(CNN) – Ella ya era racista cuando tomó un trabajo editorial en Washington, DC. Pero cuando se convirtió en reportera de Breitbart News, Katie McHugh dice que fue llevada a nuevos niveles de odio con la ayuda de Stephen Miller.
Correos electrónicos muestran que los dos estuvieron en contacto frecuente entre 2015 y 2016, mientras él trabajaba para el entonces senador Jeff Sessions y más tarde en la campaña presidencial de Trump.
McHugh dice que en el camino de Miller a la Casa Blanca, donde él ahora es un asesor principal muy involucrado en la configuración de la política de inmigración en consonancia con su postura radical, le enviaba constantemente material de extrema derecha, alentándola a usar sus argumentos en sus artículos.
“Estaba dando forma a la cobertura de noticias de un sitio web de extrema derecha que estaba creciendo rápidamente … y estaba controlando la narrativa detrás de la candidatura de Donald Trump y el curso del electorado, especialmente el electorado republicano”, dice McHugh. Breitbart apoyó a Trump y cuando se levantó mientras abrazaba la ideología del sitio, también lo hizo la popularidad de Breitbart con los lectores.
McHugh se transformó en una acólita de Miller, quien, según ella, la radicalizó aún más.
“Yo era una nacionalista blanca”, dice ella. “Como quieras llamarlo: nacionalista blanca, supremacista blanca. Pero esa parte [de mí] está muerta”.
Ella dice que Miller mostró en privado sus verdaderos colores e impulsó los ideales de la supremacía blanca, haciéndose eco en ella de sus radicales puntos de vista sobre la restricción de la inmigración para obtenerlos en el sitio web de Breitbart.
McHugh ha compartido varios cientos de correos electrónicos con el Southern Policy Law Center y ahora algunos con CNN, mostrando los contactos de Miller de 2015 a 2016. Ella dice que Miller dejó de comunicarse una vez que obtuvo un puesto en la Casa Blanca.
Ella aceptó una entrevista en CNN, la primera en cámara, porque quiere hacer sonar la alarma sobre Miller.
Ella dice que está haciendo esto como parte de su propio viaje hacia la sanación y el arrepentimiento por la vida que solía vivir y las personas a las que lastimó.
Miller no ha respondido a una solicitud detallada de comentarios. Tampoco ha negado la veracidad de los correos electrónicos.
La Casa Blanca no ha comentado sobre la entrevista de McHugh. Cuando los correos electrónicos se revelaron por primera vez el mes pasado, un portavoz de la Casa Blanca le dijo a CNN: “Si bien Miller condena el racismo y la intolerancia en todas sus formas, quienes lo difaman están tratando de negar su identidad judía, que es una forma perniciosa de antisemitismo”.
McHugh dice que fue presentada a Miller en junio de 2015 por un colega de Breitbart, Matthew Boyle, cuando se convirtió en reportera, después de editar la página principal y las historias del sitio. Tenía 23 años en ese momento.
“Miller me fue presentado como alguien de quien tomaría dirección editorial ya que estaba informando sobre la actualidad de la inmigración y la justicia penal”, dice ella. “No fue como, ‘aquí hay alguien de una oficina del Senado, él puede contarle historias’. Se entendió que Miller tenía control editorial sobre la sección política “, aseguró.
Elizabeth Moore, vicepresidenta de Relaciones Públicas y Comunicaciones de Breitbart, dijo en un comunicado a CNN: “Esta persona (McHugh) fue despedida hace años por una multitud de razones, incluida la mentira, y ahora tienen una idea mayor de las causas por las que fue despedida. Habiendo dicho eso, no es exactamente una noticia de última hora que los empleados políticos le cuenten historias a los periodistas, a veces son exitosas, a veces no”.
McHugh dijo que Miller le señalaría crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados, como el asesinato de Kate Steinle en San Francisco, con el subtexto de que frenar la inmigración de ciertos países reduciría el crimen. Ella también buscaba su opinión.
En octubre de 2015, McHugh le preguntó a Miller si creía que un desastre natural en México podría llevar a las personas a la frontera con Estados Unidos. Él respondió: “100 por ciento”, según los correos electrónicos que McHugh le dio al Southern Poverty Law Center (SPLC) y luego a CNN.
Luego planteó la posibilidad de que a esos potenciales inmigrantes se les permitiera quedarse en Estados Unidos con el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), la categoría especial otorgada a sobrevivientes haitianos del devastador terremoto de 2010, entre otros.
El TPS se está dando a los ciudadanos de países que no pueden regresar de manera segura debido a un desastre ambiental, una guerra o condiciones extraordinarias que son temporales.
“Wow. Ok. ¿Hay precedentes de esto?” McHugh preguntó, a lo que Miller respondió con un enlace a un artículo en un sitio web extremista que promueve la teoría racista del “gran reemplazo”, que dice que los blancos se enfrentan al genocidio.
McHugh le dijo a CNN: “Quiero enfatizar … que esos correos electrónicos ahora son política de la Casa Blanca”.
La administración Trump decidió no ofrecer la ayuda humanitaria de TPS a los sobrevivientes del huracán Dorian que arrasó con parte de las Bahamas este verano. Estados Unidos también está en proceso de rescindir el TPS otorgado previamente a personas de El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua y Sudán. La administración ha dicho que las terribles condiciones originales ya no están presentes.
