Washington (CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue mordiendo el anzuelo de Nancy Pelosi.
La presidenta de la Cámara de Representantes ha pasado los últimos dos días provocando a Trump, cuestionando su confianza en sí mismo, contando de forma condescendiente que ella reza por él y sugiriendo una “intervención familiar”.
La respuesta improvisada y desenfrenada del presidente el jueves sugiere que, hasta el momento, Pelosi va ganando en el choque de enormes consecuencias entre las dos fuerzas políticas más importantes de Washington.
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No es frecuente que Trump, el hombre que en las primarias de 2016 desmembró el campo republicano más talentoso en años, parezca estar batallando por la posición de fuerza en un combate político cara a cara.
Pero Pelosi está poniendo el propio arsenal de Trump contra él, utilizando la política de burla y provocación para dejarlo por una vez, fuera de balance y obligado a responder ante un rival más ágil.
Y las reacciones cada vez más lívidas de Trump están ayudando a Pelosi a salir de un momento político delicado.
Esta semana comenzó con la narrativa de Beltway de que estaba bajo una creciente presión de un grupo demócrata impaciente por su renuencia a abrir una investigación de juicio político contra Trump.
Ahora, sus ataques y varias victorias útiles en la corte mientras los demócratas buscan los registros financieros de Trump están unificando su coalición e incluso validando su advertencia de que Trump quiere un juicio político para calificar a su partido como extremo y exagerado.
El show de Trump versus Pelosi se está convirtiendo en un juego político diario intrigante. Pero las consecuencias no son triviales: después de las elecciones de 2020 es probable que solo quede uno de los dos rivales.
El jueves, en su segunda erupción contra Pelosi en la misma cantidad de días, Trump demostró lo mucho que ella le molesta.
Calificó a la mujer de más alto rango en la historia de la política estadounidense de “desorden” y la llamó “loca”. En otra diatriba, cuestionó si ella era lo suficientemente inteligente como para leer un proyecto de ley, a pesar de que la presidenta de la cámara ha demostrado ser una legisladora muy inteligente y entusiasta.
“La he estado observando durante un largo período de tiempo. Ella no es la misma persona. Se ha perdido”, dijo Trump a reporteros, en un desvío fuera del guión durante un evento en la Casa Blanca para destacar las nuevas medidas para ayudar a los agricultores estadounidenses que sufren de su guerra comercial con China.
Pelosi está usando un libro de jugadas diseñado específicamente para Trump porque lo golpea donde más le duele, apunta a su ego, su coraje, su virilidad y su sensibilidad sobre su fortuna.
Ella preguntó si su rechazo a un acuerdo de infraestructura podría atribuirse a “una falta de confianza en sus partes”.
Pelosi fue tras la imagen de tipo rudo de Trump, especulando que su obsesión con un muro fronterizo extremadamente largo era “como algo de virilidad para él, como si alguna vez se pudiera asociarlo a él con la virilidad”. Y se burló de la riqueza heredada de Trump: los empleados federales no pueden “simplemente pedirle a su padre más dinero”, dijo, durante el cierre del gobierno a principios de este año.
La retirada
El contraataque del residente se produjo un día después de que él se fue de una reunión con Pelosi y otros demócratas en el Congreso, luego que ella lo acusara de orquestar un “encubrimiento”.
Trump ha suspendido toda cooperación con los demócratas de la Cámara de Representantes hasta que retiren sus múltiples investigaciones sobre su campaña, su presidencia y sus asuntos financieros.
Asesores le dijeron a CNN que Trump estaba especialmente enojado con el comentario de la presidenta de la cámara de que él tenía una “rabieta” y las percepciones de los medios de que su temperamento se salió de control en su reunión del miércoles.
Su ira lo impulsó a realizar un espectáculo profundamente extraño y poco presidencial en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, exigiendo el testimonio de sus asesores sobre su temperamento.
“Usted estaba muy tranquilo”, dijo la asistente principal de Trump, Kellyanne Conway.
El presidente, nuevamente enfurecido por no haber sido comprendido, argumentó que había sido consistente en muchas cuestiones políticas durante toda su vida: “Soy un genio extremadamente estable”.
No pasó mucho tiempo para que Pelosi respondiera.
“Cuando el ‘genio extremadamente estable’ comience a actuar de manera más presidencial, estaré feliz de trabajar con él en infraestructura, comercio y otros temas”, escribió Pelosi en Twitter.
Esta guerra de insultos entre una presidenta de la cámara y un presidente es poco digna. Es posible que los votantes que ya están disgustados con Washington se desilusionen aún más.
El jueves, el senador republicano John Kennedy, de Luisiana, suplicó a ambas partes que hablen entre ellos en lugar de actuar como “niños de 8 años durante una pelea en la parte trasera de una camioneta”.
