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El golpe de la pandemia a la industria del turismo
02:34 - Fuente: CNN

Bangkok, Tailandia (CNN) – Es un día soleado en la calle turística más famosa de Bangkok y la comerciante Cletana Thangworachai tiene el local abierto.

Su tienda de Khao San Road está llena de imanes brillantes, llaveros de elefante de colores y pantalones de algodón estampados que se han convertido en un uniforme no oficial para los mochileros en el sudeste asiático.

Pero por ahora, no hay nadie que los compre.

La pandemia de coronavirus ha tenido un impacto devastador en los viajes y la Organización Mundial del Turismo de la ONU estima que el turismo internacional podría disminuir hasta en un 80% este año frente a 2019, poniendo en riesgo al menos 100 millones de empleos.

En Tailandia, donde el turismo representa el 18% del PIB del país, la Autoridad de Turismo espera que el número de visitantes baje un 65% este año.

Muchos, como Cletana, están luchando para llegar a fin de mes. Antes de covid-19, ella podía ganar US$ 300 por día. En abril, Tailandia prohibió todos los vuelos internacionales al país, y ahora, sus ganancias diarias se redujeron a US$ 2, a veces incluso a cero.

Pero la mujer de 45 años, que ha estado vendiendo souvenirs en la calle durante más de una década, todavía abre su tienda todos los días, con la esperanza de tener suerte y que rara vez pase algún turista.

Con tanto en juego para los medios de subsistencia y las economías, los países de todo el mundo están buscando formas de mantener a flote las empresas turísticas.

Nueva Zelandia y Australia se han comprometido a crear una “burbuja de viaje” que permita las visitas entre los dos países, una vez que sea seguro hacerlo. China ha comenzado a permitir viajes nacionales, aunque sus fronteras aún están cerradas para la mayoría de los extranjeros. Tailandia está considerando centros turísticos especiales que funcionen como zonas de cuarentena.

Pero los expertos advierten que incluso con nuevas iniciativas, los viajes podrían tardar años en alcanzar los niveles anteriores a covid-19. E incluso cuando suceda, es posible que nunca volvamos a viajar de la misma manera.

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Burbujas de viaje

Bailarinas tradicionales tailandesas usan máscaras protectoras durante una presentación en el Erawan Shrine de Bangkok.

A corto plazo, el futuro del turismo son las burbujas de viaje regionales.

Australia y Nueva Zelandia se han comprometido con un corredor de viajes, que no se espera que ocurra durante algunos meses. En Europa, Estonia, Letonia y Lituania han anunciado planes para abrir sus fronteras internas a los ciudadanos de los tres países a partir del 15 de mayo.

Para la mayoría de los países, permanecer aislados no es una opción que puedan pagar a largo plazo, y los expertos predicen que es solo cuestión de tiempo antes de que otros países creen sus propias burbujas de viaje.

Vietnam y Tailandia podrían considerar la creación de un corredor de viajes en los próximos meses, según Mario Hardy, con sede en Tailandia, director ejecutivo de la Asociación de Viajes de Asia Pacífico (PATA), una organización sin fines de lucro.

El analista de aviación Brendan Sobie espera ver acuerdos similares en Europa y América del Norte.

Cuando los países busquen socios para hacer estas alianzas, dice que considerarán algunos factores. Buscarán países que parezcan tener sus brotes bajo control, y que tengan estadísticas en las que puedan confiar.

Hardy piensa que también es probable que se mantengan regionales al principio.

También es probable que se emparejen con países con los que ya tienen fuertes relaciones geopolíticas, dice el geógrafo turístico de la Universidad de Hong Kong, Benjamin Iaquinto, y agrega que Nueva Zelandia y Australia ya tienen una relación política estrecha, por lo que su emparejamiento tiene sentido.

En Asia, la gran pregunta será sobre China, el mercado más grande del mundo para el turismo emisor.

Las encuestas muestran que los turistas chinos desean seguir con lo que conocen y no viajar demasiado lejos, dice Bill Barnett, director gerente de la consultora hotelera global C9 Hotelworks. Eso significa que Tailandia, que atrae a unos 11 millones de turistas chinos al año, podría ser uno de los primeros en abrir viajes a China.

China puede estar menos interesada en abrir viajes a lugares donde hubo un sentimiento anti-China durante el brote, lugares como Australia, dice Freya Higgins-Desbiolles, profesora titular de la Universidad del Sur de Australia que investiga el turismo.

“Creo que el turismo se verá afectado por los juegos o estrategias geopolíticas que se han desarrollado para aprovechar la crisis”, dice.

Y las burbujas serán volátiles. Si hay un resurgimiento de casos en un país, los corredores de viaje se cerrarán, agrega Hardy.

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Reapertura de las fronteras

Es probable que pase mucho tiempo antes de que viaje más allá de nuestras burbujas regionales, dicen los expertos.

Eso significa que para viajar desde Estados Unidos a Asia, por ejemplo, todavía falta mucho tiempo, señala Hardy.

“Hasta que tengan la situación bajo control dentro de Estados Unidos, ningún país o muy pocos países les permitirán viajar a sus destinos”, dice Hardy. “Otros que no tienen la situación bajo control se quedarán fuera por un período de tiempo”.

Para los países que dependen en gran medida del turismo, deberán equilibrar las preocupaciones de salud con las preocupaciones económicas. Pero incluso si sienten la presión de abrirse más allá de una burbuja, eso no necesariamente significa que verán una avalancha de visitantes.

