CNNE f5444a8c - 120202011140-egypt-5-story-top

Por James Montague*

(CNN) — La muerte de casi 80 fanáticos de fútbol al finalizar el encuentro entre Al Ahly, de El Cairo, y el Al Masry, en Port Said, Egipto, ha asombrado al mundo.

Mas de 1,000 fanáticos resultaron lesionados en escenas que dejarán una marca indeleble en el Egipto de la era post-revolucionaria, porque en este país, el soccer tiene una importancia mayor que en cualquier otro lugar.

La pasión por el fútbol siempre ha sido alta en Egipto. Los enfrentamientos en El Cairo entre Al Alhy y sus rivales de Zamalek, es el partido que engloba la mayor rivalidad en África, y tiene que ser jugado en terreno neutral, usualmente con un árbitro neutral, debido a una historia de enemistad y violencia.

En el 2009, un encuentro de clasificación para la Copa Mundial entre Egipto y Argelia fue la chispa que encendió levantamientos en El Cairo, Argel y mas allá. Pero el fútbol local también ha estado en primera fila en la revolución que llevó al derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak el año pasado.

Desde hace cinco años, grupos de fanáticos muy bien organizados y anti-autoritarios llamados Ultras, especialmente de Al Ahly y de Zamalek, han estado en conflictos con la policía en cuestiones de fútbol, argumentando una fuerte intervención de parte de la policía, impuesta por Mubarak. En un país en donde hay muy pocos espacios públicos, hay dos foros para mostrar su disconformidad: la Mezquita y el estadio de fútbol.

El líder de los ultras del Al Ahly, explicó en abril pasado que en Egipto “no existe el concepto de organización independiente, ni sindicatos ni partidos políticos”.

“Después empezamos a organizar a los ultras del fútbol, especialmente a los jóvenes, en grandes cantidades, sobre todo personas muy inteligentes que podían movilizarse con más rapidez. Nos temían”.

Cuando empezó la revolución, los grupos unieron fuerzas y dirigieron muchas de las protestas en el Tahrir Square de El Cairo. Algunos señalan que los ultras participaron en varias de las batallas clave. Pero eso no los ha hecho reconciliarse con las autoridades de la post-revolución.

Desde febrero, la violencia ha seguido arruinando el juego. La Asociación Egipcia de Fútbol hasta había considerado cancelar la liga de la temporada pasada.

Se culpó al vacío que dejó la seguridad de Mubarak cuando se mezcló con la población. Sin embargo, otras personas -algunos dentro del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto (SCAF)-, ven a los ultras como el problema.

En ese contexto, la muerte de los 73 fanáticos, en su mayoría seguidores del Al Ahly -si no es que todos-, dejará a muchos egipcios cuestionándose cómo y porqué pasa esto mientras la policía sólo observa.

Por ahora, el SCAF ha ordenado la cancelación de la liga mientras manejan uno de los peores disturbios civiles que ha tenido Egipto desde la revolución. Los fanáticos del Al Ahly han anunciado tres días de duelo mientras muchos otros toman las calles en protesta, demandando respuestas.

La tragedia vivida en Egipto va a repercutir mas allá del terreno de juego.

*Nota del Editor: James Montague es el autor del libro When Friday Comes: Football in the War Zone, que habla de fútbol y de política en el Medio Oriente.