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Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora frecuente de opinión de CNN, columnista colaboradora del Washington Post y columnista de World Politics Review. Sígala en Twitter en: @fridaghitis. Las opiniones expresadas en este comentario son las de la autora. Lea más artículos como este en cnne.com/opinión.

(CNN) – Cuando se dirigía al helicóptero que lo llevaría a una serie de eventos de campaña en Arizona el martes por la mañana, incluido otro acto multitudinario que pone en peligro la seguridad de las personas por la pandemia, el presidente Donald Trump hizo una pausa para llevar mentiras al país una vez más.

En el jardín de la Casa Blanca, Trump aclaró una de las declaraciones más escandalosas durante el acto del sábado en Tulsa, cuando dijo a sus seguidores presentes, quienes corrían el riesgo de infección, que el número de casos de covid-19 en Estados Unidos está aumentando porque el país está haciendo pruebas de diagnóstico a más personas. Por lo tanto, Trump dijo que le había indicado a su personal: “disminuyan la cantidad de pruebas, por favor”.

Debido a que los testeos salvan vidas, su equipo se apresuró a limpiar el desorden, y varios funcionarios afirmaron que Trump estaba bromeando. Pero el martes, cuando se le preguntó acerca de sus comentarios, el presidente declaró: “No bromeo”. Con eso, Trump aplastó la credibilidad de su personal leal, dejándolos como visibles responsables de su desempeño presidencial.

El lunes pasado (junio 22), la secretaria de prensa Kayleigh McEnany había negado repetidamente que Trump ordenara una desaceleración en la cantidad de pruebas, repitiendo que el comentario se hizo en broma, algo que el asesor comercial de Trump, Peter Navarro, y otros habían mantenido. Ahora tenemos la confirmación, por parte del propio presidente, de que no podemos creer lo que nos dicen.

Pero eso es apenas notable. Lo que se destaca del exabrupto de Trump antes de subir al helicóptero es su esfuerzo cada vez más decidido de mentirle al pueblo estadounidense sobre lo que está sucediendo con la pandemia en Estados Unidos. De ahí su afirmación falsa de que el aumento en la cantidad de pruebas es la razón de que haya mayores cifras de contagio.

Los test de diagnóstico, como explicó el Dr. Sanjay Gupta de CNN en respuesta a las mentiras expuestas en un artículo de opinión del vicepresidente Mike Pence, en realidad ayuda a bajar el número de contagios (y las muertes). “Si está haciendo suficientes pruebas”, tuiteó Gupta, “los casos deberían comenzar a disminuir, porque está identificando a los pacientes enfermos de forma temprana antes de que propaguen el virus”. Algunos lugares que están haciendo más test tienen menos casos, y viceversa.

Nuevamente, las pruebas salvan vidas. Trump ha afirmado que es una “espada de doble filo”. Pero no hay una segunda ventaja, no hay ningún daño que produzca la realización de estos exámenes de diagnóstico, excepto como Trump aparentemente lo percibe, en sus posibilidades de reelección.

Lo que Trump está tratando de hacer es convencer al público de que el desastre continuo que constituye su manejo de la crisis no es real. No miren el creciente número de casos y muertes, nos dice; es un espejismo. Todo está bien, según él.

Pero como dijo el martes el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., Dr. Robert Redfield, durante una audiencia en la Cámara de Representantes sobre la respuesta de Trump frente al covid-19, “probablemente vamos a gastar cerca de US$ 7 billones por un pequeño virus”.

El covid-19, dijo, “puso de rodillas a esta nación”. Y no ha terminado.

Aparentemente, Trump cree que hacer menos pruebas ayudará a crear la ilusión de lo contrario. Si muere más gente, que así sea. Esa es la misma táctica que impulsa la reapertura económica descuidada que anima, y el regreso a sus riesgosos actos de campaña, que ya pueden haber enfermado a varios de su propio personal.

Todo esto recuerda lo que dijo el exasesor de seguridad nacional John Bolton sobre la política exterior de Trump, en una entrevista reciente con ABC News. “Realmente no hay ningún principio rector”, dijo Bolton, “aparte de lo que sea beneficioso para la reelección de Donald Trump”.

A medida que se acercan las elecciones de noviembre, el manejo de la crisis sanitaria por parte de Trump se debe cada vez más a un cálculo del beneficio político propio que al bienestar del pueblo estadounidense.

La mayoría de los estadounidenses están de acuerdo en que Trump hizo un mal trabajo en las primeras etapas de la pandemia. Durante un tiempo escuchó a los expertos. Pero con el grupo de trabajo sobre covid-19 de la Casa Blanca en segundo plano, parece que la escucha de expertos ha terminado ahora, especialmente porque la elección está a poco más de cuatro meses.

El martes por la mañana afirmó que “la razón por la que tenemos más casos que otros países es porque nuestras pruebas son muchas”. Falso. Estados Unidos está probando una proporción menor de su población que muchos otros países.

Trump dijo: “Tenemos una tasa de mortalidad muy baja, casi la mejor del mundo”. Estados Unidos tiene una de las tasas más altas del mundo de muertes por covid-19 como en su población. Sobre todo, Trump, siempre victimizándose, quiere que creas que “estamos haciendo un gran trabajo. Nunca nos han acreditado por ello”.

Son mentiras, malditas mentiras y reflejan los esfuerzos de Trump por engañar al pueblo estadounidense y al mundo sobre una catástrofe de salud pública. Estados Unidos tiene el mayor número de casos y muertes por covid-19 en el mundo, el doble que la segunda nación más afectada, hasta ahora Brasil.

Cuando se trata de nuevas muertes esta enfermedad, no pruebas ni diagnósticos, muertes, Estados Unidos tiene un registro deprimente. Otros países ricos han bajado la curva.

Este país no lo ha hecho. Incluso, ni se compara particularmente bien con las naciones más pobres que luchan por contener el virus sin la abundancia de recursos de lo que Trump llamó “la economía más grande del mundo”, antes de que llegara la pandemia.

El presidente quiere que los estadounidenses crean que el problema ha terminado, que hizo un gran trabajo resolviéndolo, y que podemos comenzar a volver a la normalidad. Trágicamente, muchos gobernadores republicanos siguen su ejemplo, ignorando las recomendaciones de expertos gubernamentales, lo que está causando más muertes.

Más de la mitad de los estados en la Unión están viendo nuevos registros máximos en el número de casos. Las hospitalizaciones están aumentando, se proyecta que las muertes aumenten y el presidente miente al respecto para un beneficio político personal. La estrategia puede ser contraproducente, hasta ahora, como muestran las encuestas, pero Trump no ha recapacitado.

El presidente no causó el covid-19, pero en sus esfuerzos por proteger sus intereses políticos, está mintiéndole al pueblo estadounidense y provocando que individuos y políticos actúen de manera irresponsable. La torpe manipulación de los hechos por parte de Trump puede llevar a más estadounidenses a la muerte.