(CNN) – El próximo 20 de octubre los bolivianos acudirán a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 36 senadores, 130 diputados y 9 representantes supraestatales en un complejo escenario político que en los últimos días se ha calentado con cabildos y manifestaciones en diferentes ciudades del país que anunciaron defender la democracia y hacer respetar su voto en las urnas.
En este contexto, dos candidatos son los que tienen mayores posibilidades de alcanzar la presidencia de Bolivia, en un escenario político polarizado, que avizora una segunda vuelta electoral, según los expertos.
Por una parte, está el presidente Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, que va por un cuarto mandato.
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Morales asegura que ganará en primera vuelta las elecciones de este domingo, y aclara que el proceso de cambio que emprendió su gobierno, hace 14 años, es irreversible “porque el pueblo está unido, en torno a un proyecto político de liberación, el pueblo está unido en torno a un programa de gobierno, pero programa del pueblo”.
Morales llega a la contienda electoral luego de un fallo del tribunal constitucional que lo habilitó para postularse de manera indefinida, bajo el argumento de que es un derecho humano, a pesar del resultado del referéndum de febrero de 2016 que le confirió el 51,3% de los votos al no a la reelección.
La actual constitución boliviana, aprobada en febrero de 2019, solo comprende dos periodos consecutivos para el ejercicio de la presidencia en Bolivia.
En el otro frente está el expresidente, y ahora candidato a la presidencia, Carlos Mesa.
Para Mesa, la elección del próximo domingo es crucial, porque está en juego la democracia boliviana frente al autoritarismo instaurado por el gobierno del Movimiento al Socialismo en estos últimos 14 años.
Su partido pretende “establecer un gobierno de transformación, de democracia de verdad, que responda a lo que la mayoría de los bolivianos pidan y quieran”.
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En este contexto, analistas políticos como Gonzalo Rojas afirman que se avizora una segunda vuelta electoral “altamente crispada, con mucha incertidumbre, pero lo que tenemos a favor de la democracia es una ciudadanía movilizada que va estar celosa de su voto, del control del voto”, aclara.
Pero esta elección también viene cargada de nubarrones de un posible fraude electoral, y cuestionamiento por parte de sectores políticos de oposición al trabajo del Tribunal Supremo Electoral en favor del partido de gobierno.
Así lo manifiesta la diputada Jimena Costa de Unidad Nacional, que dijo a CNN que, “el padrón electoral desde el año 2005 que entra Evo Morales, que era un padrón limpio y depurado ha crecido en un 190% para la elección 2019, obviamente no tiene correlación con el crecimiento demográfico, no habido un crecimiento demográfico del 190 %”.
La presidenta del Tribunal Electoral, María Eugenia Choque, cuestiona la posición de Jimena Costa, afirmando que el padrón es confiable y fue auditado por la Organización de Estados Americanos (OEA), como también serán auditados los sistemas informáticos de cómputo implementados para esta elección.
“Nuestro trabajo va a ser transparente, nuestro trabajo no solamente tiene que ver con el decir sino con los hechos. El ISO electoral va a ser un hecho, la auditoría al proceso va a ser un hecho y el seguimiento continuo y permanente no solamente va a ser entre cuatro paredes, va a ser público”, explica.
De concretarse una segunda vuelta electoral en los comicios del domingo 20 de octubre, los bolivianos ejercerían ese derecho por primera vez en la historia democrática de este país, luego de la aprobación de la nueva Constitución en febrero de 2009.