Nota del editor: El Dr. Arthur L. Caplan es catedrático y director fundador de la División de Ética Médica en el Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU). El Dr. Peter Hotez es jefe de cátedra de Pediatría y decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical en la Universidad de Medicina Baylor. Es el autor de “Vaccines Did Not Cause Rachel’s Autism” (John Hopkins University Press). Las opiniones expresadas en este artículo son propias de los autores.
(CNN) - Solo es posible erradicar unos pocos cánceres en el mundo. El cáncer de cuello uterino es uno de ellos. Tenemos las herramientas y la pericia técnica para eliminar el cáncer de cuello uterino en Estados Unidos, pero carecemos del liderazgo, del impulso y del apoyo para que esto ocurra. Eso debe cambiar.
A nivel mundial, el cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer más común entre las mujeres. En 2018, murieron más de 300.000 mujeres de cáncer de cuello uterino, a pesar de que la enfermedad es en gran medida prevenible. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la audaz e importante medida de redactar una estrategia integral para eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública.
¿Por qué pudo pronosticar la eliminación de un cáncer letal? Porque las vacunas para el virus del papiloma humano (VPH), que causa el cáncer de cuello uterino, están disponibles y son eficaces. La vacuna contra el VPH brinda casi una protección del 100% contra las infecciones por las dos cepas principales del VPH que causan el 70% de los cánceres de cuello uterino y otros tipos de cánceres de garganta, anales, etc.
Para eliminar el cáncer de cuello uterino, la OMS propone vacunar al 90% de las niñas menores de 15 años antes del 2030. La estrategia involucra implementar programas más amplios de exámenes para detectar el cáncer y de tratamientos, con el objeto de eliminar el cáncer de cuello uterino como problema de salud pública.
Algunos países ya se han adelantado a las recomendaciones de la OMS. Australia adoptó tempranamente la vacuna del VPH. Se convirtió en uno de los primeros países en lanzar y financiar públicamente un programa de vacunación contra el VPH en 2007 y luego organizó un programa detallado para detectar el cáncer de cuello uterino. Un grupo de científicos y expertos predice ahora que Australia eliminará el cáncer de cuello uterino hacia 2028. Rwanda, que ha logrado altas tasas de vacunación contra el VPH en las jóvenes, es otra historia de éxito.
Tristemente, Estados Unidos está muy rezagado detrás de estos dos países. Según estimaciones de la Sociedad Americana Contra el Cáncer, se han diagnosticado más 13.000 nuevos casos de cáncer de cuello uterino en 2019, y más de 4.000 mujeres murieron a raíz de esto.
Hay dos grandes razones para el número de muertes por cáncer de cuello uterino entre las estadounidenses. Primero, unas 8 millones de estadounidenses no se están haciendo las pruebas de detección de cáncer cervical, que son cruciales para la detección y el tratamiento tempranos.
Segundo, más jóvenes en nuestro país deberían ser vacunados contra el VPH. Los CDC recomiendan que todos los niños y niñas de 11 o 12 años sean vacunados, pero solo 16% de los adolescentes completaron las vacunas contra el VPH antes de los 13, y el 35% lo hicieron antes de cumplir 15, según el Journal of Infectious Diseases.
En Kentucky y Mississippi solo la mitad de los adolescentes de entre 13 y 17 años recibieron la vacuna contra el VPH. Estos números apenas mejoran en estados como Texas, Oklahoma, Kansas y Missouri.
¿Qué salió mal? En principio, los adolescentes y sus familias que viven en zonas rurales del país carecen de fácil acceso a la vacunación contra el VPH. Algunos erróneamente ligan la vacuna con la promiscuidad, dado que el VPH se transmite sexualmente, y la cobertura de la vacuna es baja en los estados considerados conservadores y muy religiosos. Una tercera razón clave es la insidiosa campaña de información errónea antivacunación, dirigida en particular contra la vacuna del VPH.
Los grupos antivacunación afirman falsamente que la vacuna del VPH causa enfermedades autoinmunitarias y otras condiciones crónicas, infertilidad, o que hasta pueden causar depresión o suicidio en los adolescentes. No hay pruebas científicas para estas afirmaciones. Estas preocupaciones engañosas no son toleradas en Australia, Escocia ni en ningún otro lugar en la Tierra que intenta seriamente deshacerse del cáncer de cuello uterino. Sin embargo, estas afirmaciones se hacen a mansalva en los sitios web antivacunación y en los libros pseudocientíficos disponibles en Amazon.
Estados Unidos puede y debe lograr los objetivos marcados por la OMS. Nuestra salud pública y los líderes electos necesitan articular un objetivo claro para avanzar en pos de la eliminación del cáncer de cuello uterino en Estados Unidos hacia el 2030. Esto es viable, pero significa mejorar el acceso de los adolescentes a la vacuna del VPH mientras se hace frente a los aguerridos grupos de cabildeo antivacunación.
No hay excusa para seguir condenando a una generación de niñas y mujeres al cáncer de cuello uterino y a las muertes por ese cáncer. Es posible eliminar el cáncer de cuello uterino. Es algo que les debemos a nuestras niñas.
Traducción de Mariana Campos