(CNN Business) – Chevron recibió un indulto de último minuto de parte de la administración de Donald Trump el viernes que le permitirá continuar operando en Venezuela. Chevron es la última compañía petrolera estadounidense que queda en el país devastado por la crisis.
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El Departamento del Tesoro de EE.UU. otorgó a Chevron una extensión de tres meses de exenciones de sanciones que estaban programadas para expirar a la medianoche. La decisión le otorga a Chevron y cuatro compañías de servicios petroleros de EE.UU. permiso para continuar haciendo negocios con la empresa petrolera nacional PDVSA, que ha sido sancionada por la administración Trump.
El Departamento del Tesoro no proporcionó ninguna razón para otorgar la extensión, que vence el 25 de octubre de 2019.
Un retiro de Chevron de Venezuela habría asestado un golpe financiero y emocional a la empresa, que ha estado casi un siglo opera en la nación. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, podría incluso apoderarse de los activos de Chevron al nacionalizarlos.
Y una salida forzada de Chevron solo habría profundizado el declive histórico de la industria petrolera de Venezuela, que ya está lidiando con una crisis humanitaria, pesadillas de infraestructura, duras sanciones de Estados Unidos y una mala gestión.
“Nuestro enfoque es que las operaciones en Venezuela continúen cumpliendo con todas las leyes y regulaciones aplicables”, dijo Chevron en un comunicado el viernes.
Chevron dijo que se enfoca en “mantener la seguridad de las operaciones y apoyar a más de 8.000 personas que trabajan con nosotros y con sus familias”.
Chevron, una de las compañías petroleras privadas líderes en Venezuela, apoya a más de 8.000 personas en un país afectado por la crisis. La compañía produjo un promedio de 40.000 barriles de petróleo y gas natural en Venezuela durante el primer trimestre.
La extensión del Departamento del Tesoro también se aplica a cuatro compañías estadounidenses de servicios petroleros que operan en Venezuela: Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International.
El alivio de las sanciones hace poco para resolver los muchos problemas que enfrentan las compañías energéticas extranjeras en Venezuela. PDVSA enfrenta una persistente escasez de efectivo y en repetidas ocasiones ha tenido problemas para pagar a socios y proveedores.
“Los riesgos de trabajar en Venezuela superan con creces los beneficios potenciales”, dijo Pavel Molchanov, un analista de energía de Raymond James. “No hay nada que el gobierno de Estados Unidos pueda hacer a PDVSA que sea tan destructivo como lo que el régimen de Maduro ya ha hecho por sí mismo”.
Los precios bajos del petróleo podrían haberle dado a la administración Trump un margen de maniobra adicional para tomar medidas enérgicas contra Venezuela sin temor a causar un aumento en los precios de la gasolina en el país. A pesar de las elevadas tensiones entre Estados Unidos e Irán, los precios del petróleo han sido presionados por la producción robusta del oeste de Texas, el corazón del auge del petróleo de esquisto bituminoso estadounidense.
A principios de esta semana, el líder opositor venezolano Juan Guaidó prometió en Twitter proteger los activos de Chevron en Venezuela si los funcionarios estadounidenses no renuevan la licencia. Si bien Washington y otras capitales occidentales han reconocido a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela, tiene poco poder para hacer cumplir esa promesa dado que Maduro sigue a cargo.
En enero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso sanciones punitivas a PDVSA en un esfuerzo por obligar al presidente Maduro a abandonar el poder. Esas sanciones prohibieron a las compañías estadounidenses hacer negocios con la compañía petrolera nacional.
ExxonMobil y ConocoPhillips abandonaron Venezuela hace años, luego de que el expresidente venezolano Hugo Chávez nacionalizara los yacimientos petrolíferos del extranjero. Más recientemente, Pepsi canceló su operación en Venezuela en 2015 y sufrió una pérdida de 1.400 millones de dólares. Mondelez, Bridgestone, Colgate y Kimberly-Clark también cerraron sus operaciones en Venezuela.
Venezuela representa una parte muy pequeña de la producción total de Chevron, que aumentó a 3 millones de barriles por día durante el primer trimestre. Aún así, abandonar Venezuela causaría una pérdida de ganancias para Chevron y probablemente obligaría a la compañía a amortizar al menos una parte del valor de sus activos allí.