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Los retratos de la violencia sexual en Haití
La fotoperiodista francesa Benedicte Kurzen viajó hasta Puerto Príncipe (Haití) para documentar la invisible crisis de violencia sexual en ese país. Gisele, de 20 años, fue una de las víctimas que narraron lo que vivieron: "Me llevó a un lugar aislado y me obligó a desnudarme. Me tocó y me violó. Le dije a mi familia lo que había pasado. Quiero que se haga justicia", contó Gisele. Los nombres han sido cambiados para proteger a las sobrevivientes.
El trabajo de Kurzen con las sobrevivientes de violaciones en Haití se dio gracias a la organización sin fines de lucro Médicos sin Fronteras (MSF), a cargo de la clínica Pran Men'm de Puerto Príncipe, que provee asistencia médica de emergencia en las críticas 72 horas posteriores al abuso sexual, así como atención médica y psicológica de largo plazo.
Stephanie (52 años): "Tenía un novio pero nos separamos. Tenía muchas otras novias y también varios hijos. Incluso hoy todavía cuido de dos de ellos. Un hombre y una mujer. Una noche, él llegó a mi casa y peleamos. Me violó tan brutalmente que comencé a sangrar. Mis hijos no saben lo que me pasó. No les conté nada".
Según el Informe de Actividad Internacional de MSF para el año 2015, más de un tercio de los 258 pacientes de la clínica que maneja la organización son menores de 18 años.
Marie (21 años): "Conocí a ese hombre en la calle. Comenzamos a chatear. Después de un tiempo le dije que estaba buscando trabajo. Inmediatamente me dijo que uno de sus amigos justo estaba buscando a alguien como yo. Dijo que teníamos que ir su casa a recoger unos documentos y cuando llegamos sacó una pistola. Ese día sucedió".
Anuncio de una peluquería en la ciudad haitiana de Croix-des-Bouquets.
El terremoto del 2010 desplazó a 1,5 millones de personas hacia campamentos temporales que les ofrecían algo de seguridad. Pero en marzo del 2015, más de 60.000 personas todavía vivían en esos campamentos. Esas condiciones precarias de vida y la falta de protección han hecho que las mujeres y los niños, especialmente, sean muy vulnerables a las agresiones sexuales.
Viviane (22 años): "Mi mejor amiga encontró la clínica de MSF en una red social. Fui de inmediato. El que me violó era un amigo del colegio. Me llevó a su casa para darme uno de sus libros. Le pregunté si estaría su padre y me dijo que sí. Cuando llegamos la casa estaba vacía. Me llevó a su cuarto y me forzó".
Kurzen pasó tres semanas en Puerto Príncipe para conocer mejor a las protagonistas de sus retratos. “Cada fotografía fue tomada después de una larga entrevista”, dice.
Kurzen le prestó mucho atención a los detalles para que las niñas y mujeres que fotografiaba se sintieran cómodas. Tomó las imágenes con una cámara de formato medio porque pensó que sería más discreta, menos ruidosa y permitiría que las protagonistas de las fotos pudieran verle la cara en cualquier momento. La cara de cada sobreviviente está oscurecida o aparece tapada con algún objeto.
Jeanne (31 años): "Estaba en mi casa y ya tarde en la noche se aparecieron dos hombres. Me violaron a mí y a mi hija. Me golpearon mucho en la cabeza porque les decía que me violaran a mí y no a mi hija. Desde ese momento tengo epilepsia. El Gran Creador me perdonó la vida... Tuve que huir y buscar refugio en otra parte porque ellos siguen dando vueltas por ahí. Ellos se llevaron todo".
Según la fotógrafa Benedicte Kurzen hay un estigma muy fuerte sobre las mujeres que han sido violadas en Haití y los recursos son escasos. Además, el aborto es ilegal, lo que limita aún más sus opciones.
Sarah (13 años). Su madre le dijo a Kurzen: "Él es alguien a quien conocíamos. Vivíamos en la misma zona del campamento. Ahora no aparece por ninguna parte. Nuestra carpa estaba rota y tenía un hueco enorme. Por ahí entró. Violó a Sarah, que estaba sola. Ella sueña con bailar, le encanta pero yo no quiero que lo haga. Siento que cuando baila es muy visible".