Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.
(CNN Español) – La crisis política desatada en la Argentina por unas elecciones que no fueron, muestra lo sorprendente que es este país. El día después de la aplastante derrota que sufrió en las urnas el 11 de agosto, el presidente Mauricio Macri sorprendió al decir que las elecciones “no habían sucedido”. ¿Qué aconteció pues, para que unas elecciones que “no fueron” desataran una crisis institucional, una devaluación del 25% de la moneda en 48 horas y que se hable de transición entre un presidente saliente y uno que todavía ni siquiera ha sido electo?
Las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, las PASO, fueron diseñadas para que los partidos políticos pudieran elegir las fórmulas presidenciales y los diferentes cargos de elección popular. Son abiertas y simultáneas porque todos los partidos presentan sus listas el mismo día y la población está obligada a elegir una sola fórmula, para evitar que una persona pueda participar de primarias en diferentes partidos e intervenir arteramente en otros partidos e inclinar la balanza hacia tal o cual candidatura. Aunque estas PASO funcionaron como primarias para elegir cargos parlamentarios o locales, en realidad, las nueve fórmulas presidenciales que se presentaron ya habían sido elegidas internamente, lo que amerita una reflexión más profunda sobre la pertinencia de las PASO en sí mismas.
Hasta este 11 de agosto se pensaba que las PASO funcionarían como una gran encuesta hacia las elecciones del 27 de octubre. Vale la pena recordar que en el sistema electoral argentino, si alguien consigue el 40% de los votos y una diferencia de 10 puntos sobre el contendor, o más del 45% en primera vuelta, automáticamente triunfa sin balotaje. Sin embargo, a medida que crecía el apoyo a la fórmula Fernández-Fernández y algunas encuestadoras daban un resultado muy ajustado, pero favorable a esta fórmula, desde el gobierno y los grandes medios de comunicación que lo apoyan, se resaltó la importancia de esta instancia electoral, y convocaron a la población a que fuera masivamente a votar, insinuando que se podía ganar, convirtiendo las PASO en un virtual plebiscito. Hubo incluso periodistas que plantearon que las PASO eran de “vida o muerte”.
La diferencia de casi 16 puntos a favor de Alberto Fernández y su triunfo en casi todas las provincias los dejó atónitos, mudos. Lo que presentaron en primera instancia como una “encuesta”, terminó convertido en un plebiscito. Y los plebiscitos son binarios, por sí o por no. Y la inmensa mayoría de la población le dijo a Macri que no lo quiere más.