(CNN) – Los principales asesores de salud del presidente Donald Trump dicen que la pandemia de coronavirus ha puesto a Estados Unidos de rodillas, en medio de un inquietante aumento en los casos. Pero Trump está ignorando el nuevo peligro, y además está usando la peor crisis interna en décadas como un punto de partida racista.
La mala gestión política de la situación, la evidente falta de una estrategia nacional y la lucha agotadora e inconclusa del país con el coronavirus se reflejó este martes en tres acontecimientos clave. Actualmente, la mitad de los estados de Estados Unidos están registrando un aumento de casos de la enfermedad con una situación especialmente aguda en Texas, Florida y Arizona, que adoptaron programas agresivos de reapertura de actividades. La Unión Europea, que ha tenido más éxito que Estados Unidos en el manejo del covid-19, advirtió que podría prohibir la entrada a los visitantes de Estados Unidos en lo que sería una gran vergüenza para Trump. Y el presidente persistió con su argumento contralógico de que Estados Unidos solo está viendo más casos del virus porque está haciendo más pruebas, dejando la implicación de que sería mejor si simplemente se ignoraran los casos en aumento, las infecciones y, en última instancia, las muertes.
Trump pasó el día en Arizona y encabezó una concentración en Phoenix, una ciudad donde el uso de mascarillas es obligatorio en público. Pero se negó a cubrirse la cara, junto con muchos seguidores que asistieron a su evento bajo techo. Y deleitó a sus fanáticos recitando un nombre racista para el virus que hace referencia a su origen en China.
“¿Kung-flu?”, dijo Trump, provocando rugidos de su multitud.
La historia era diferente en Washington cuando el principal especialista en enfermedades infecciosas del Gobierno, el Dr. Anthony Fauci, hizo lo que se está convirtiendo en una aparición pública cada vez más rara en una audiencia en el Capitolio, donde habló en contra de las garantías de Trump de que la enfermedad se está “desvaneciendo” y “desapareciendo”, advirtió que “ahora estamos viendo un inquietante aumento de contagios”.
Fauci, quien ha expresado constantemente su preocupación por la ola de agresivas aperturas económicas promovidas por el presidente, advirtió que las próximas dos semanas “serán críticas en nuestra capacidad para abordar esas oleadas que estamos viendo en Florida, en Texas, en Arizona y en otros estados. No son los únicos que tienen dificultades”.
Los casos cada vez más numerosos de coronavirus —que no representan la “segunda ola” que los expertos médicos han temido durante mucho tiempo, sino más bien la ampliación de la primera ola que golpeó con intensidad en las ciudades costeras y las zonas urbanas— están comenzando a plantear una pregunta desalentadora para los líderes políticos del estado y del país: ¿Empeorará la situación tanto que será necesario considerar un retorno a medidas más restrictivas e incluso quedarse en casa?
Tal paso, que en su mayoría han tomado gobernadores estatales republicanos, algunos de los cuales han prometido que no habrá retorno a los confinamientos, causaría una gran confrontación con el presidente, quien considera que un rápido resurgimiento económico es vital para sus esperanzas de ganar la reelección.
Estados como Arizona, Texas y Florida se están moviendo en la dirección equivocada, y cada vez hay más advertencias de que si permanecen en su curso actual, los hospitales podrían verse abrumados en las próximas semanas y meses, dejando a los líderes con opciones agonizantes de revertir las aperturas o de alguna manera aumentar la capacidad médica para lidiar con un número creciente de muertes.
Texas tuvo un nuevo registro de 5.489 nuevas infecciones en un solo día. El gobernador republicano Greg Abbott, un aliado clave de Trump, advirtió el lunes que los casos positivos diarios, las hospitalizaciones y la tasa de casos positivos se dispararon en su estado y podrían requerir una acción seria.
“Si tuviéramos que duplicar esos números durante el próximo mes, eso significaría que estamos en una situación urgente donde se requerirán acciones más duras para asegurarnos de contener la propagación del covid-19”, dijo.
Pero Lina Hidalgo, una jueza en el condado de Harris que incluye la ciudad de Houston, advirtió que las autoridades no tenían un mes para esperar.
“Estamos en el segundo nivel más alto de amenaza, de preocupación”, dijo Hidalgo a John King de CNN el martes.
“Y si estas cosas continúan, y lo estoy viendo día tras día, tendríamos que ponernos en rojo en ese momento, mi recomendación sería que todos se quedaran en casa nuevamente”.