Llamar a alguien un supremacista blanco es un ataque muy fuerte y personal, pero McHugh no duda en denunciar a Miller por lo que sabe de él y cómo vio en él un alma gemela cuando estaba en una senda racista.
“Absolutamente lo llamaría un supremacista blanco”, dice ella. Su impulso ideológico es “supremacía blanca y antiinmigración especialmente”, agrega.
McHugh una vez siguió el mismo camino de odio que Miller. Cuando se mudó por primera vez a Washington, salió con un nacionalista blanco y ellos y sus amigos pasaban el rato en una casa que llamaron “la casa del odio”.
Ella tuiteó declaraciones intesamente racistas e islamofóbicas, pero dice que todavía se estaba divirtiendo y teniendo vida social.
Cuando fue a trabajar para Breitbart dice que se aisló más, trabajando largas horas a distancia sola y eso la ayudó a ser susceptible a lo que ella llama “radicalización” por parte de Miller y otros.
“Mi mundo se cerró más y me volví mucho más intensa. Me enorgullecí y me enojé más y más”, dice ella. “A menos que te detengas, ya sabes, los objetos en movimiento, permanecen en movimiento. Simplemente empeora”.
En ese momento, ella disfrutaba del éxito y estaba cerca de un creador de políticas que, según ella, también tenía el oído del entonces presidente ejecutivo Steve Bannon y otros líderes de Breitbart.
Bannon luego se unió a la campaña de Trump como director Ejecutivo y trabajó en la Casa Blanca durante unos seis meses como estratega jefe.
“Es muy emocionante dar forma a las noticias”, dice McHugh. “No era lo suficientemente consciente de mí misma … para darme cuenta de que lo que estaba haciendo era extremadamente perjudicial. Esperaba que pudiéramos intercambiar ideas entre nosotros y … fue agradable poder hablar con alguien porque estaba muy aislada y esperaba que … pudiéramos ser una especie de amigos”.
Eso no sucedió, dice McHugh, pero ella y Miller se mantuvieron en contacto repetido, a veces casi constante.
“Hablamos con tanta frecuencia y éramos amigos el uno con el otro, pero nunca fue así, no había una amistad allí porque no era como, ‘oye, ¿cómo va tu día?’”.
Y McHugh admite que ella estaba viajando cada vez más por la madriguera del conejo de la intolerancia, enviando tuits viles que eventualmente la llevaron a su despido después de que CNN los destacó, entre otros.
McHugh dice ahora que haber sido despedida de Breitbart fue lo mejor que le pudo haber pasado. Ella tomó trabajos con sitios web de ultra derecha justo después de su expulsión, pero finalmente fue despedida de esos trabajos también.
“Pude romper con lo que francamente era una cultura tóxica y una máquina de radicalización, especialmente para los jóvenes como yo”.
Ella dice que comenzó a ver que Miller tenía pies de barro unas semanas después de ser despedida, cuando tuvo un intercambio polémico con Jim Acosta de CNN sobre la inmigración estadounidense y el poema en la Estatua de la Libertad que dice “dame a tus rendidos, a tus pobres, a tus masas hacinadas anhelando respirar en libertad”.
“Lo ves destrozando el poema de Emma Lazarus al pie de la Estatua de la Libertad”, dice ella. “Me pareció extraño que dirigiera esa, como hostilidad, acerca de darle la bienvenida como a la gente más desesperada del mundo en un país que es mejor para eso, como un lugar más seguro”.
Cuando Acosta sugirió que Miller estaba “tratando de diseñar el flujo racial y étnico de las personas en este país”, respondió, acusando al periodista de “sesgo cosmopolita”. Los críticos señalaron que la frase se ha utilizado para contrarrestar los argumentos de los regímenes racistas durante décadas.
McHugh describe que mostrar sus puntos de vista sobre la supremacía blanca fue como “sacar la metralla de mi cerebro”.
Una vez vilipendiada por el centro y la izquierda, ahora es un objetivo de todos los lados, pero sabe que está en su viaje lejos de ser una supremacista blanca.
“Creo que es importante hablar de esto públicamente porque la gente necesita saber”, dice ella. “Es un peligro grave y veo a otras personas más jóvenes que yo yendo por ese mismo camino”.
Más de 100 demócratas en la Cámara y 27 senadores han pedido que Miller se vaya.
Pero McHugh dice: “Ningún republicano ha pedido la renuncia de Miller. Eso debería aterrorizarnos como país”.
La política de McHugh ahora se ha desviado hacia la izquierda. Incluso ha donado a la campaña presidencial del senador demócrata Bernie Sanders, en parte debido a sus llamados a “Medicare para todos”, dice ella.
Ella tiene diabetes, alopecia y otros problemas médicos. No tiene un hogar permanente en este momento y solo un trabajo de medio tiempo, pero dice que le gustaría dar más a la campaña de Sanders de ser posible.
En un momento ella se quiebra anímicamente. Sus hombros tiemblan. Las lágrimas brotan. Ella se disculpa por el daño que dice haber causado. Dice que ahora está haciendo lo que su educación católica le ha enseñado. Hacer las paces y arrepentirse. Ella quiere que Miller haga lo mismo. Y renunciar.
“Estaba en un mundo muy oscuro y muy pequeño y era una persona muy enojada”.
Mallory Simon de CNN contribuyó a esta historia.