(CNN Español) – Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la compañía de biotecnología Moderna anunciaron que pudieron provocar la producción de anticuerpos neutralizantes contra el nuevo coronavirus. El hallazgo, realizado en ocho voluntarios que recibieron la vacuna, allana el camino para encontrar una cura al covid-19.
En este emisión, el doctor Elmer Huerta explica los detalles de esta investigación.
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Hola, soy el Dr. Elmer Huerta y esta es su dosis diaria de información sobre el nuevo coronavirus, información que esperamos sea de utilidad para cuidar de su salud y la de su familia. Hoy veremos en qué consiste un nuevo y prometedor tipo de vacuna.
Recientemente, se anunció que un nuevo tipo de vacuna, desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la compañía Moderna, ha sido capaz de provocar producción de anticuerpos neutralizantes contra el nuevo coronavirus en ocho voluntarios.
Sin duda esa es una muy buena noticia, porque lo primero que se busca al desarrollar una vacuna, es que sea capaz de que el ser humano reaccione, formando anticuerpos o inmunoglobulinas que impidan la infección con el virus contra el que se está haciendo la vacuna.
Como se explicó en un episodio anterior, la fabricación tradicional de una vacuna es un proceso lento y que demora muchos años.
Las vacunas contra enfermedades comunes como polio, sarampión, rubeola, neumonía, entre otras, tomaron muchos años -sino décadas- en desarrollarse.
Eso porque primero hay que aislar el virus causante de la enfermedad. Luego, a través de lentos procesos de ensayo y error, modificarlo o atenuarlo para que -al inyectarlo a una persona- no cause la enfermedad, sino que estimule al sistema para que produzca anticuerpos contra él.
Recordemos que el fundamento de una vacuna es que, al inyectar una versión modificada del virus, este engañe al sistema de defensa, haciéndole creer que está siendo atacado y que produzca anticuerpos neutralizantes, que idealmente duren de por vida.
La vacuna contra el covid-19 que acaba de anunciarse es completamente diferente y ha sido desarrollada en un tiempo récord.
Todo empezó el 11 de enero, cuando los científicos chinos dieron a conocer el genoma del nuevo coronavirus a través de internet.
A los dos días, el equipo del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de Estados Unidos y la compañía Moderna, ya habían identificado y codificado qué parte del virus era la que podía ser usada para preparar la vacuna.
Con esa información, a los 25 días de la selección de secuencia, los científicos ya habían preparado el primer lote de vacunas a ser probada, y a los 42 días la enviaron a los Institutos Nacionales de Salud para ser probada en voluntarios humanos.
Luego de que el proyecto fuera revisado por la FDA o Administración de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos, a los 63 días, le inyectaron la vacuna al primer voluntario, completándose posteriormente otros estudios, anunciándose finalmente, el 18 de mayo, que el sistema de defensa había producido -en ocho voluntarios- cantidades de anticuerpos similares a los producidos por personas que habían ya superado la infección natural por el nuevo coronavirus.
Lo interesante de esta nueva vacuna es que no usa al virus en su producto final.
Veamos cómo.
Sabiendo que el virus entra a la célula usando esas proyecciones -a manera de antenas- que tiene en su superficie, lo que han hecho los científicos es determinar la estructura de esa antena y han descubierto que es una proteína llamada spike, que en español podría traducir como estaca o punta.
Una vez descubierto que esa proteína es la que permite la entrada del virus a las células, los investigadores pensaron que sería posible estimular al organismo para que desarrolle anticuerpos para neutralizarlo e impedir por tanto la infección.
Para eso, decodificaron una molécula llamada ARN mensajero 1273, que es una especie de manual de instrucciones para fabricar la proteína spike y luego de purificarla, la inyectaron a los voluntarios.
Las células de la defensa de los voluntarios tomaron ese ARN mensajero 1273 y -teniendo ya el manual de instrucciones- empezaron a fabricar la proteína spike, que engañó al sistema de defensa, haciéndole pensar que el cuerpo estaba siendo atacado por el virus completo, logrando que los ocho voluntarios produjeran anticuerpos neutralizantes contra el nuevo coronavirus.
Como se ha visto, en esta vacuna no se ha usado el virus, sino una secuencia del virus, haciendo que sea el organismo de la persona vacunada la que produzca, tanto el estímulo (proteína spike), como los anticuerpos que reaccionen contra él.
Faltan aún más estudios para comprobar que este nuevo tipo de vacuna será útil, pero los científicos confían tanto en que funcionará, que ya están haciendo planes para producir mil millones de dosis por año.
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