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Por Maria Ressa, para CNN

Manila, Filipinas (CNN) – La devastación por una tormenta tropical que inundó el sur de Filipinas sigue en aumento. El número de víctimas mortales subió a 652, informó la Cruz Roja.

Cientos de personas permanecen desaparecidas después de que pueblos enteros fueran destruidos por el agua.

El hedor de los cuerpos sin vida impregna el aire mientras equipos de ayuda trabajan para ayudar a los supervivientes.

El desastre ha dejado escenas desgarradoras de familias con hijos buscando formas para pasar las festividades de la temporada navideña.

La gran mayoría de los muertos fueron encontrados en las ciudades de Iligan y Cagayán de Oro, reportaron funcionarios militares. Cuerpos de personas de los pueblos arrasados flotan en la costa noreste de la isla Mindanao.

Cinco personas murieron en un derrumbe, pero posiblemente el resto murieron en las inundaciones después del paso de la tormenta tropical Washi, que en filipinas es llamada Sendong.

Los sobrevivientes en las áreas más afectadas no tienen electricidad ni agua potable.

La inundación en la noche del viernes –después de 10 horas de lluvia- generó la devastación. Al menos 20 centímetros de lluvia cayeron en un lapso de 24 horas en algunas zonas.

Ríos y afluentes desbordados agravaron el desastre en las zonas bajas, y las autoridades dicen que el agua inundada alcanzó la altura de los techos de las casas.

Se estima que 100.000 personas están desplazadas, según información del Departamento de Bienestar y Desarrollo Social.

Richard Gordon, director de la Cruz Roja en Filipinas, viajará a la región afectada el lunes para evaluar los daños, dijo la organización.

“Ciertamente esto es una crisis humanitaria muy grave”, dijo Gordon el domingo.

Las autoridades han empezado a distribuir raciones de comida para algunas de las 10.000 familias afectadas por la tormenta, así como miles de cobijas y mosquiteros, dijo la Cruz Roja.

Los trabajadores de ayuda humanitaria piden agua potable, comida y ropa seca, y les han solicitado a los voluntarios que empaquen comida para enviársela a los desplazados.

La Secretaria de Estado de Estado Unidos Hillary Clinton expresó sus condolencias el sábado de parte del gobierno estadounidense y dijo que su país “está preparado para ayudar a las autoridades filipinas en su respuesta a la tragedia”.

Algunos filipinos dijeron que el desastre no tiene precedentes.

Benito Ramos, director del Consejo Nacional de Reducción de Desastres, cree que el evento está influenciado por el cambio climático y la deforestación.

Adicionalmente, las ciudades más devastadas –Cagayán de Oro e Iligan- se volvieron sumideros de agua que viene de tierras altas con bosques despejados. El agua de la provincia de Bukidnon llegó hasta Cagayán de Oro –la ciudad con mayor número de muertos- mientras que el agua en la provincia de Lanao del Sur llegó a Iligan.