Fajardo, Puerto Rico,el 7 de septiembre de 2017

Nota del editor: María Uriarte es profesora del Departamento de Ecología, Evolución y Biología Ambiental de la Universidad de Columbia y profesora adjunta en el Departamento de Ecología de la Universidad de São Paulo, Brasil. Uriarte estudia los procesos que impulsan la dinámica de los bosques en las regiones tropicales, con un enfoque en la recuperación de los bosques después de los huracanes y del uso humano de la tierra, y las consecuencias de estas dinámicas para los servicios de estos ecosistemas. Sus proyectos actuales se basan en Puerto Rico y Brasil. Su trabajo ha sido reconocido con una Beca de Liderazgo Leopold del Instituto Woods para el Medio Ambiente, de la Universidad de Stanford y una Beca de Ciencia sin Fronteras del gobierno brasileño. Uriarte recibió un M.S. en Estudios Ambientales de la Universidad de Yale, y su Ph.D. en Ecología de la Universidad de Cornell.

(CNN Español) – Los desastres naturales en el Caribe son cada vez más feroces y frecuentes. Las devastaciones recientes de los huracanes María e Irma, ambos de categoría 5, demuestran cómo estas poderosas tormentas pueden llevar a una destrucción generalizada, alta pérdida de vidas y reducción de las perspectivas de crecimiento económico. Las pérdidas causadas por estas dos tormentas en el Caribe se estiman en US$140.000 millones (US$ 90.000 millones de María y US$ 50.000 millones de Irma).

Aunque los huracanes no son nada nuevo en el Caribe, se espera que el calentamiento del clima global conduzca a un nuevo aumento de las temperaturas del agua del mar. Esto puede potencialmente alimentar más tormentas y es probable que veamos más huracanes de categoría 4 y 5 en el futuro. ¿Cómo nos preparamos para esta posibilidad? El eslogan de ‘reconstruir mejor’ es pegadizo pero ¿qué significa en concreto?

Una gran parte de la vulnerabilidad del Caribe a las tormentas se remonta a actividades económicas y patrones de uso de la tierra que, con el tiempo, han creado altos niveles de exposición al riesgo. La destrucción de los manglares, que proporcionan protección natural contra la erosión costera, ha socavado los ecosistemas costeros y dañado gravemente el turismo y la pesca. La deforestación ha puesto en peligro la estabilidad de los suelos y la integridad de los recursos hídricos, ambos recursos esenciales para el crecimiento económico y la resiliencia. El desarrollo económico también ha favorecido el uso de energía no renovable en vez de la energía solar, un recurso que abunda en la región.

En estas islas, construir resiliencia y sostenibilidad ecológica tienen que ir de la mano. A corto plazo, esto requerirá invertir en la restauración de ‘infraestructura verde’ como los manglares y los bosques. A largo plazo, incentivar un uso sustentable del medio ambiente es clave para mantener la pesca, la agricultura, los recursos naturales de la región y el turismo.

Las redes eléctricas en la región deberían evitar repetir los apagones masivos provocados por los huracanes recientes y aprovechar los recursos renovables, especialmente la energía solar. Como señalan los expertos en energía, la parte más vulnerable de las redes eléctricas no son los paneles solares si no las líneas eléctricas y otros equipos que transportan electricidad a los clientes. Por lo tanto se debería fomentar la incorporación de micro-redes de clientes y almacenamiento solar.

‘Reconstruir mejor’ es reconstruir verde. Pero esto por sí solo no es suficiente. ‘Reconstruir mejor’ también requiere un compromiso a usar los recursos desde una perspectiva sustentable, inteligente y ecológica.