“Si un país quiere abrirse, pero nadie se siente cómodo yendo a ese país por alguna razón, no va a funcionar”, señala Sobie.

Y todavía puede haber estrategias de viaje además de burbujas.

Tailandia está considerando abrir ciertas áreas para turistas extranjeros, lo que significa que los visitantes están efectivamente contenidos en un lugar, como una isla.

“Esto será beneficioso tanto para los turistas como para los residentes locales, ya que esto es casi una especie de cuarentena”, dice el gobernador de la autoridad de turismo de Tailandia, Yuthasak Supasorn.

Pero el atractivo de eso dependerá de qué reglas de cuarentena se mantengan: si los australianos aún necesitan pasar por una cuarentena de dos semanas después de regresar de unas vacaciones en Tailandia, es posible que no estén demasiado interesados en un retiro en la isla.

Mientras tanto, los países que normalmente atraen a un gran número de estudiantes extranjeros pueden analizar las reglas de alivio para dejarlos entrar. Eso incluye a Nueva Zelandia, que está considerando permitir que los estudiantes extranjeros vuelvan al país si completan una cuarentena de dos semanas, según informó la emisora nacional Radio New Zealand.

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Pasaportes de inmunidad

Después del 11 de septiembre de 2001, los aeropuertos de todo el mundo implementaron medidas de seguridad adicionales. Los expertos esperan que con el coronavirus pase lo mismo pero con un enfoque en la salud.

La pregunta que queda por responder es cómo serán esas medidas.

A los pasajeros se les puede verificar su temperatura en el aeropuerto o hacerse una prueba de coronavirus antes de abordar el avión. Pero hay problemas que resolver al respecto. Las autoridades deberán estar seguras de que las pruebas rápidas sean precisas y decidir cuánto tiempo antes de un vuelo un pasajero necesita ser evaluado.

Otra sugerencia es que los pasajeros porten pasaportes de inmunidad, lo que significa que son inmunes al coronavirus. China ya ha lanzado algo similar: todos los ciudadanos tienen un código QR que cambia de color según su estado de salud. Necesitan mostrarlo para ingresar a restaurantes y centros comerciales.

Pero, de nuevo, hay problemas que deben resolverse.

Los pasaportes de inmunidad se basan en la idea de que las personas que se han recuperado de covid-19 no pueden reinfectarse. Pero por ahora, no hay evidencia de que tengan anticuerpos que los protejan de una segunda infección, según la Organización Mundial de la Salud.

Incluso si han desarrollado inmunidad, no está claro cuánto tiempo duraría. Además, todavía no tenemos pruebas de anticuerpos generalizadas, lo que sería necesario para que esto funcione.

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Los pasaportes de inmunidad también podrían usarse para indicar si una persona ha sido vacunada contra el coronavirus, pero podrían pasar 18 meses o más antes de que haya una vacuna en el mercado, y aún más antes de que haya vacunas masivas en todo el mundo.

“Entiendo que no se puede esperar que los viajes internacionales vuelvan a ser lo que eran antes realmente hasta que tengamos una vacuna”, dice Higgins-Desbiolles. “Mucho tiene que ver con adivinar en este momento y mirar hacia adelante”.

Lo que viene después

Con tanto desconocimiento sobre el futuro del turismo, hay una batalla en la industria sobre si esto podría terminar cambiando el turismo para siempre, posiblemente incluso para mejor.

Algunos, como Barnett, piensan que eventualmente las cosas volverán a la normalidad.

“No digo que vaya a suceder hoy o mañana, será una subida de dos años cuesta arriba para recuperar esto”, dice. “Esto no va a hacer un giro total en el negocio de los viajes”.

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Otros, como Hardy y Higgins-Desbiolles, ven esto como una oportunidad para un reinicio, un momento para considerar abordar problemas de larga data, como los efectos del sobreturismo en las culturas locales y el medio ambiente.

“Hay personas como yo que dicen que necesitamos repensar todo”, dice Higgins-Desbiolles.

“Si haces las cosas bien, cuando obtienes esta idea del turismo basada en esta idea de equidad, hospitalidad, respeto y buenas interacciones, todos se benefician de ella porque te sientes bienvenido como turista”.

Ella quiere ver un turismo más lento y reflexivo: un turismo que no solo beneficie al viajero, sino también a las economías y las comunidades locales.

En teoría, eso significa que personas como Cletana y otras personas que trabajan en Bangkok se beneficiarán. Pero por ahora, están más centrados en el futuro inmediato.

El jueves, Niwet Phumiwetsoonthorn, que conducía tuk-tuks en Khao San Road, dijo a CNN Travel que sus ingresos diarios habían bajado de hasta US$ 70 a US$ 2 o incluso nada. No tiene dinero para enviarles a su esposa e hijos que están en otra provincia.

Por primera vez en su vida, ha estado haciendo cola para donaciones de alimentos.

“Simplemente no puedo pasar todo el día dentro de mi habitación y ver noticias en la televisión. Me pone aún más ansioso”, dice Niwet, que todavía espera en la calle con sus amigos aunque no tiene clientes. “Nos estamos animando unos a otros para pasar el día”.

La dueña de la tienda, Cletena, una viuda con un hijo que requiere tratamiento por problemas de salud, tiene pocos ahorros y ningún plan B.

“No sé si esto mejorará ni cómo va a mejorar”, dice. “Este tipo de brote: la gente tendrá miedo durante mucho tiempo”.