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(CNNMéxico) -— A pesar de que la Constitución de Nicaragua impedía la reelección de presidentes, Daniel Ortega tomará posesión del poder este martes por tercera ocasión, la segunda consecutiva, por lo que gobernará durante los próximos cinco años.

El líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) encabezó el movimiento revolucionario que derrocó al régimen dictatorial de Anastasio Somoza en 1979. Nicaragua se vio envuelta en una guerra civil contra los rebeldes apoyados por Estados Unidos, durante la Guerra Fría. “En aquel momento, gran parte del país fue destruido”, considera el catedrátrico de la Universidad de Nueva York, Alastair Smith, autor de “The Dictator’s Handbook: Why Bad Behavior is Almost Always Good Politics” (Manual del dictador: por qué el mal comportamiento casi siempre es una buena política). Se instauró el servicio militar obligatorio y se racionó la comida en medio de un bloqueo económico ordenado por Washington. A pesar del reciente crecimiento económico, la pobreza de Nicaragua es una de las mayores del continente americano.

Después de una transición hacia la democracia, Ortega fue derrotado en las urnas en 1990. Todavía con influencia en la política, logró de nuevo el poder en 2006, después de casi dos décadas de gobiernos de derechas. La Constitución le impedía presentarse en 2011, pero “su control sobre la clase judicial le ayudó a que se anulara esa cláusula con el argumento de que se violaría sus derechos humanos”, dice Smith. El tribunal concluyó que ese apartado de la Constitución de alguna manera era inconstitucional. El 6 de noviembre, fue elegido con el 63% de los votos. Obtuvo 62 de los 90 escaños en disputa, cantidad suficiente para reformar la Carta Magna.

Con una imagen nueva de hombre pacífico, pregona una Nicaragua “cristiana, socialista y solidaria”, en un país mayoritariamente católico. Conjuga un perfil conservador en lo moral y el neoliberalismo en las medidas económicas, con promesas de ventajas fiscales para los empresarios. Se cambió la camisa verde de guerrillero por otras de tonos claros, y buscó créditos e inversiones en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en Washington.

Al mismo tiempo, declaró su lealtad y amistad al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al cubano Fidel Castro y al líder libio derrocado, Moammar Gadhafi.

“Ortega vive un proceso de identificación con Somoza muy fuerte. Su ambición de poder ha sido mucho más fuerte que sus principios”, dijo poco antes de la elección Dora María Téllez, la guerrillera que tomó el Palacio del Congreso en 1978 que derivó en la guerrilla.

Los 26 legisladores de la opositora alianza Partido Liberal Independiente (PLI), la segunda más votada en los comicios de noviembre, no asistirán a la toma de posesión por considerar inconstitucional y fraudulenta la elección de Ortega.

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