Apolo 17 fue la última de las misiones Apolo. Los humanos no han estado en la luna desde entonces.

(CNN) – Después de permanecer almacenadas y sin que nadie las tocara durante casi 50 años, las muestras lunares recolectadas durante las misiones Apollo 15, 16 y 17 se estudiarán por primera vez, según anunció el lunes el administrador de la NASA, Jim Bridenstine.

El anuncio mientras Bridenstine discutía sobre la iniciativa de la agencia De la Luna a Marte y el presupuesto para 2020. La NASA seleccionó nueve equipos para estudiar las muestras de la Luna y asignó un total de 8 millones de dólares para su investigación.

“Al estudiar estas preciosas muestras lunares, por primera vez, una nueva generación de científicos ayudará a mejorar nuestra comprensión sobre nuestro vecino lunar y se preparará para la próxima era de exploración de la Luna y más allá”, dijo en un comunicado Thomas Zurbuchen, administrador adjunto de la Junta Directiva de Misiones Científicas de la NASA. “Esta exploración traerá consigo muestras nuevas y únicas a los mejores laboratorios aquí en la Tierra”.

Las tres muestras de las tres misiones finales de Apollo nunca han sido expuestas a nuestra atmósfera en la Tierra. Seis de los nueve equipos estudiarán la muestra del Apollo 17, entregada a la Tierra en un tubo de impulsión sellado al vacío que los astronautas Harrison Schmitt y Gene Cernan clavaron en la superficie lunar para recolectar un núcleo de material en 1972.

Es casi un kilo de capas de roca tal como fueron encontrados en la Luna. La muestra ha estado almacenada en el Centro Espacial Johnson de la NASA desde diciembre de 1972.

Los otros equipos estudiarán muestras congeladas o almacenadas en helio de las misiones finales en la Luna. Las misiones Apollo viajaron a la región ecuatorial de la Luna, por lo que todas las muestras provienen de un área similar, pero estudios previos que utilizan datos de órbita revelaron que la Luna tiene una geología compleja, incluidas las rocas y minerales que no han sido determinados a partir de las muestras del Apollo.

Las muestras prístinas se mantuvieron almacenadas por una razón.

“Las muestras devueltas son una inversión para el futuro. Estas muestras se guardaron deliberadamente para que podamos aprovechar la tecnología más avanzada y sofisticada de hoy para responder preguntas que no sabíamos que debíamos hacer”, dijo en un comunicado Lori Glaze, directora interina de la División de Ciencia Planetaria de la NASA.

Los nueve equipos incluirán investigadores del Centro de Investigación Ames de la NASA, el Instituto de Investigación Ambiental del Área de la Bahía, el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, la Universidad de Arizona, la Universidad de California, Berkeley, el Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos, la Universidad de Nuevo México, el Mount Holyoke College y el Instituto de Ciencias Planetarias.

Antes de abrir las muestras, los investigadores colaborarán con el personal de conservación del Centro Espacial Johnson para determinar la mejor manera de evitar que se contaminen.

Los equipos estudiarán una variedad de aspectos acerca de las muestras, incluyendo completar un experimento iniciado hace 50 años que estudiaba cómo se almacena el agua en el ambiente radiado de la superficie de la Luna. Otro equipo estudiará la historia geológica del lugar investigada durante la misión del Apollo 11, una trampa fría donde el agua pudo haberse congelado. Esa es la primera vez que se estudiará una muestra de este tipo en un laboratorio.

Otros aspectos incluyen el proceso de “erosión espacial” de los objetos en la superficie de la Luna, cómo se conservan las pequeñas moléculas orgánicas en la Luna, cómo los gases nobles en la muestra pueden determinar la edad, los minerales que contienen hidrógeno en el suelo, el impacto de los meteoritos en la geología de la Luna, cómo los objetos sin aire se ven afectados por el entorno espacial y las pequeñas microesferas de vidrio que se formaron durante una antigua erupción en la Luna.

“Las microesferas se forman por el rápido enfriamiento de las gotas de las fuentes explosivas de fuego lunar, como las que se ven en Hawai”, dijo en un comunicado M. Darby Dyar, científico sénior del Instituto de Ciencia Planetaria, seleccionado por la NASA para el estudio.

“Mapearemos los cambios, desde el núcleo hasta el borde, que revelan las presiones de hidrógeno y oxígeno en el interior lunar y antes, durante y después de la erupción”.