Un país “de rodillas”
La esperanza de todos era que los estados que reabrieran primero encontrarían una manera de hacerlo sin provocar un aumento en nuevos casos y, por lo tanto, comenzarían a mitigar el terrible costo económico y los efectos psicológicos de las órdenes de confinamiento. Pero unos 25 estados ahora están viendo nuevas infecciones en aumento, mientras que la situación es estable en 12 y baja en 13. Es desalentador que la situación parece empeorar un poco más cada día. Estados como Michigan y California, que ya han experimentado meses dolorosos, han visto cómo sus curvas comienzan a aumentar nuevamente. Y mientras estados como Nueva York y las áreas metropolitanas de Washington comienzan a emerger tras los bloqueos, el empeoramiento de los datos en otros lugares ofrece presagios desalentadores.
El Dr. Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo en la misma audiencia que Fauci este martes, en un comentario que es poco probable que complazca a Trump, que el virus había “puesto a esta nación de rodillas”.
“Todos hemos hecho lo mejor que podemos hacer para combatir este virus”, dijo Redfield, pidiendo más inversiones en la infraestructura de salud del país.
Trump ha respondido a las últimas señales de advertencia con negación, enojo, preocupación por sus propias perspectivas políticas y al continuar celebrando el tipo de eventos (una aparición de estilo rally bajo techo en el golpeado estado de Arizona este martes) que ignoran los consejos básicos de los principales expertos de su propio gobierno y podrían exponer a los asistentes a infecciones, enfermedades graves o la muerte y ayudar a transmitir más infecciones.
Trump criticó las calificaciones de aprobación de Fauci en un tuit el martes, luego insistió en que no estaba bromeando durante el fin de semana cuando dijo a los partidarios que le había dicho al personal que redujera la velocidad de las pruebas de coronavirus, después de que sus altos asesores intentaran explicar el comentario como una broma.
“No bromeo, déjame decirte, déjame aclararte”, dijo Trump antes de partir hacia Arizona. “Al tener más pruebas, tenemos más casos”, agregó. Los expertos dicen que las pruebas son la clave para rastrear la verdadera incidencia de la enfermedad y romper las cadenas de infecciones. Fauci dijo que Estados Unidos planeaba evaluar a más personas, no menos. Y si bien Trump afirma que Estados Unidos lidera el mundo en número bruto de pruebas producidas, el total realizado durante cinco meses (22 millones, según Redfield) está muy por debajo de lo que los expertos en salud dicen que es necesario en términos per cápita para derrotar al virus.
Según un informe de la Universidad de Harvard, Estados Unidos necesita 5 millones de pruebas por día y se necesitarían 20 millones para movilizar completamente la economía. A modo de comparación con la capacidad de EE. UU., solo la ciudad de Beijing dice que ahora puede evaluar a 1 millón de personas por día.
Trump cofunde la lógica y contradice a sus propios funcionarios sobre las pruebas
El presidente apenas mencionó el coronavirus durante su visita a Arizona este martes, prefiriendo promocionar su muro fronterizo y desencadenar una nueva guerra cultural escupida por el derribo de estatuas de estadounidenses históricos contaminados por racismo. Esto a pesar del hecho de que el estado del Gran Cañón está registrando récords diarios en términos de nuevas infecciones por coronavirus.
Si bien a funcionarios como Fauci se les niega una plataforma en la Casa Blanca y se enfrentan a las críticas de Trump, funcionarios sin experiencia médica, como Larry Kudlow, director del Consejo Económico de Estados Unidos, son libres de estar en televisión y hacer evaluaciones inexactas de la situación.
“Hay algunos puntos críticos. Estamos en eso. Ahora sabemos cómo lidiar con estas cosas”, dijo Kudlow a CNBC el lunes.
Mientras tanto, los eventos del presidente envían exactamente el mensaje equivocado sobre precauciones como el distanciamiento social y el uso de máscaras, que son las únicas herramientas actuales para combatir un virus para el que hay pocos tratamientos, ninguna cura actual y ninguna vacuna.
“Aquí en Estados Unidos, a medida que estamos abriendo, estamos viendo aumentos en los casos, estamos viendo una vez más que los hospitales están abrumados”, dijo el Dr. Richard Besser, exdirector interino de los CDC, a “New Day” de CNN.
“Afortunadamente, estamos mejorando en términos de nuestro conocimiento sobre cómo tratar a las personas, y eso puede conducir a mejores resultados para algunos. Y eso es alentador. Pero tenemos un largo camino por recorrer y no podemos contar con que el virus se atenúa en términos de cómo ataca”.