Nueva York (CNN Business) – Hace una semana, Darrin Dixon no estaba tan preocupado por el coronavirus.
Ahora está perdiendo el sueño ante la posibilidad de que el virus pueda costarle su camión de comida y su negocio de catering, que genera tres empleos, incluido el suyo.
Las ventas en el camión de comida de Dixon, KC Cajun, se desplomaron esta semana debido a que los negocios en el centro de Kansas City, Missouri, donde reside, han cambiado a trabajar desde casa. Su negocio de catering está teniendo cancelaciones como nunca antes había visto.
“Sé que estoy estresado. He tenido una noche de insomnio. Da miedo porque no sabemos qué vamos a hacer”, dijo Dixon.
Su situación es un presagio de los problemas que enfrenta la economía estadounidense por el coronavirus, que podrían ser mucho más profundos y extendidos de lo que inicialmente parecía.
Y debido a que la situación afectará particularmente a las pequeñas empresas como la de Dixon, la economía podría tardar años en recuperarse por completo, incluso mucho tiempo después de que la crisis del coronavirus haya pasado.
No solo los trabajos en aerolíneas, hoteles, parques de atracciones y eventos deportivos están en riesgo. Son los camiones de comida que sirven a los trabajadores de oficina o estudiantes escolares que ahora se quedan en casa. Son las tintorerías que limpian la ropa de vestir que no se usará cuando los trabajadores se mantengan alejados de sus oficinas. Son estilistas, paseadores de perros, niñeras, trabajadores de restaurantes y otros que brindan servicios que las personas ya no necesitan o no pueden pagar.
Más de la mitad de los empleos en EE. UU. están en riesgo
Casi 80 millones de empleos en la economía de EE. UU. están en riesgo alto o moderado hoy, según un análisis de Moody’s Analytics de la semana pasada. Eso es más de la mitad de los 153 millones de empleos en la economía en general.
Eso no significa que todos esos trabajos se perderán. Pero es probable que hasta 10 millones de esos trabajadores puedan ver algún impacto en sus pagos, ya sea con despidos, licencias, menos horas o recortes salariales, dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics.
De esos 80 millones de empleos, Moody’s Analytics proyecta que 27 millones están en alto riesgo debido al virus, principalmente en transporte y viajes, ocio y hospitalidad, servicios de ayuda temporal y extracción de petróleo. Tal vez el 20% de esos trabajadores, que comprenden alrededor de 5 millones de empleos, se verán afectados, dijo Zandi.
Se considera que los otros 52 millones de empleos enfrentan “riesgo moderado”. Se encuentran en áreas como venta minorista, fabricación, construcción y educación. Unos 5 millones de esos trabajadores podrían quedar desempleados o subempleados.
“La gente va a comprar menos de todo. La bolsa de valores está bajando y acabando con los ahorros”, dijo Zandi. “Están preocupados: ‘¿Me voy a enfermar? ¿Mis padres se van a enfermar?’ Esa es la receta para las personas que ingresan al búnker y para la pérdida de empleos”.
El impacto en la economía podría llegar rápidamente. Cuando se cuenten los cambios delas cifras de empleo la próxima semana, podría verse una pérdida de hasta 1 millón de empleos, según Kevin Hassett, expresidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca bajo el presidente Donald Trump.
Eso sería significativamente peor que los 800.000 empleos perdidos en marzo de 2009, el peor mes de la Gran Recesión. Esa también fue la caída de los empleos en un mes desde que la economía de EE. UU. cambió el primer mes después de la Segunda Guerra Mundial.
“Estamos viendo una de las cifras negativas de empleo más grandes que hayamos visto”, dijo Hassett a CNN el lunes. Explicó que incluso si no hay un gran aumento en los despidos, la economía necesita un cierto nivel de contratación para equilibrar el número normal de personas que están dejando sus trabajos.
“El problema es que pensamos que la próxima semana … no habrá contrataciones”, dijo.
Encontrar un nuevo empleo será difícil
Debido a que Estados Unidos está ahora en lo que es una congelación virtual de contratación nacional, muchos de los que pierdan sus trabajos tendrán problemas para encontrar uno nuevo. Una encuesta semanal de 350 empresas realizada por Moody’s Analytics descubrió que, en diciembre, el 41% de las empresas estaban contratando. A partir de una encuesta del viernes, eso ha bajado al 12%.
La firma de colocación laboral Challenger, Gray and Christmas ha visto una caída similar en las empresas que buscan contratar. Las compañías de atención médica buscan ayuda, pero la mayoría de las otras empresas están congelando las contrataciones, dijo Andrew Challenger, vicepresidente senior de la firma.
“Los empleadores dejan de contratar en medio de tanta incertidumbre, cuando no pueden estar seguros de hacia dónde irá su negocio en los próximos meses. Veremos que esos efectos en la mano de obra comenzarán a acumularse muy rápidamente”.
Hasta ahora, el porcentaje de empresas que están dando licencias a sus trabajadores no ha aumentado, según la encuesta de Moody’s. Todavía está en el 19%, con pocos cambios respecto a los últimos meses. Pero Zandi cree que eso está a punto de cambiar radicalmente.
“La semana pasada se trató de detener la contratación. La próxima semana se tratará de despedir trabajadores”, dijo Zandi.
El verdadero golpe a la economía de la crisis podría estar en todas las pequeñas empresas que no podrán reabrir cuando la crisis termine.
“Creo que las grandes compañías serán más lentas en los despidos. Tratarán de superar esto”, dijo Zandi. “Pero muchas de estas pequeñas empresas no tienen el efectivo para capear la tormenta. No me resulta obvio decir cómo podemos ayudarlas. Es difícil para el gobierno tratar de llevar efectivo y crédito a las pequeñas empresas”.
La velocidad de la crisis perjudica a las pequeñas empresas
Lo que es especialmente difícil para muchas pequeñas empresas es la rapidez con que han cambiado las condiciones.
“Estábamos en un evento el domingo pasado. Estábamos haciendo reservas. La gente estaba haciendo depósitos de US$ 500”, dijo Dixon, operador de camiones de comida de Kansas City.
Hace dos años, Dixon gastó US$ 90.000 para poner en marcha su negocio con la ayuda de un préstamo bancario que conlleva un pago mensual de US$ 1.500.
“El pago vence el día 15 del mes. Apenas lo hicimos este mes. No sabemos si estaremos operando dentro de un mes”, dijo.
Dixon no es el único preocupado por cómo va a superar esta crisis.
Tiffiny Baker es una estilista que divide su tiempo entre St. Louis, Missouri, y Las Vegas.
Estaba bien hasta hace una semana, cuando comenzaron a surgir las primeras cancelaciones. Ella cree que parte de la caída repentina se debe a que sus clientes, que incluyen camareras y bailarinas en Las Vegas, ya no tienen dinero para gastar. Está asustada y se pregunta cómo se las arreglarán ella y otros estilistas dada la fuerte caída en su negocio.
“No tenemos la opción de obtener un rescate”, dijo. “Si no trabajamos, no podemos comer. Y no podemos trabajar desde casa. Tengo miedo”.
- Haley Draznin y Richa Naik de CNN contribuyeron a este informe