(CNN) – Es fácil sentirse abrumado por toda la información que se ha conocido en la investigación de juicio político contra el presidente Donald Trump debido a su conducta frente a Ucrania.
Existen decenas de testigos, miles de páginas de transcripciones y dos partidos políticos haciendo todo lo posible para contar la historia que mejor los haga ver a partir de los hechos conocidos (y, en el caso de Trump, frecuentemente con“hechos” inventados). Todo esto se complicará aún más a partir de este miércoles, cuando la Cámara de Representantes comience su fase de audiencias públicas en la investigación.
Pero hay algo que no se debe perder de vista al seguir las audiencias públicas —y el giro inevitable sobre estos testimonios—: ya tenemos una comprensión muy clara —y decididamente consistente— de lo que sucedió antes, durante y después de la llamada que sostuvieron el 25 de julio el presidente Trump y su homólogo de Ucrania Volodymyr Zelensky.
Estos son los hechos claves que conocemos:
1. Trump en la llamada le dejó claro a Zelensky que Estados Unidos hace mucho por Ucrania y que este país no le corresponde de la misma manera. También que quería una investigación sobre la ubicación del servidor que fue hackeado al Comité Nacional Demócrata. Además, expresó su deseo de indagar –sin ninguna evidencia fáctica– sobre cargos contra Joe y Hunter Biden por supuestas prácticas corruptas en Ucrania. Todo eso está contenido en la transcripción de la llamada publicada por la Casa Blanca.
2. En tiempo real se manifestaron inquietudes sobre la naturaleza de la llamada, incluyendo las del teniente coronel Alexander Vindman, un experto sobre Ucrania del Consejo de Seguridad Nacional, quien estuvo presente en la comunicación e inmediatamente después se dirigió a su jefe y expresó sus preocupaciones sobre lo que él creía era Trump usando sus poderes presidenciales para afectar a un potencial rival de las elecciones en 2020.
3. Los ucranianos sabían, desde principios de agosto, que la suspensión en el desembolso de casi 400 millones de dólares en ayuda militar probablemente estaba relacionada con el deseo de la administración Trump por un anuncio público que diera a conocer la investigación contra Biden.
4. A principios de septiembre, Gordon Sondland, el embajador en la Unión Europea, le dijo a un importante asistente de Zelensky que la ayuda militar probablemente estaba relacionada al anuncio de la investigación.
5. El secretario general de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, dijo ante periodistas el mes pasado que la ayuda estaba vinculada a que los ucranianos se comprometieran con investigar la corrupción en su país, estrategia que describió como una práctica común.
6. Al abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, se le asignó la tarea de dirigir una especie de política exterior a la sombra en el país.
Esos seis hechos básicos dibujan una imagen muy oscura para el presidente y su equipo de altos funcionarios. Si bien parece que el argumento que los republicanos utilizarán para refutar es que Trump no creía realmente en que estaba cometiendo un quid pro quo, la acumulación de evidencia —a partir de testimonios a puerta cerrada y declaraciones públicas— sugiere que no se trató de una sola llamada telefónica entre Trump y Zelensky, sino más bien de una campaña de presión más amplia que se extendió por meses y estaba claramente dirigida principalmente a utilizar un gobierno extranjero para enlodar a un rival político.
Lo que es verdaderamente destacado, y que vale la pena tener en mente al ver estas audiencias públicas, es la coherencia con que personas de una amplia variedad de ramas del gobierno, cuyas vidas laborales tuvieron relación con este episodio de Ucrania, describen lo que sucedió.
Desde el Departamento de Estado hasta el Pentágono, hay una clara consistencia en cómo se desarrolló todo esto. Y parece que las esas versiones de los eventos también respaldan el relato del denunciante inicial que se hizo público a fines de septiembre y fue el punto de inicio de esta novela.
Esa coherencia es importante y reveladora, especialmente cuando Trump sugiere que los testigos son “anti-Trump” o parte del llamado “Estado profundo” que durante mucho tiempo ha estado supuestamente conspirando contra él. Pregúntate esto: ¿es razonable creer que más de media docena de testigos, en una amplia variedad de agencias dentro del gobierno, de alguna manera conspiraron para “atrapar” a Trump al contar versiones similares de lo que sucedió en esa llamada del 25 de julio? ¿Y que todos ellos son “anti-Trump”, a pesar de la evidencia nula de que alguno de ellos en realidad lo es?
Los hechos, combinados con algo llamado “lógica”, simplemente no confirman nada de eso. Por eso es que Trump y sus aliados harán todo lo posible en los próximos días y semanas para enturbiar el agua sobre lo que realmente sucedió.
En verdad, no es tan complicado. Regresa y lee los seis hechos que conocemos. Esa es la clave de todo esto. Y ningún giro los cambiará.