(CNN) – Máximo, un solicitante de asilo, huyó de su Honduras natal con su hijo para buscar una nueva vida en Estados Unidos.
Pero mientras espera que se escuchen sus casos, dice que prácticamente se han convertido en prisioneros en un refugio para migrantes en la ciudad fronteriza mexicana de Nuevo Laredo, donde los carteles se aprovechan de los migrantes que se aventuran en las calles. Él y su hijo casi fueron secuestrados, dice.
“Estamos solos y solo la mano de Dios nos ha mantenido a salvo del peligro constante que hierve en este país”, escribió en una carta. “No tenemos la intención de causar ningún daño a Estados Unidos. Simplemente nos gustaría un lugar seguro [para esperar] una respuesta del gobierno”.
Maximo se encuentra entre las decenas de miles de solicitantes de asilo que, según la política de la administración Trump, deben esperar en México sus procedimientos de inmigración en Estados Unidos.
Él y casi otras dos docenas de migrantes en la frontera respondieron a una solicitud de Denise LaRock, una monja estadounidense que aboga por los inmigrantes, para escribir cartas explicando su peligrosa situación. LaRock les dijo a los migrantes que compartiría las cartas con los periodistas para llamar la atención sobre los peligros que enfrentan.
CNN solo usa los nombres de los migrantes debido a problemas de seguridad.
LaRock ha estado ayudando a unos 200 solicitantes de asilo, en su mayoría de Centroamérica, que viven en refugios proporcionados por Lorenzo Ortiz, un pastor de un ministerio llamado El Buen Samaritano Migrante. Entre los solicitantes de asilo se encuentran un ex oficial de policía, un ingeniero mecánico, un mecánico y un estudiante universitario.
Los refugios, que incluyen cuatro iglesias y una casa, están llenos y tienen poco o ningún mobiliario. Los migrantes duermen en catres o en el suelo. Y los vecindarios circundantes son tan peligrosos, escriben, que caminar fuera del refugio podría resultar en secuestro o muerte.
“El secuestro es el pan de cada día [aquí]”, escribió María, otra migrante.
“México es igual o peor que Honduras”, escribió una tercera, Elsa. “Estamos en prisión aquí por el peligro, porque los carteles están en cada esquina”.
Miles de migrantes esperan en el limbo
Aproximadamente 60.000 migrantes han sido devueltos a México desde el comienzo, en el segundo trimestre del año, de la política de “Remain in Mexico” (Permanecer en México) de la administración Trump, que requiere que los solicitantes de asilo esperen en dicho país a que se resuelvan sus casos. La administración Trump ha dicho que el programa ha ayudado a reducir el número de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México y a aliviar la actual crisis fronteriza.
Pero Ortiz dice que los migrantes en la frontera enfrentan nuevos peligros. Afirma que los carteles cubren las estaciones de autobuses y las calles cercanas a la oficina de inmigración en busca de centroamericanos. Los solicitantes de asilo, dice, son objetivos fáciles porque generalmente son liberados por las autoridades estadounidenses con zapatos sin cordones y llevando una carpeta manila con documentos y una bolsa de plástico con sus pertenencias.
Una migrante, Tere, escribió que ella y su hijo de 7 años fueron secuestrados una vez que llegaron a la frontera de Estados Unidos y fueron retenidos durante nueve días sin comida. Solo fueron liberados después de que su familia pagó un rescate, escribió.
“Agradezco a Dios por liberarme de esa terrible experiencia”, escribió Tere, quien dice que su cita en la corte de asilo en Estados Unidos es el próximo febrero.
En sus cartas, muchos de los migrantes agradecen a Ortiz y a Dios por su supervivencia.
Ortiz le dijo a CNN que algunos migrantes han sido secuestrados más de una vez y que otros han sido agredidos sexualmente o han perdido los dedos por los carteles. Al menos cuatro familias que fueron secuestradas no han regresado, dijo Ortiz.
“El peligro es real”, le dijo a CNN por teléfono.
Un cartel asaltó uno de sus refugios a punta de pistola hace unos dos meses, dijo. Pero señaló que el cartel no lastimó a nadie después de que supieron que el refugio estaba dirigido por un pastor.
Alimentados y seguros
LaRock es ciudadana de Estados Unidos y dice que ha cruzado la frontera desde Laredo, Texas, en la camioneta de Ortiz todos los miércoles durante los últimos dos meses para llevar suministros a los refugios.
Ella llena la camioneta con aceite de cocina, frijoles, pañales, mantas, ropa, rompecabezas y cualquier otra cosa que su Coalición de Bienvenida Interreligiosa pueda reunir para ayudar a abordar las necesidades básicas de los migrantes.
También comenzó una página de GoFundMe para ayudar a Ortiz a pagar el alquiler, la electricidad, el agua y los alimentos para los refugios.
LaRock dice que espera que las cartas desesperadas de los migrantes ayuden a otros estadounidenses a comprender cómo las políticas estadounidenses exponen a los solicitantes de asilo a algunos de los mismos peligros de los que huyeron en sus países de origen.
“Espero que la gente … pueda tener compasión”, dijo LaRock a CNN por teléfono.
Mientras tanto, los migrantes en Nuevo Laredo esperan que su futuro sea de alguna manera más brillante.
“Lamenté haber dejado mi país”, escribió en su carta Lilian, una hondureña que esperaba en un refugio fronterizo con su hija. Pero la pobreza en Honduras era demasiado severa y su hija no tenía futuro allí, dijo.
“La meta de toda madre es buscar algo mejor para sus hijos”.