Mientras la mayoría de los presidentes de América Latina y del mundo decidieron participar en la 66 Asamblea General de la ONU, el mandatario ecuatoriano Rafael Correa optó por no hacerlo.
Argumentando que era inútil escuchar a casi doscientas delegaciones, Correa declinó participar en el máximo Foro mundial que reúne a 193 países del mundo y que tuvo como tema protagonista la solicitud de incorporación de Palestina como estado 194.
No obstante, el presidente Correa decidió ir a la Gran Manzana en el marco de dicha Asamblea, no para participar directamente en ella pero sí para aprovechar el marco de cobertura mundial y conceder entrevistas a importantes medios mundiales como CNN en Español, New York Times y Al Jazeera.
Entre sus objetivos centrales estuvo el promover la iniciativa Yasuní-ITT –para lo cual recibió un decidido apoyo del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon- quien no sólo apoyó la iniciativa del gobierno ecuatoriano, sino también la catalogó como un ejemplo en materia ecológica.
Este tema fue de los más relevantes de nuestra entrevista, así como el polémico tema de la libertad de expresión en Ecuador, especialmente álgido luego de la condena en contra del diario El Universo y tres de sus directivos.
La relación –o más bien la ausencia de ella- con su hermano Fabricio Correa, fue otro tema que no pasó desapercibido. Su forma de gobernar, su opinión sobre la declaratoria de persona non grata por parte del alcalde de Union Bay y sus planes futuros también fueron temas de una entrevista muy personal que tuvo como principal reto el abarcar tantos y tan importantes temas en solamente una hora de conversación.
Correa llegó con una puntualidad que me dejó perplejo tratándose de un jefe de estado en medio de una apretada agenda de solo dos días en Nueva York. Fue lo primero que le comenté y me dijo que la puntualidad es parte de la revolución ciudadana que está ocurriendo en Ecuador. La entrevista que pueden ver aquí se grabó con tiempos exactos para ir al aire sin necesidad de hacerle cortes de edición o quitar fragmento alguno. Así la transmitimos, tal cual.
Mi impresión es que realmente durante esa hora, el presidente tuvo la oportunidad de no ser sometido a un interrogatorio, algo que fue una queja frontal desde el inicio, sino a un dialogo respetuoso y con el propósito de escuchar sus puntos de vista.
Acepto que es difícil llevar un hilo conductor cuando el interlocutor interpela cada afirmación o pregunta que se hace, pero al final quedamos ambos satisfechos de haber abordado los temas en agenda y más. Al final de cuentas, siempre digo lo mismo, no importa el personaje, trato de ser un espejo para el entrevistado ante la audiencia, que se reflejen tal como quieran, la gente los lee tal como piensan.
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