(CNN) – Cuatro millones de hectáreas consumidas por el fuego en la Chiquitanía boliviana —12 áreas protegidas de gran biodiversidad de flora y fauna para el planeta, ecosistemas únicos— fueron afectadas en un 45 % de su territorio.
Cinco vidas segadas, cuatro bomberos voluntarios y un campesino del lugar son el resultado de este desastre ambiental, según datos la gobernación del departamento de Santa Cruz.
Fue una catástrofe ecológica que solo la propia naturaleza pudo controlar con las lluvias —luego de 70 días en que el fuego destruyó bosques y pastizales de la zona—, a pesar de los esfuerzos realizados por las autoridades nacionales, departamentales, militares, policiales, cientos de ciudadanos y voluntarios que participaron en la emergencia.
El fuego en los bosques chiquitanos y la destrucción de su fauna tocó la sensibilidad del ciudadano y se instaló en la agenda política con miras a las elecciones presidenciales del próximo 20 de octubre.
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Por el incendio se generó la movilización del Comité Pro Santa Cruz, organizaciones en defensa de la democracia, activistas medioambientales y ciudadanos que se dieron cita a un multitudinario Cabildo el viernes 11 de octubre, un mecanismo constitucional de democracia directa y participativa, cuya convicción de defensa de la tierra chiquitana, su valor para la región y el mundo, fue reivindicada.
Mas de un millón y medio de personas se congregaron en la capital cruceña, según los cívicos de ese departamento. Varios fueron los oradores, entre ellos la activista Andrea Vaca Barberí, que en tono fuerte dijo a los asistentes “debemos unirnos y defender nuestra tierra, nuestra Chiquitanía, nuestra democracia y sobre todo nuestra libertad, ya que la libertad no es regalo de un hombre ni de un gobierno, es regalo de Dios”.
Seis días después, con la misma consigna de defensa de la democracia y la Chiquitanía, le siguieron La Paz y Cochabamba. A la convocatoria acudieron ciudadanos como Marcela Ayaviri, que le dijo a CNN que estaba presente en el Cabildo para “defender la democracia, defender la Chiquitanía. Estoy viniendo a defender todo el territorio boliviano”, aclaró.
A pocos días de la elección presidencial del próximo 20 de octubre, los incendios en la Chiquitanía, según algunos analistas, han impactado en los ciudadanos y se han instalado inevitablemente en la agenda político electoral del país y podría influir en el voto de los electores.
Para la presidenta de la Cámara de Senadores de Bolivia, Adriana Salvatierra, del partido de oficial, el incendio en la Chiquitanía fue “una tragedia enorme”, y afirma que el gobierno hizo todos los esfuerzos en cuestión de recursos humanos y técnicos para mitigar el fuego.
Una tragedia, que no puede medirse sólo en términos electorales aseguró.
“Nos deja una enseñanza enorme a nosotros, en términos de gestionar los recursos necesarios, de gestionar las políticas públicas de respuesta inmediata a esto que nos garanticen en otros momentos en otras circunstancias reaccionar en forma eficiente, en forma oportuna con todas las lecciones aprendidas”
Para analistas políticos como Franklin Pareja, el desastre ecológico en la Chiquitanía generó la indignación de los ciudadanos por una mala gestión gubernamental que no actuó de inmediato para mitigar y confrontar los incendios, insistió que tenía todos los recursos y no declaró “desastre nacional” para poder capitalizar recursos, asistencia técnica y logística internacional.
Este Ecocidio, afirma Pareja, “esta catástrofe ecológica ha llegado a casi dos meses de extensión, y por lo tanto aquí es donde se produce una pedagogía ciudadana que entiende y ve el futuro con temor, con preocupación y eso sí que produce el deslave político que podría tener consecuencias electorales”.
En este contexto, el tema del medioambiente, que en anteriores elecciones presidenciales no era parte del debate político electoral y tampoco estaba en la agenda ciudadana, hoy toma protagonismo con los incendios en la Chiquitanía boliviana y se verá reflejado en el voto de los electores, según los expertos.