(CNN Business) – Mientras las empresas permanecen cerradas por la pandemia de coronavirus, una crisis laboral implacable continúa llevando a miles de estadounidenses a las listas de desempleo.
Otros 5,2 millones de trabajadores en Estados Unidos solicitaron asistencia económica por desempleo la semana pasada, según el Departamento de Trabajo. Lo que eleva a 22 millones el número total de estadounidenses que han presentado sus peticiones iniciales de desempleo desde el pasado 14 de marzo. Una cifra que es aproximadamente el 13,5% de la fuerza laboral.
En general, las últimas cuatro semanas han representado el aumento más grande y más drástico en las solicitudes registradas desde que el Departamento de Trabajo comenzó a rastrear la información en 1967. La situación está saturando la capacidad de las agencias estatales de desempleo para manejar la cantidad de solicitantes, además de amenazar con agotar los fondos fiduciarios para desempleo de algunos estados en las próximas semanas.
Otras crisis laborales se han desarrollado de manera más lenta. En la Gran Recesión, por ejemplo, el empleo se redujo en 8,6 millones de trabajadores desde su pico en noviembre de 2007 hasta el mínimo en diciembre de 2009.
En esta ocasión, los despidos masivos y las licencias ocurrieron repentinamente cuando los estados promulgaron los cierres de todos los negocios, excepto los esenciales, para frenar la propagación de la pandemia de coronavirus.
Ahora se espera que tasa oficial de desempleo del país —que aumentó al 4,4% en marzo después de alcanzar un mínimo histórico de 3,5% en febrero— llegue a los dos dígitos en abril.
“Abril con seguridad será verdaderamente impactante”, escribió Brian Coulton, economista en jefe de Fitch Ratings, en comentarios enviados por correo electrónico. Él estima que la tasa de desempleo podría dispararse a cerca del 15% este, un nuevo máximo luego de la Segunda Guerra Mundial.
Durante la pandemia de coronavirus, los despidos afectaron inicialmente más a los empleos de servicio. Los trabajadores de minoristas, restaurantes y hoteles, por ejemplo, fueron quienes primero perdieron sus puestos.
Ahora, a medida que se desata una profunda recesión económica, las pérdidas de empleos también podrían comenzar a afectar a los trabajadores de oficina y administrativos.
“En la medida en que continúen los cierres, las pérdidas de empleos probablemente se extenderán a otras áreas del mercado laboral, como los servicios comerciales y profesionales, en los las empresas pueden comenzar a ver menores ingresos por un retroceso de la demanda”, señaló Robard Williams, vicepresidente senior del Servicio de Inversores de Moody’s.
Muchos economistas creen que el aumento en el desempleo será temporal y que muchos –pero no todos– de los trabajos que se perdieron por cuenta del coronavirus se recuperarán cuando termine la crisis. Pero en última instancia, sus pronósticos son muy inciertos, y el repunte económico dependerá del curso del virus.
Hasta que se establezca una recuperación, la confianza del consumidor y el gasto también disminuirán.
“Dado el enorme impacto que los consumidores tienen no solo en la economía de Estados Unidos, sino también en la economía global, esto va a ser duro”, indicó Michael Arone, estratega en jefe de inversiones de State Street Global Advisors.
Un golpe para el sistema de desempleo de EE.UU.
Mientras tanto, las crecientes demandas continúan abrumando a los departamentos estatales de trabajo. Muchas agencias están contratando trabajadores adicionales y apresurándose a lanzar actualizaciones de tecnología que permitan atender las solicitudes.
Las solicitudes iniciales representan las peticiones por primera vez de asistencia económica por desempleo, y no todas esas solicitudes resultan en que de hecho las personas reciban la ayuda. Para la semana que terminó el pasado 4 de abril, aproximadamente 12 millones de estadounidenses recibían la asistencia, según el Departamento de Trabajo. Ese número también se encuentra en su punto más alto. En comparación, en el mayor pico de la Gran Recesión, no más de 6,5 millones de trabajadores recibían los beneficios de desempleo en un momento dado.
También se espera que pronto algunos estados se queden sin fondos para la asistencia económica por desempleo.
Seis estados —incluido Nueva York, que concentra el mayor número de casos en EE.UU.— solo podrán financiar hasta 10 semanas de auxilios económicos de sus arcas estatales antes de que el dinero se agote y tengan que recurrir al gobierno federal para obtener fondos adicionales, según una estimación reciente de la Tax Foundation.
A eso se suma que otros 15 fondos fiduciarios estatales no cumplen con el nivel mínimo de solvencia recomendado por el Departamento de Trabajo, que requiere poder pagar la asistencia por desempleo durante un año en una recesión económica similar a la Gran Recesión.
La falta de fondos no afectará a los millones de estadounidenses que actualmente solicitan o reciben auxilios económicos: recibirán sus cheques semanales independientemente de la situación financiera del estado.
Los estados continúan siendo responsables por la parte que les corresponde del seguro de desempleo, que generalmente dura hasta 26 semanas. Si se agotaran sus fondos fiduciarios, podrían tomar préstamos del gobierno federal, pero algunos estados podrían terminar pagando intereses y los empleadores enfrentarían impuestos más altos para cubrir la deuda. Otras opciones que tienen son emitir bonos o retirar otros fondos estatales, que la mayoría de los estados no pueden permitirse a medida que el coronavirus causa estragos en los ingresos fiscales.
“La mayoría de los estados tienen relativamente pocas opciones”, destacó Jared Walczak, director de política fiscal estatal de Tax Foundation. “Los estados tendrán que endeudarse ampliamente. En última instancia, esto probablemente conducirá a impuestos más altos tanto a nivel federal como estatal sobre las empresas, que los estados quieren evitar el mayor tiempo que sea posible”.
Pero los estados no quedaron atrapados por la expansión histórica del programa de asistencia por desempleo recientemente aprobado en el Congreso como parte de su paquete de ayuda económica. El gobierno federal está pagando los costos del aumento temporal de 600 dólares en pagos semanales y la expansión a corto plazo de los auxilios para los afectados por el coronavirus y los trabajadores independientes, que se estima que costará alrededor de 250.000 millones de dólares.
Sin embargo, muchas personas y trabajadores independientes han dicho que están luchando para acceder a esos beneficios, debido a retrasos en el procesamiento y sistemas que no estaban equipados para manejar las solicitudes de los trabajadores independientes.
Clare Duffy de CNN Business contribuyó a este informe.