(CNN) – Después de siete meses bajo la custodia del gobierno de Estados Unidos y una década lejos de su padre, Idis Nicol Tabora, de 15 años, se reunió con su papá el lunes en la zona de recolección de equipaje del Aeropuerto Internacional de Miami.
“Hola, mi amor”, dijo Armando Tabora mientras caminaba hacia su hija con los brazos abiertos. Estaba temblando visiblemente de emoción.
Las lágrimas rodaron por los rostros de padre e hija mientras se abrazaban por primera vez en años.
“Mi hija es mi corazón”, dijo el orgulloso padre mientras su hija se secaba las lágrimas.
Idis Nicol jugaba nerviosamente con sus manos, parecía tímida y, cuando se le preguntó cómo estaba, solo dijo: “Estoy bien”. Ella siguió limpiándose las lágrimas de sus ojos.
Idis Nicol era parte del número récord de niños migrantes detenidos en refugios en todo Estados Unidos el año pasado. Cerca de 11.900 niños fueron detenidos en junio, y ese número aumentó a 12.800 en septiembre y a 14.000 en noviembre.
Para diciembre, el número de niños bajo custodia del Departamento de Salud y Servicios Humanos llegó a casi 15.000, según un funcionario del departamento. La cantidad de niños detenidos comenzó a disminuir en enero, cuando un funcionario del departamento le dijo a CNN que aproximadamente 11.400 menores estaban bajo custodia.
Idis Nicol dejó su Honduras natal el verano pasado para reunirse con su padre, quien ha estado en la Florida por aproximadamente 10 años. Su padre dijo que, en julio, su hija fue detenida en la frontera de Estados Unidos y México por funcionarios de inmigración.
Debido a que es menor de edad, fue puesta bajo custodia del Departamento de Salud. Fue entonces cuando su padre, de 36 años, comenzó el proceso para sacarla y obtener su custodia.
“Me siento muy triste”, le dijo Armando Tabora a CNN el año pasado por teléfono.
En ese momento, Tabora dijo que le había proporcionado al gobierno de Estados Unidos todo lo que le habían pedido: su información de contacto personal, sus huellas dactilares y las huellas dactilares de un contacto de emergencia.
Por protección, Tabora firmó para que la tutela legal de su hija pasara a un ciudadano estadounidense en caso de que algo le pasara a él.
Pero tal vez la solicitud más difícil de cumplir fue que consiguiera un departamento por su cuenta, para él y para su hija. Tabora dijo que realiza trabajos ocasionales – trabajos de construcción, limpieza de casas, limpieza de autos y trabajos de jardinería– y que no podía pagar la renta por su cuenta. Pero ahorró, y para fines de noviembre alquiló un lugar con la esperanza de que fuera el último paso en el proceso para reunirse con su hija.
Y así fue, pero luego vinieron más meses de espera.
Desde noviembre de 2018, dijo Tabora, le habían dicho que la reunión se celebraría en cualquier momento. Y eso ya ha tardado cuatro meses más.
CNN se comunicó con el Departamento de Salud y Servicios Humanos sobre este caso, y aunque se ha reconocido nuestra solicitud de comentarios, no se han proporcionado comentarios al respecto.
Mientras tanto, Idis Nicol esperaba en un refugio infantil en Brownsville, Texas, junto con otros niños. Ella dijo que, como a su padre, a ella también se le dijo que saldría pronto. Ella fue tratada bien en las instalaciones, dijo, pero a veces tenía ansiedad.
“A veces me sentía desesperada porque no podía ver a mi familia”, dijo Idis Nicol.
La adolescente dijo que los asesores le aconsejaban durante esos momentos difíciles y ella trataba de distraerse con juegos. Ella no era la única en el refugio que quería salir de la detención. Idis Nicol dijo que hace aproximadamente un mes una niña intentó escapar de las instalaciones, pero fracasó.
Reflexionando, ella dijo que los días pasaron rápido. Ayudó tener un horario apretado, que incluía clases de inglés, tiempo de recreación, mirar películas y comer. Algunas de las comidas que recordaba consistían en arroz, frijoles, pollo, tortillas y nachos.
Idis Nicol dejó de concentrarse en su rutina y comenzó a concentrarse en la reunión con su padre hace unos días, cuando le dijeron que dejaría el refugio para niños.
“Sentí felicidad”, dijo con una sonrisa.
En la zona de recolección de equipaje, Armando Tabora también recuperó la custodia de su hija. Firmó algunos documentos y se le entregó un sobre con instrucciones sobre los pasos a seguir.
“Me siento muy emocionado. Estaba ansioso por verla”, dijo Armando Tabora.
Idis Nicol tomó sus pertenencias, una bolsa negra y una manta nueva que estaban en una silla cercana, y salió del aeropuerto con su padre, sonriendo y sin mirar atrás.