(CNN) – La Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes abrió este miércoles audiencias históricas de juicio político para investigar si el presidente Donald Trump (y sus aliados) abusaron de su cargo en un intento por armar a Ucrania para que abriera una investigación sobre su rival político, el exvicepresidente Joe Biden.
Estoy monitoreando la muy esperada audiencia —que pone grandes cosas en juego— a medida que sucede. A continuación, mis conclusiones sobre los mejores momentos que he visto hasta ahora.
Adam Schiff apela a la historia, y al futuro
La declaración de apertura del presidente de la Comisión de Inteligencia, Adam Schiff, tuvo un mensaje muy claro: estas audiencias no se refieren solo a Trump. Se trata de cómo funciona la presidencia (y debería funcionar) dentro de nuestra democracia, y de los controles y equilibrios entre los poderes Legislativo y Ejecutivo integrados en la Constitución.
“Nuestra respuesta a estas preguntas afectará no solo el futuro de esta Presidencia, sino el futuro de la Presidencia misma, y qué tipo de conducta o mala conducta puede esperar el pueblo estadounidense de su comandante en jefe”, dijo Schiff en un punto.
En otro, citando la negativa de la administración Trump a permitir que sus altos funcionarios testifiquen ante el Congreso, Schiff dijo que tal medida “no es lo que pretendían los Fundadores”, y agregó: “Las perspectivas de una mayor corrupción y abuso de poder, en esta administración u otra, se incrementarán exponencialmente”.
Para concluir, Schiff preguntó: “¿Es eso lo que los estadounidenses deberían esperar de su presidente? Si esto no es una conducta enjuiciable, ¿qué lo es? ¿El juramento del cargo mismo —que exige que nuestras leyes se ejecuten fielmente, que nuestro presidente defienda una Constitución que equilibra los poderes de sus ramas, estableciendo la ambición contra la ambición para que no seamos una monarquía— todavía tiene sentido?”.
El objetivo de las repetidas invocaciones de la historia que hizo Schiff —mencionó a los Fundadores dos veces y la Constitución tres veces— fue dejar en claro que estas audiencias eran menos un esfuerzo partidista dirigido a Trump y más una defensa necesaria de los principios democráticos sobre los cuales el país fue fundado.
Esto no se trata de Trump o incluso de un partido político en particular, decía Schiff. Se trata de cómo queremos que nuestro gobierno funcione, y no que funcione.
Parece poco probable que la apelación de Schiff a la historia influya en muchas personas del comité. Incluso antes de que comenzara a hablar, los republicanos habían puesto carteles detrás del estrado criticando los procedimientos.
Devin Nunes subió a 11
Si Schiff trató de fundamentar las audiencias en la historia, el representante de California Devin Nunes, el republicano de más alto rango en el Comisión de Inteligencia, buscó tomar la ruta inusual.
Dijo que las audiencias fueron un “final lamentable” para los intentos demócratas de anular los resultados de las elecciones de 2016.
Describió el testimonio a puerta cerrada ofrecido por los testigos de Ucrania como de “atmósfera de culto”.
Sugirió que el denunciante “era conocido por tener prejuicios contra el presidente Trump”.
Se burló de la “farsa de juicio político”.
Llamó a los procedimientos una “Cámara Estrellada” (un tribunal inglés en el Palacio de Westminster fundado en 1487 y abolido en 1641 cuyo objetivo principal eran los casos de calumnias y traición).
Descartó la investigación y la calificó como una “secuela ucraniana de bajo alquiler” de la investigación de Mueller.
Sin embargo, en realidad en ninguna parte, Nunes hizo mención de la transcripción del 25 de julio entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. O de los hechos presentados por los testigos llamados por los investigadores de la Cámara.
La declaración de apertura de Bill Taylor fue una sorpresa
Taylor, el principal funcionario estadounidense en Ucrania, pronunció una declaración de apertura magistral, repleta de detalles sobre la formación de un canal “irregular” (dirigido por el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani) con Ucrania, que a menudo corría directamente en contra de su propio canal regular y la política estadounidense de larga data en la región.
Taylor también presentó un cronograma insoportablemente específico de sus interacciones con, entre otros, el asesor de seguridad nacional John Bolton, el embajador de Estados Unidos en la Unión Europea, Gordon Sondland, y altos funcionarios ucranianos. En esa línea de tiempo, en repetidas ocasiones dejó en claro que había un entendimiento no muy silencioso de que la ayuda militar de Estados Unidos a Ucrania se estaba reteniendo y hasta que el país anunciara una investigación sobre Burisma Holdings, una compañía ucraniana de gas natural donde Hunter Biden, el hijo del exvicepresidente, hizo parte de la junta.
Igualmente asombroso, Taylor relató un episodio sobre Sondland del que le contaron solo después de su testimonio a puerta cerrada el 22 de septiembre. Según Taylor, Sondland se reunió con un asesor principal de Zelensky el 26 de julio, un día después de la fatídica llamada entre Trump y Zelensky. Luego, Sondland llamó a Trump y le informó sobre la naturaleza de la reunión y un asesor de Taylor escuchó a Trump preguntar sobre “las investigaciones”. Luego de esa llamada, el asesor de Taylor le preguntó a Sondland qué pensaba Trump sobre Ucrania. Sondland respondió que a Trump le importa más la investigación de Biden que cualquier otra cosa.
Wow.
El impacto geopolítico del enfoque de Trump hacia Ucrania
Si bien el foco de la audiencia del miércoles, al menos de los miembros del Congreso, es lo que Trump (y sus aliados) hicieron con respecto a Ucrania y los Biden, tanto Taylor como George Kent, un funcionario del Departamento de Estado, expresaron repetidamente sus preocupaciones sobre el impacto de retener la ayuda militar al país.
Taylor señaló que había viajado a la región de Donbass en el este de Ucrania y había visto, directamente, el impacto de los casi 400 millones de dólares en ayuda militar estadounidense retenida para el país en su lucha continua contra las incursiones rusas. Kent, de manera similar, trató de enfatizar cuán crítica era Ucrania, y el apoyo de Estados Unidos a Ucrania, en los esfuerzos continuos para limitar el avance de Rusia en la región. (Rusia anexó Crimea, un territorio ucraniano, en 2014).
La preocupación genuina expresada por Taylor y Kent es un recordatorio sorprendente de que la campaña de presión organizada por la Casa Blanca tuvo implicaciones en el mundo real no solo para Ucrania pero para los intereses de Estados Unidos en la región, y específicamente en sus tratos con Rusia.
En resumen: no se trataba solo de que Trump obtuviera lo que quería de los Biden de Ucrania. Esto tuvo verdaderas repercusiones en la geopolítica estadounidense.