(CNN) – Después de que su madre recibió un disparo en una emboscada cerca de la frontera entre Estados Unidos y México, un niño de 13 años escondió a sus hermanos y caminó durante aproximadamente seis horas para obtener ayuda, dijo su familia.
Devin Blake Langford escondió a seis de sus hermanos en arbustos y los cubrió con ramas para “mantenerlos a salvo mientras buscaba ayuda”, escribió la familiar Kendra Lee Miller en una publicación de Facebook el martes.
La madre del niño, Dawna Ray Langford, conducía uno de los tres vehículos que formaban parte de una aparente emboscada que dejó nueve mujeres y niños muertos en el estado mexicano de Sonora el lunes.
Dawna Langford y las otras dos madres conducían cada uno de los tres vehículos. Fueron asesinadas junto con cuatro niños pequeños y dos bebés, dijo Alex LeBarón, familiar.
Después de ver morir a su madre y sus dos hermanos, Devin caminó aproximadamente 22 km hasta La Mora y transmitió las “primeras noticias que alguien había escuchado” sobre el ataque, dijo Miller.
“Los tíos de Devin se armaron con pistolas y regresaron para tratar de encontrar a los niños escondidos, sabiendo que muchos de ellos estaban heridos. No llegaron muy lejos antes de darse cuenta de que corrían el riesgo de morir, ya que hubo tiroteos continuamente durante horas en las montañas cerca de La Mora “, escribió Miller.
Otra familiar, Tiffany Langford, confirmó la versión de Miller sobre el viaje de Devin en busca de ayuda.
Cinco de los seis niños que Devin escondió fueron llevados a un hospital local y luego trasladados a Estados Unidos. La sexta niña, la hermana de 9 años de Devin, desapareció después de que ella se fue en un segundo intento de obtener ayuda.
Familiares y soldados mexicanos encontraron a la niña después de registrar el área durante aproximadamente dos horas, dijo Miller.
Los investigadores creen que los tres vehículos fueron emboscados por grupos criminales. El ministro de Seguridad de México, Alfonso Durazo, dijo que el ataque podría haber sido un caso de identidad equivocada de “grupos en conflicto en el área”.
Las víctimas son parte de una comunidad mormona de aproximadamente 3.000 miembros que viven en México.