(CNN Business) – La Reserva Federal y otros bancos centrales en todo el mundo han tomado medidas rápidas y coordinadas para ayudar a estabilizar tanto la economía global como los mercados financieros. En ese sentido, han destinado estímulos de billones de dólares durante la pandemia de coronavirus.
Los políticos en Washington también han dado un paso al frente. Según se reporta, el Congreso está cerca de aprobar un paquete de ayuda financiera para ayudar a los consumidores y las empresas en dificultades.
Otro músculo de estímulos podría provenir potencialmente de las grandes empresas estadounidenses. Las compañías pueden (y deben) ayudar a la economía al poner en funcionamiento sus amplias reservas de efectivo.
Las empresas cuentan con bastante efectivo, y muchas de ellas están comenzando a entender que pueden darle un mejor uso que simplemente recompensar a los accionistas con recompras de acciones y dividendos: también pueden apoyar a sus trabajadores y a otros estadounidenses.
Las grandes empresas tienen mucho efectivo disponible
Las compañías no financieras en Estados Unidos (es decir, empresas que no son bancos) tienen aproximadamente más de 1,5 billones de dólares en efectivo en sus balances, según un análisis hecho por Moody’s a finales del año pasado. Eso es mucho efectivo para trabajar.
Si se usa para ayudar a las personas que están en aprietos por el brote de coronavirus (es decir, empleados en vez de inversores), se podría contribuir en gran medida a mantener a flote la economía estadounidense en medio de la pandemia.
Las empresas estadounidenses de primer nivel como Facebook, CVS, Walmart, JPMorgan Chase y Kroger se encuentran entre las múltiples que ya han anunciado bonos para algunos de sus trabajadores.
“Es algo sin precedentes. Por lo tanto, el estímulo de las grandes empresas de Estados Unidos tiene sentido si se hace sobre una base de caso por caso”, señaló Scott Clemons, estratega en jefe de inversiones de Brown Brothers Harriman.
Gran parte del estímulo podría provenir de la industria tecnológica. Después de todo, Apple, Microsoft, la empresa matriz de Google Alphabet, Amazon, Facebook, Cisco y Oracle acumulaban casi la mitad del efectivo –aproximadamente 638.000 millones de dólares– que Moody’s citó en su informe.
Las compañías (como Apple) que todavía tienen mucho efectivo en el extranjero deberían poder devolver gran parte de ese dinero a Estados Unidos después de los cambios en la legislación fiscal realizados en 2017, que redujeron la tasa de impuestos para repatriar activos en el extranjero.
Cisco destacó en un correo electrónico enviado a CNN Business que ya está planeando donar 225 millones de dólares en efectivo a organizaciones sin fines de lucro de todo el mundo, así como a organizaciones benéficas en el lugar de su sede principal para ayudar a los residentes de bajos ingresos del condado de Santa Clara de California.
Y Facebook dijo que está trabajando de cerca con los proveedores para asegurarse de que sus empleados se mantengan seguros y saludables.
“Facebook pagará a los empleados contingentes que no puedan trabajar debido a la reducción del personal requerido mientras trabajan desde casa, cuando cerramos una oficina, cuando decidamos enviar a un empleado a casa o cuando estén enfermos”, indicó Anthony Harrison, portavoz de Facebook, en un comunicado enviado a CNN Business.
Apple, Microsoft, Google, Amazon y Oracle no respondieron de inmediato a la solicitud para realizar comentarios. Pero varias de estas compañías ya han usado su efectivo para ayudar a los necesitados.
Además de anunciar bonos en efectivo para los trabajadores, Facebook también ha reservado 100 millones de dólares para subsidios en efectivo a pequeñas empresas.
Amazon está contratando a 100.000 trabajadores para sus centros de distribución con el fin de mantenerse al día ante la demanda de compras en línea. Y Apple también ha anunciado varias donaciones en efectivo, así como planes para regalar máscaras faciales industriales a trabajadores de la salud en Estados Unidos y Europa.
Es un comienzo, pero las grandes empresas estadounidenses probablemente deberían –y con suerte lo harán– hacer aún más.