Los partidarios de Trump, que abrazan su estilo no ortodoxo, de lenguaje sencillo y combativo, no se mostrarán perturbados por sus payasadas. Y las confrontaciones de Beltway a menudo se califican de manera diferente fuera de Washington. Trump también tiene un historial de confundir la sabiduría de los expertos políticos.
¿Puede haber un ganador?
Una fuente le dijo a Gloria Borger de CNN el jueves que el presidente está contento con la forma en que se están desarrollando las últimas escaramuzas políticas, creyendo que tiene a “los demócratas en una caja”. Trump cree que la extensa lista de aspirantes presidenciales demócratas y la fatiga pública con la investigación de Rusia lo ayudan, aunque está frustrado por las investigaciones demócratas sobre sus finanzas familiares.
“Su estado de ánimo es atrevido. Él cree que los está poniendo justo contra las cuerdas”, dijo la fuente.
Pero Trump puede tener más riesgo que Pelosi. No todos los estadounidenses quieren ver a su presidente despotricar desde detrás de un podio. Y, por mucho que el Partido Republicano trate de convertirla en la cara del Partido Demócrata, Pelosi no estará en la fórmula presidencial.
Trump ya llegó segundo en un enfrentamiento con Pelosi, en el cierre del gobierno de finales de año, que mostró cómo los presidentes están más expuestos en tales situaciones y, a menudo, pueden asumir la culpa.
Un duelo prolongado entre la Casa Blanca y la Cámara de Representantes podría ser una mala noticia para ambas partes. Cada bando quiere acciones en la infraestructura, los precios de medicamentos recetados y otras prioridades.
Pero Pelosi ha aprobado más de 250 piezas de legislación desde enero, incluidos algunos proyectos de ley importantes, muchos de los cuales están atascados en el Senado del Partido Republicano. Las medidas sobre el cambio climático, la atención médica, la reforma de armas y la de ética no es una mala recompensa para los votantes liberales.
Trump, mientras tanto, está ansioso por que se ratifique su reemplazo del acuerdo comercial del NAFTA con México y Canadá para reforzar su idea de que él es un presidente que arregla las cosas. Pero necesita la ayuda de Pelosi.
Y la historia sugiere que cualquier crisis económica importante provocada por el fracaso de las conversaciones sobre el presupuesto y el aumento del techo de la deuda, supondría más peligro para el presidente que para los demócratas.
‘Mafioso temerario’
Los eventos de los últimos dos días vieron a Pelosi levantarse de un asiento complicado y forzar a Trump a estar en una posición más difícil.
Con los demócratas de la Cámara de Representantes enfurecidos por la política del gobierno de no cooperar en general con sus esfuerzos de supervisión, una creciente minoría de legisladores ha estado pidiendo el juicio político.
“El hecho es que cuando tienes una Constitución y un Estado de Derecho, y se destruye de una manera como de mafioso temerario, debes actuar”, dijo el jueves el representante Steve Cohen, demócrata de Tennessee, a Poppy Harlow de CNN.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, se concentró en ese sentimiento el jueves.
“El problema de Nancy Pelosi es que perdió totalmente el control de su partido”, dijo Sanders al programa “New Day” de CNN.
“Tiene a la extrema izquierda que le dice qué hacer, tal vez a algunos de los moderados que realmente quieren hacer algo y ella perdió el control, y en algún momento tiene que tomar una decisión sobre qué dirección tomará”.
Los esfuerzos de Sanders pronto fueron socavados por los fuegos artificiales del presidente. Su actitud le ha permitido a Pelosi aliviar la presión, argumentando que a pesar de lo que pueden ser ofensas sujetas al juicio político, los demócratas no deben caer en las manos del presidente.
“No hay duda, la Casa Blanca está rogando por un juicio político. Es por eso que se volcó ayer. Todos tienen un relato que no es real. Quiero decir, quieren creer que hay todo este malestar en nuestra caucus. Eso simplemente no es la verdad”, dijo Pelosi el jueves.
Más tarde se le preguntó directamente a Trump si quería ser llevado a juicio político.
“No creo que nadie quiera ser llevado a juicio político”, respondió, pero luego citó las encuestas, que Pelosi también puede leer, que muestran que la mayoría de los estadounidenses se oponen a un paso tan divisivo.
“No creo que el pueblo estadounidense vaya a aceptarlo”, dijo Trump, en un indicio del argumento más amplio que presentaría al público si los demócratas de la Cámara de Representantes abrieran una investigación de juicio político.
La lucha entre Pelosi y Trump permanece fluida. No hay garantía de que ella mantendrá su ventaja actual. Y una cosa es segura, Trump nunca retrocederá.
Pero está claro que la Casa Blanca necesita una estrategia más efectiva para tratar con una presidenta de la cámara que ya ha explotado su poder para devolver la Casa Blanca a los demócratas en 2008.
Gloria Borger y Dana Bash de CNN contribuyeron a este informe.