridad nacional de Estados Unidos.
Tammi Kuperman, Geneva Sands y Jim Acosta de CNN contribuyeron con este artículo.