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Las veneradas (y extrañas) reliquias cristianas
La sangre de San Jenaro - Se dice que el recipiente que sostiene aquí el papa Francisco es la sangre seca de San Jenaro. El vial es conservado en la Catedral de Nápoles. Se exhibe tres veces al año para ceremonias de oración, durante las cuales se afirma que se vuelve líquida de nuevo. Sin embargo, no siempre lo hace, como en diciembre de 2016, cuando según la leyenda eso predice un desastre en el próximo año.
La lengua de San Antonio - San Antonio, a quienes los cristianos invocan cuando se les ha perdido algo, está enterrado en la Basílica de San Antonio en Padua, Italia. La iglesia también alberga un gran relicario que contiene su lengua. Según la leyenda de la iglesia, cuando el cuerpo de San Antonio fue exhumado años después de su muerte, la mayor parte de su cuerpo se había convertido en polvo. Su lengua, no obstante, estaba viva y húmeda.
Los huesos de San Pedro - El papa Francisco sostiene una caja, encontrada en una tumba bajo la Basílica de San Pedro en El Vaticano, que según la Iglesia contiene los huesos de ese santo. Las reliquias fueron descubiertas en 1940, pero el papa Francisco las exhibió públicamente por primera vez en 2013.
La Cruz de Cristo - Durante años han surgido incontables supuestos fragmentos de la cruz en la que Jesús fue crucificado. Los historiadores dicen que estas reliquias se pueden rastrear hasta Santa Helena, la madre del emperador Constantino, el primero en convertirse al cristianismo. Se dice que por revelación milagrosa, Helena era capaz de discernir cuáles eran reales. Se dice que dejó una pieza en Jerusalén y se llevó el resto a Europa.
La Cabeza de Santa Catalina de Siena - Esta religiosa era conocida por sus visiones milagrosas y su trabajo para ayudar a los enfermos y pobres. Hoy los visitantes pueden ir a un homenaje un poco macabro: más de 600 años después de su muerte, la cabeza de Santa Catalina sigue en exhibición en la Basílica de San Doménico.
El Manto de Turín - Se cree que este manto fue con el que se sepultó a Jesús, pero la ciencia sugiere que no fue así. La datación de carbono indica que pertenece al siglo XIII o XIV.
El velo de Verónica - La leyenda dice que Jesús estaba siendo llevado a la colina donde sería crucificado cuando Verónica lo encontró en el camino. Usó un trozo de tela para limpiarle el rostro de sudor y sangre, y supuestamente en el velo apareció la imagen del rostro de Cristo. La existencia del velo nunca ha sido probada o desmentida, pero hay muchas copias que dicen ser las reales.
La corona de espinas - Según la Biblia, a Jesús le pusieron en la cabeza una corona de espinas antes de su crucifixión. Esta está en la Catedral de Notre Dame en París.
La Lanza Sagrada - Según el evangelio de Juan, un soldado romano perforó el costado de Jesús con una lanza durante su crucifixión. Muchas reliquias que dicen ser la punta de esa lanza han surgido a través de la historia. También se le conoce como la Lanza del Destino y se dice que tiene poderes sobrenaturales.
El Sudario de Oviedo - Sudario significa "tela para el sudor" en latín, y este es un trozo de tejido con sangre que supuestamente se usó para rodear la cabeza de Jesús después de su crucifixión. Hoy la reliquia permanece en la Catedral de San Salvador en Oviedo, España.
La Sancta Camisia - Chartres alberga una de las catedrales góticas más impresionantes de Europa. La iglesia también alberga una de las reliquias más veneradas del Cristianismo: la Sancta Camisia. Se dice que la túnica fue usada por la Virgen María cuando dio a luz a Jesús.
La Cabeza de Santa Catalina de Siena - Esta religiosa era conocida por sus visiones milagrosas y su trabajo para ayudar a los enfermos y pobres. Hoy los visitantes pueden ir a un homenaje un poco macabro: más de 600 años después de su muerte, la cabeza de Santa Catalina sigue en exhibición en la Basílica de San Doménico.