Unos desconocidos, aparentemente de la ultraderecha judía local, incendiaron una mezquita en la localidad israelí de Tuba Zangaria, en la región de la Galilea. El fuego calcinó también textos sagrados musulmanes que se encontraban en el lugar
Posteriormente, hubo disturbios en los que la policía empleó gases lacrimógenos y granadas de percusión para disolver a cientos de manifestantes que denunciaron lo que para ellos ha sido una provocación inaceptable. No hubo víctimas.
Los líderes israelíes condenaron enérgicamente lo ocurrido. El presidente, Shimón Peres, visitó el lugar acompañado por los principales dirigentes religiosos del país, judíos, cristianos y musulmanes.
“Estoy profundamente conmocionado. No hay un solo israelí que no se avergüence de lo ocurrido”, dijo Peres en la mezquita incendiada.
Por su parte, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, aseguró que lo ocurrido “va en contra de nuestro valor supremo de respetar la libertad de culto”.
La policía comenzó una importante redada para detener a los responsables.
En las paredes de la mezquita se encontraron pintadas que, aparentemente, indicaban que los agresores querían así vengar la muerte hace unos días de un padre y su hijo de un año, habitantes de un asentamiento judío en la zona de Hebrón, en la Ribera Occidental.
Se cree que los dos murieron cuando una piedra lanzada por jóvenes palestinos alcanzó su vehiculo, hiriendo al conductor, que perdió el control y terminó despeñando el vehículo por un precipicio.
Sigue a José Levy en Twitter:
Segui @joselevycnn